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Bojan Krkic: “Nadie te enseña a gestionar el personaje que genera el futbolista”

El jugador, que acaba de anunciar su adiós al fútbol con 32 años, habla de la presión y de los episodios de ansiedad que le dejaron fuera de la Eurocopa 2008 y de una carrera amplia que impulsó Rijkaard en el Barcelona

Bojan Krkic
El exfutbolista Bojan Krkic posa antes de la entrevista con EL PAÍS.MASSIMILIANO MINOCRI
Ramon Besa

A sus 32 años, Bojan Krkic (Linyola, Lleida, 1990) mantiene todavía la sonrisa y el porte angelical de aquel niño que con nueve años llegó volando al Camp Nou. “Me siento bien porque tomé la decisión que sentía que debía tomar”, reflexiona después de anunciar el pasado día 23 que dejaba el fútbol profesional en un emotivo acto celebrado en el Camp Nou. Las cicatrices no son visibles después de una vida aparentemente de película si se atiende a su recorrido por nueve clubes como el Barcelona, Roma, Milan, Ajax, Stoke City, Mainz 05, Alavés, Montreal o Vissel Kobe. El futbolista, al fin y al cabo, no tiene queja sino que se siente agradecido después de vencer a la ansiedad en un momento en que la selección española iba a la conquista de la Eurocopa 2008. La culminación del relato sobre Bojan llegará pronto con el documental de NSN dirigido por Oriol Bosch y producido por Raül Llimós.

Pregunta. ¿La situación por la que pasa Ansu Fati le recuerda de alguna manera la que vivió usted cuando debutó a los 16 años y se generaron tales expectativas que se le etiquetó como el nuevo Messi?

Respuesta. No se trata de comparar ni de sentirte identificado. Lo que sí ocurre es que empatizas con su situación y lo que pueda pasar. Cuando irrumpes en el fútbol de forma tan rápida, muy difícilmente tienes el control de lo que pasa. Te sientes preparado profesionalmente, pero nadie te prepara para la repercusión que supone. Así que empatizo con la situación generada a su alrededor; si alguien no es culpable ese es Ansu. Hay unos responsables de lo que se ha generado alrededor del jugador y esos son los que deben hacer autocrítica. Ansu es el que más sufre.

P. ¿Cómo lo vivió usted?

R. Tú eres un adolescente que quieres seguir haciendo lo que te gusta desde que tenías cuatro años y que es jugar, divertirte, mantener la pasión por el fútbol. Pero de golpe entras en un mundo profesional cuya repercusión nadie te enseña a gestionar; gestionar el personaje que se genera alrededor del futbolista. Eres tú el que te enfrentas a unas nuevas vivencias y estás pendiente de cómo reacciona tu cuerpo y tu mente. Fue un cambio muy grande y entender lo que significa requiere tiempo y en este mundo si algo no nos permitimos es tiempo.

P. ¿Hay algún detalle que permite visualizar ese momento?

R. Yo empecé la pretemporada con el primer equipo y después competí con la selección española en el Mundial sub-17 de Corea [fue nombrado Balón de Bronce]. Me fui siendo una persona anónima y a mi regreso prácticamente no podía caminar por la calle, era casi imposible pasar desapercibido en Barcelona. Incluso para las personas más próximas no es fácil entender qué significa ser un personaje público y jugar en el Barça. El trato de tu propia gente está condicionado por lo que se está generando.

P. ¿Llegó a tener un problema de identidad?

R. No. Me protegí para no perder mi esencia y los valores aprendidos en la familia y en el Barça cuando empezaba a cumplir mi sueño. No quería permitir que aquella situación tan incontrolable cambiaran mi manera de ser y mis sentimientos. Y hoy, después de 16 años fuera, lo que más me llena es querer y sentirme querido; eso lo he mantenido siempre y no es fácil en un mundo tan competitivo como el que estamos.

P. ¿Qué le lleva en 2011 a dejar su Barça e irse a la Roma?

R. La ambición. Nunca he sido conformista. Ni aún con 17 años ni tampoco sabiendo que formaba parte del seguramente mejor equipo de la historia, aceptaba no jugar. Para sentirme realizado necesitaba jugar. Y, durante cuatro años, fui feliz en el Barça. Pero después de no jugar la final de la Champions en Wembley entendí que debía tomar una decisión importante para mi crecimiento futbolístico. Aquel año tuve el reto más importante y llegué con muy buenas sensaciones al final de temporada. Fue el momento decisivo. Nadie me invitó a irme, tenía contrato, pero para seguir mi carrera debía tomar una decisión racional como la de continuar en otro sitio.

