Aleix García: “Me di una hostia que me hizo madurar”
El centrocampista del Girona, este lunes rival del Atlético, cuenta cómo espabiló tras ver la otra cara de la moneda del fútbol
Llega tarde a la cita porque ha tenido sesión de vídeo inesperada y se ha quedado en el gimnasio porque la rutina le ha hecho mejor, pero Aleix García (Ulldecona, Tarragona; 25 años) no pone pegas al tiempo durante la entrevista. Y eso que después tiene comida con el equipo porque Bernardo invita a todos tras renovar con el Girona. De discurso fluido como su fútbol, el centrocampista admite que estar en el barro le hizo abrir los ojos. Hoy es jugador determinante por sus pases y asistencias, generador como pocos de oportunidades. Este lunes (21.00, DAZN) recibe al Atlético.
Pregunta. ¿Con el balón en los pies es más feliz?
Respuesta. Me encuentro más cómodo con balón que sin él. Pero me adapto a lo que hay porque cuando toca correr, si el equipo está motivado, también soy el que más ganas pone. Aunque está claro que con el balón en los pies, juego con una sonrisa en la boca.
P. Es que usted está hecho bajo el mismo molde. Cantera del Villarreal, City con Pellegrini y Guardiola, ahora Míchel…
R. Sí, creo que sí. Desde joven practiqué un fútbol de posesión en la cantera del Villarreal y en el City aún más. Y con Míchel no hay partido que no quiera que seamos protagonistas. Y eso me beneficia muchísimo. Estoy contento de estar con un entrenador que juega a lo que a mí me gusta.
P. ¿Es un entrenador intenso?
R. Creo que eso ya se ve en la banda cuando jugamos… Tenemos muchas peleas, una relación de amor-odio. Me aprieta muchísimo y aunque encuentre una buena solución, siempre me pide otra diferente, me pide más. Aunque creo que esa exigencia me viene bien para sacar mi mejor nivel y él así lo aprecia porque me pone cada semana en la alineación. Entendemos el fútbol de la misma manera, hemos encontrado una sintonía y trato de transmitirle que puede confiar en mí para llevar su idea a cabo. Él me pidió que me soltara y me dio mucha confianza para sacar lo mejor en beneficio del equipo.
P. Guardiola no le dio tanto carrete...
R. Pero me tuvo todo el año en ese equipo y me trató como a uno más, aunque fuera el que menos protagonismo tenía. Además, al jugar en su posición me ayudó mucho, sobre todo a estar perfilado para recibir el balón, a mirar antes de recibir para ver si tenía más tiempo o menos para filtrar pases.
P. ¿Un pase que salta una línea de presión es media vida?
R. El mejor pase es al jugador más lejano, aunque hay que saber interpretarlo. Pero si saltas una o dos líneas de presión para dar ventaja al compañero es muy importante. Está claro que yo soy más de pase antes que de conducción, aunque intento sumar más registros. Y si pierdo el balón suelo enfadarme porque soy perfeccionista, exigente.
P. ¿Y qué ocurre el día que no le salen las cosas?
R. Intento ayudar al equipo en defensa. Pero Míchel me dice que en esas tardes puedo reconvertir la situación con balón, que con dar dos buenos pases me puedo reactivar.
P. No era igual con Machín en su primera época en el Girona…
R. Me sentía impotente. Creo que tuve muy pocas oportunidades y solo entraba cuando había bajas por tarjetas o lesión. Todos sabemos su forma de jugar, que respeto. Y nos llevamos bien, ¿eh? Pero ese fútbol no me iba.
P. Y después pasó por una larga travesía… Otra cesión al Mouscron, belga, luego a la liga rumana (Rapid de Bucarest), de donde se marchó porque no les pagaban para volver a España, al Eibar. ¿Llegó a dudar de su fútbol?
R. De mi fútbol y de lo que podía dar no tenía dudas. Pero no sabía si alguien podría ver de lo que soy capaz. En Rumanía estaba un poco desorientado.
P. ¿Quizá porque desde niño tuvo las expectativas muy altas y de repente se vio en un equipo de una Liga menor sin cobrar?
R. Eso es. Quizá empecé muy rápido hacia arriba y me di una hostia que me hizo ver la otra cara de la moneda, conocer un fútbol peor. Pero me sirvió de mucho porque eso me hizo madurar y exigirme más día a día para estar donde quería, que es donde estoy ahora. Eso me hizo espabilar. Veía que las expectativas que había en mí se podían perder.
P. ¿Y qué hizo?
R. Empecé por las bases, por las rutinas más básicas. Levantarme una hora y no cinco minutos antes para ir a entrenar. Darlo todo en cada entrenamiento, quedarme en el gimnasio, hacer preventivos… Profesionalizarme más con las rutinas. Y mirar la alimentación porque eso te da la gasolina para el fin de semana.
P. Pues parece funcionarle porque son muchos los partidos en que acaba con sprints…
R. Me gusta eso de presionar en campo contrario porque aporto energía y porque soy capaz de repetir muchos esfuerzos. Tres de mis asistencias vienen de recuperaciones en campo contrario. Míchel lo trabaja mucho, cada semana nos cambia la salida del balón y la presión en función del rival.
P. ¿Han estudiado al Atlético?
R. Sí y tenemos claro que deberemos hacer muy bien la presión porque es un equipo que tiene muy buenos jugadores y que dominan todas las facetas del partido. Si nos superan, habrá que correr para atrás. Sabemos que será muy complicado porque vienen en un estado de forma muy bueno, además de que Griezmann está en un gran momento y tendremos que tratar de minimizar sus acciones. Pero aquí les podemos dar guerra. Iremos a por ellos como cualquier partido aunque sea un equipo grande.
P. A usted ya le salen novias también de equipos grandes…
R. Siempre es bueno escuchar que se habla de ti. Pero Míchel, por ejemplo, me pone los pies en el suelo y me dice que seguro que no es verdad. Tengo claro, después de por lo que he pasado, que no me quiero agrandar sino acabar a este nivel y lo que pase en verano, pasará. Ya he estado en el otro lado y no quiero volver a la cara mala de la moneda. Lo estoy haciendo bien pero ya sé que eso nunca es suficiente.
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