Las bodas de plata de Kroos y Modric con Ancelotti
Los dos veteranos, cuyos contratos expiran en junio, nunca han sido suplentes en las 25 grandes citas en las que han estado plenamente disponibles para el técnico italiano
Una semana antes de viajar a Rabat para disputar el Mundial de Clubes, a Toni Kroos (33 años) le dio por mirar la estadística para ver cuántos minutos llevaba disputados. Para entonces, el debate en el Bernabéu sobre la vigencia de su alianza con Luka Modric (37) se había multiplicado, coincidiendo con la crisis post Qatar que sufrió el equipo. Sin embargo, el alemán observó satisfecho que, contra el ruido externo, era el tercer jugador del Real Madrid con más participación a esas alturas del curso. En la cabeza de Carlo Ancelotti, nunca hubo dudas.
Desde que los ha tenido a su disposición, ya en el final de su primera etapa (2014-15), jamás ha dejado a uno de ellos en el banquillo en una gran cita si estaban completamente sanos, algo que sí llegó a hacer Zinedine Zidane. El francés, aunque de forma puntual, cruzó ese río alguna vez. Por ejemplo, con Kroos ante el City o con Modric en tres clásicos. El italiano, por el contrario, de los 25 partidos de eliminatorias europeas, enfrentamientos con el Barça y finales en ambos periodos en los que ha podido alinearlos juntos, los ha reunido con una puntualidad máxima. Una decisión que influye en el patrón de juego y en el resto de piezas del equipo. “Aportan experiencia y personalidad en estos encuentros”, defendió Carletto el miércoles en el Camp Nou después de otra previa en la que se le volvió a interrogar varias veces sobre sus intenciones con ambos y después de que durante el choque los dos pasaran por tramos de dificultades hasta el descanso.
La apuesta, de nuevo innegociable, en una noche muy delicada para los blancos -a 12 puntos del Barcelona en Liga, con la necesidad de remontar el 0-1 en Copa y derrotado en los tres últimos clásicos- contrasta con la incertidumbre sobre el futuro de los dos jugadores. Sus contratos expiran en junio y su continuidad se decidirá “más adelante”, según apuntaban en el club a inicios de esta semana. Este viernes, en la previa del duelo ante el Villarreal (21.00, Movistar), Ancelotti aseguró que había “avances en las negociaciones” y confió en su continuidad. En el caso de Kroos, él también quedó pendiente de comunicar a la entidad si deseaba seguir en activo u optaba por la retirada. En estos momentos, es el cuarto futbolista de campo en la plantilla con más presencia, tras Vinicius, Valverde y Militão, y más de una vez se le ha visto torcer el morro al ser sustituido.
“Yo quiero merecer seguir, no que nadie me regale nada”, exclamó, por su parte, hace un mes Modric, que lleva dos temporadas renovando de año en año. Él todavía sigue con su selección, al menos hasta la Final Four de la Liga de las Naciones del próximo junio (en la última ventana solo se perdió seis minutos entre los dos partidos), y nada más regresar del Mundial aceleró para jugar en lugar de hacer una entrada progresiva a través de un plan específico de entrenamientos, un error que admitió después.
El fondo físico del germano y el croata, debido a sus edades, determina a menudo los planes de partido del Madrid, especialmente a domicilio en las citas grandes. Sin depósito suficiente para mantener durante mucho tiempo las líneas arriba, los blancos se abrigan con frecuencia atrás con la intención de reducir los espacios, y en ataque aprovechar su calidad y temple en las zonas más minadas para saltar la presión y salir a la contra. Ya sin Casemiro a su vera, Valverde y el nuevo insustituible, Camavinga, aportan la ración de piernas y fibra fresca que exige la tercera década del siglo XXI. En la vuelta de las semifinales coperas, el estacazo del 0-2 y un Barça descosido les proporcionó el escenario ideal.
A diferencia de la delantera, donde las piezas las tiene contadas, el centro le ofrece a Ancelotti un catálogo más amplio y la posibilidad de realizar una apuesta radical por la juventud, con Tchouameni, Camavinga, Valverde y Ceballos; sin embargo, el cuajo de sus dos viejos senadores continúan siendo un argumento demasiado poderoso para el italiano. Los dos se han convertido en una cuestión ideológica que influye en el resto de movimientos de la medular hacia arriba.
Vuelta al pivote
Cuando Carletto fue despedido en 2015, todo el mundo había asumido que Kroos no estaba dotado para ejercer de pivote defensivo, puesto que debió ocupar ante la ausencia de un especialista. Un consenso que, sin embargo, no ha evitado que el alemán se haya situado esta temporada varias veces en esa posición tan a contrapelo para él. También cuando han estado listos Tchouameni (80 millones) y Camavinga, como este miércoles en Barcelona. La inclusión de Rodrygo obligaba a prescindir de una pieza del medio, que, por supuesto, no fue Kroos ni Modric, sino Tchouameni.
En esa parcela, todo se sigue articulando a partir de ellos dos en las grandes noches, un condicionante a la hora de tirar al equipo hacia adelante pero decisivos para encontrar la salida cuando los rivales someten al Madrid y lo dejan a oscuras.
“Antes del Mundial jugamos juntos y lo hicimos muy bien. Después, parece que no podemos”, soltó hace un mes Modric, que ha igualado su campaña más goleadora, con seis tantos. El ruido a su alrededor ha aumentado, pero no por un cambio de guion de Ancelotti. El italiano reclamó hace un tiempo a los veteranos comprensión y a los jóvenes, paciencia para gestionar una transición en el medio que, por ley natural, es inexorable. De momento, ha hecho más falta paciencia que comprensión.
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