El enigma Pablo Torre en el Barcelona
El cántabro aspira a jugar en Elche después de disputar solo 227 minutos en un año de aprendizaje en el Camp Nou
Pablo Torre fue el único de los futbolistas del Barça que intentó filtrar un pase en lugar de cruzar un centro en el partido del pasado 26 de febrero en Almería. Los azulgrana perdieron su segundo encuentro de la temporada y el cántabro, nacido hace 19 años en Soto de la Marina, no volvió a jugar hasta el sábado, día en que el Barcelona Atlètic ganó en Sabadell por 1-2. “Nos da muchas soluciones”, afirmó Rafa Márquez, entrenador del filial azulgrana respecto a Pablo Torre, sustituido por agotamiento a los 75 minutos, después de dibujar el 0-2. Aunque no ha completado un solo partido, no pasó desapercibido, sino que dejó detalles que impactan más en los aficionados que en sus entrenadores del Barcelona.
Ha jugado dos ratos en 26 partidos de Liga —13 minutos contra el Athletic y 14 en Almería—; 95 minutos repartidos en tres encuentros de Champions y 105 minutos en dos citas de Copa. Total: 227 minutos en el primer equipo y 245 en el filial, poco tiempo si se tiene en cuenta el envoltorio con el que fue presentado en verano después de asistir a un acto de la Fundación Cruyff. Hijo del futbolista Esteban Torre, Pablo llegó a Barcelona como figura del Racing, autor de 10 goles y 11 asistencias en la temporada del ascenso a Segunda del equipo de Santander, que tasó al jugador en cinco millones y unas variables que pueden llegar hasta los 20. El futbolista firmó un contrato hasta 2026 con una cláusula de 100 millones después de que Xavi le llamara personalmente para recalar con ficha del filial en el Camp Nou.
“Me sorprendió que alguien como el entrenador del Barcelona me conociera tanto”, confesó Pablo Torre. Xavi, sin embargo, no ha encontrado el momento de dar más protagonismo al jugador, cuya participación ha estado condicionada además por la evolución del equipo, que dejó de jugar con extremos para formar con cuatro medios en un cuadrado y no en un rombo, un dibujo que no le conviene tanto a Pablo Torre. “Pablo se entrena bien”, advirtió Xavi en febrero. “Él es más un media punta que un centrocampista como Pedri, Gavi, De Jong o Kessié; marca la diferencia cerca del área”, remató el técnico. A Pablo le hubiera venido mejor jugar en la punta del rombo del 3-4-3.
Volante de enganche o interior, el cántabro domina la pelota con las dos piernas, tiene una buena visión de juego y control de balón y su arrancada es potente, más expresivo en la cancha que en el vestuario del Camp Nou. La lesión de Pedri parecía favorecer un mayor intervencionismo de Pablo Torre en una época de apuesta por los jóvenes del Barça. No fue así sino que ha sido suplente de las convocatorias de Xavi y ausente de las listas de Márquez después de que ambas partes descartaran una cesión —como la de Nico al Valencia— o un regreso al Racing. Ante la disyuntiva de jugar o aprender, se optó porque el jugador ganara físico y se familiarizara durante un año con la cultura futbolística del Barça. La duda es si ganó o perdió tiempo en la sala de espera del Camp Nou.
Pablo Torre aguanta paciente y todavía esperanzado con poder jugar un partido como podría ser el del sábado en Elche. Las ausencias de Pedri, De Jong y Raphinha, el virus FIFA y el Barça-Madrid de Copa del miércoles 5 juegan a favor del cántabro en campo del colista de la Liga. “A largo plazo, todos los que venimos al Barça queremos triunfar, pero a corto se trata de aportar nuestro granito de arena”, anunció en su presentación Pablo Torre. Nadie fue más visionario que el jugador aquel día en que se le invitaba a ser ya la figura del Barcelona.
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