El cuaderno de Tchouameni: frases inspiradoras y sesiones con el psicólogo
El medio francés, con quien Ancelotti trabaja el aspecto defensivo tras la salida de Casemiro, presta gran atención al entrenamiento mental
El Real Madrid camina en este inicio de curso sobre las brasas que dejó la sorpresiva marcha de Casemiro, y lo hace, de momento con éxito, de la mano de Aurélien Tchouameni, el jugador que todo lo apunta. El francés, de 22 años, nuevo integrante de la cuadra de jóvenes blancos, tomó la costumbre hace un tiempo, por iniciativa propia, de anotar en un cuaderno las frases que le inspiran, lo que aprende y lo que le queda por recorrer. Muy preocupado por el entrenamiento y la preparación mental como vía para crecer con el balón, su rutina psicológica, según su gente cercana, continúa en sus primeros pasos en Valdebebas.
Él apunta lo suyo y Carlo Ancelotti hace lo propio con su encaje en un equipo que durante seis años funcionó sobre la red de Casemiro, el futbolista que triunfó corrigiendo a todos. El ex del Mónaco es lo más parecido que ha fichado el club merengue al extinto brasileño desde el intento fallido en el Bernabéu de Marcos Llorente, aunque no es un calco. Se despliega en ataque, como demostró en Cornellà, pero todavía queda por comprobar hasta dónde llega su capacidad para posicionarse en el lugar preciso y barrer en las grandes noches de incendio. Contra el Betis, más contenido atrás y efectivo en las disputas (ganó 16 de 19), mostró avances en esa tarea.
Sus posibilidades ofensivas ya las conoce Ancelotti, sin embargo, lo que más prisa le corre al italiano es lo segundo, las dotes defensivas en situaciones límite, una de sus certezas mientras dispuso de Casemiro. Y sobre eso trabaja en la Ciudad Deportiva, para que mecanice lo antes posible qué hacer en cada momento en una ubicación tan sensible. “No es lo mismo tener al lado a Kroos y Modric que a Camavinga, Valverde o Ceballos”, advirtió Carletto el pasado viernes. Un proceso que también afecta al resto: “Tchouameni puede llegar [arriba] y tenemos que acostumbrarnos a este movimiento para mantener el equilibrio. Los otros medios deben arreglar su salida al área rival”, puntualizó el entrenador blanco unos días antes.
La ecuación táctica no es nada menor para un técnico que ha resumido el fútbol de una forma “simple”: “Atacar es talento y defender, organización”. Un tránsito que se produce, además, en un momento en que la nueva caballería de jóvenes medios del Madrid, de la que Tchouameni forma parte, es cada vez más protagonista sin que la receta clásica (Kroos y Modric) haya perdido vigencia.
Ancelotti ha apuntado también las opciones del alemán y Camavinga para esa vacante, pero en el arranque le ha dado vuelo al cuarto fichaje más caro de la historia blanca (80 millones fijos, que podrían llegar a los 100) para aclimatarlo lo antes posible y, si es preciso, meter el bisturí. De menos a más -en su debut liguero en Almería el italiano dijo de él que le pesó la camiseta-, en cada partido ha ido creciendo y los próximos compromisos (este martes contra el Celtic en Glasgow, 21.00, Movistar Liga de Campeones) aportarán más datos sobre su evolución.
“No querer demostrar demasiado rápido”
Se suponía que a Tchouameni le esperaba un aterrizaje suave al cobijo de Casemiro, sin embargo, al segundo día se quedó solo y los focos lo apuntaron de lleno a él, “un chico muy serio y algo tímido”, según lo describen en Valdebebas. Una de sus preocupaciones era “no ceder a la presión externa y no querer demostrar demasiado rápido”, según cuenta Cedric Quignon-Fleuret, psicólogo deportivo al que conoció en sus inicios en el Girondins y con quien consolidó su relación profesional en el Mónaco. Ya lejos del Principado (también el médico), con él mantiene la costumbre de hacer una sesión antes y después de cada partido. “En la previa hablamos de cómo abordarlo y de los temas que son importantes reforzar o mejorar para él. Y después, sobre sus sensaciones y los objetivos mentales que queremos alcanzar”, explica Quignon-Fleuret.
“Uno de los asuntos que más interesaron a Aurélien desde el principio fue la repetición del muy alto rendimiento apoyándose en la motivación, cómo ampliar sus límites y afrontar nuevos retos con regularidad”, abunda el psicólogo sobre un trabajo que, según admite, no es tan habitual confesarlo en el mundo del fútbol. “Algunos reciben acompañamiento, pero hablan poco de ello. Hay quienes piensan todavía que es tabú porque asocian la psicología con malestar, y no es así. Cada vez es más frecuente que haya futbolistas preocupados por el trabajo mental, aunque aún no tantos en comparación con otros deportes”, apunta el doctor.
Y de esas sesiones salió la idea de llevar un cuaderno donde apunta lo que le inspira, y sus objetivos a corto, medio y largo plazo. Con el Madrid y con Francia. Fue, según Quignon-Fleuret, idea de Tchouameni, un tipo con fama de “muy mal perdedor” y “competidor hasta el extremo”, tal como lo definió su amigo Jules Koundé, con quien coincidió en el Girondins.
Gran seguidor de la NBA, admirador de Barack Obama y Martin Luther King, y de la cultura estadounidense, desde muy joven empezó a aprender inglés para entender la música que le gustaba. Ahora, con clases de castellano tres veces por semana, el sonido del Madrid depende en buena parte de él. Según Ancelotti, con jóvenes como el francés aparecen las guitarras.
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