Volver a empezar
Dentro de tanto trajín siento que Luis de la Fuente conoce bien los mimbres que ha convocado, a los que se han quedado fuera de la lista también, y que tiene su plan de juego y su idea de cómo llevarlo adelante
Escribían los griegos lo del mito de Sísifo, como esa metáfora del esfuerzo inútil e incesante del hombre, esa piedra que empujada por el castigado Sísifo cada vez que estaba a punto de llegar a la cima de la montaña caería rodando hacia el valle, para que él tuviera que volver a subirla.
Algo así, bueno, un poco menos mitológico, pero seguro que no menos complicado, me parece la tarea de Luis de la Fuente en su debut a los mandos de la selección española.
Se diría que todo lo que en la anterior etapa se hubiera aprendido —siempre decimos que es de las derrotas de lo que se aprende pero parece que nos gusta poco esta opción—, todo ello no valiera para nada. Casi como si se hubiera declarado un estado de alarma en el que estuviera hasta prohibido nombrar a Luis Enrique ni qué decir de aquellas cosas que fueran positivas de su paso por La Roja. Que las hubo, vaya si las hubo.
Vamos, que en lugar de comenzar a subir al Everest del fútbol desde los 7.500 metros hubiera que volver siempre al campamento base, deshacer hasta el orden de las tiendas que tenemos abajo y volver a repartir cartas, a ver si esta vez sí que encajan todas las piezas y hacemos cumbre a la primera, que ya sabemos que estos intentos suelen ser únicos, casi siempre por la vía más directa y suele ser difícil que haya una segunda oportunidad.
Dentro de tanto trajín siento que Luis de la Fuente conoce bien los mimbres que ha convocado, los que se han quedado fuera de la lista también, que tiene su plan de juego y su idea de cómo llevarlo adelante, que tiene una forma suave de exigir pero sabe hacerlo, que muchos de los jugadores que tiene convocados ya le conocen de sus tiempos en la sub-21 y sus magníficos resultados en categorías inferiores de la RFEF. Y eso suele generar confianza.
Supongo que todos tendemos a evaluar las situaciones actuales comparando con las situaciones vividas y tal vez esto me traiga recuerdos de Luis Suárez, el único Balón de Oro español, para los despistados, cuando llegó a la selección absoluta tras un magnífico recorrido en la sub-21, y supo darle un estilo alegre, jugón, pelotero, vamos, como era Don Luis como jugador, que permitió alcanzar la clasificación para el Mundial de Italia con solvencia y buen fútbol.
Sí, ya me he dado cuenta, mis canas y la rigidez de mis rodillas me lo recuerdan, que eso habla del fútbol del siglo pasado, pero creo que puede ser una buena referencia para estos inicios de proyecto sabiendo que lo que más de dos tienen en su mente de arrasar, golear, ganar siempre brillando y dominando todos los tiempos, momentos y estadísticas de cada partido, va a ser imposible. Sí, creo que estaría bien reconocer desde ya que seremos derrotados en alguna estadística, es inevitable y aceptable mientras esa estadística simple del marcador vaya siendo positiva. Aceptemos también que siempre habrá quien se quede fuera de la lista y podría venir, que siempre habrá un cambio que habría que haber realizado y no se hizo o que ese que se hizo no tuvo el resultado esperado. Vamos, lo mismo que el siglo pasado.
Solo cambia, vaya cambio, que ahora todo ello puede depender, el resultado final, de una uña mal cortada, un flequillo despeinado, un bloqueo no visto o un brazo mal posicionado.
Démosle tiempo al tiempo sabiendo, siempre lo hemos sabido, que el tiempo en el fútbol, otra constante, suele venir asociado al resultado y que el viento sea favorable a Luis de la Fuente y sus jugadores.
Su suerte es la nuestra. La de todos.
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