P. ¿Y cuál es el motivo por el que se para a los 32 años?

R. Entiendo que es mi momento, me siento muy agradecido al fútbol. Estoy bien físicamente y mentalmente, pero también le doy valor a lo que he vivido; hay que saber decir basta. Nos cuesta decir hasta aquí hemos llegado, siempre queremos más y más. Si algo he aprendido de la cultura japonesa es a valorar lo que tenemos; lo contrario es una pérdida de energía que no te lleva a ningún sitio.

P. “Pienso en lo que he hecho y en lo que ha costado”. Esa ha sido una de sus frases más comentadas en su despedida.

R. Me lo tuve que ganar, también en el Barça. Ningún reto me paralizó y las dificultades me fortalecieron.

Bojan Krkic, fotografiado en la oficinas de Mikakus, en Barcelona.
Bojan Krkic, fotografiado en la oficinas de Mikakus, en Barcelona.MASSIMILIANO MINOCRI

P. ¿Uno de los episodios más difíciles fue cuando renunció a la Eurocopa de 2008? Antes de esta decisión, causó baja en un partido en el que la federación dijo que tenía una gastroenteritis cuando en realidad sufría un cuadro de ansiedad.

R. Nunca me he rendido, tampoco entonces. Fui yo quien decidió no ir a la selección, no porque tuviera miedo sino porque era lo mejor para mí. Necesitaba empezar otro proceso. No se trata de tener una Eurocopa o dejar de tenerla. Para mí fue un triunfo porque me permitió vivir unos meses de recuperación. Volví dos meses después a la pretemporada del Barça y tres más tarde fui convocado para la selección. Supe gestionar la dificultad.

P. ¿Aunque los ha ganado todos como jugador de club, los títulos no son lo más importante?

R. Los títulos son materiales, y lo material hay que relativizarlo, igual que los números y las estadísticas. A mí lo que me llena es un acto de despedida como el que tuve en el Auditori 1899 del Barça con el presidente Joan Laporta. El vídeo con las palabras de Henry. Las intervenciones de mucha más gente como Rijkaard. Todo lo vivido tiene más valor que un título.

P. Ha dicho que Rijkaard fue el entrenador que más le marcó. ¿Quizá no se le da la importancia que tuvo en la reconstrucción del Barça?

R. Antes de su llegada, solo un 50% de aficionados acudían al estadio y el Barça estaba triste. La historia ganadora reciente del Barcelona, el que empieza a escribirla, es Rijkaard con Laporta y Ronaldinho. Los tres devolvieron la ilusión al barcelonismo, se llenó el Camp Nou y se conquistó la Champions de París 2006. Y después llegaron Guardiola y Messi. Rijkaard tiene mucha importancia; a mí me dio la oportunidad y confianza a los 17 años. Es de las personas con las que me he conectado emocionalmente; tiene un corazón muy grande.

P. ¿Si tuviera que elegir un partido, en cualquier caso, se quedaría con la final de Copa de 2009 en Mestalla? Aquella pareció su final, un momento único, culminado con un gol que dio la sensación de sentir más suyo que cualquier otro porque no tuvo en cuenta ni siquiera que en la jugada le acompañaba Eto’o.

R. Fue el primer título que ganamos de la era Guardiola. Aquel día lo viví como un auténtico aficionado del Barça. Había mucha ilusión porque empezaba a construirse un gran equipo, estábamos en el punto de partida. Para mí fue muy especial por el momento y por el significado: ser titular del Barça en una final de Copa y además marcar un gol. Messi fue quien me dio el pase y yo vi la oportunidad de marcar. No quise dejarla escapar y me concentré en buscar el momento para definir, en visualizar cómo ganar el espacio, en ver la ocasión que se podía crear alrededor de Aitor Ocio. Lo vi, lo marqué y cuando lo celebrábamos Samuel Eto’o me dijo: “si no lo llegas a meter, te mato”. Y es que no vi que me acompañaba en la jugada y estaba solo; solo vi la ocasión, la portería, el gol, la plenitud.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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