La meritocracia de Machín
El técnico del Girona antepone las señas de identidad del equipo al vínculo con el City
Montilivi aguardaba ilusionado el estreno en Primera ante un gigante como el Atlético. La calidad de los cedidos por el Manchester City combatía el vértigo de debutar en la élite. Douglas Luiz, de tan solo 19 años, fichó por los citizen por 12 millones de euros. Aleix García es un joven centrocampista de 20 años que encandila por su toque y carácter asociativo. Marlos Moreno llegó a los blues el verano pasado después de ser una pieza clave en la consecución de la Libertadores. Larry Kayode aterrizó también vía Manchester después de ser el máximo goleador de la liga austriaca. Todos ellos comprobaron desde el banquillo que la titularidad en el Girona está muy cara. Con Machín, aferrado a las señas de identidad del ascenso, no basta con venir bendecido por Guardiola.
Los cuatro, como todo Montilivi, disfrutaron de un equipo guerrero y combativo, debutante pero nunca inocente. Los de Machín cometieron 15 faltas, las mismas que su rival, pero solo vieron dos amarillas. La intensidad defensiva se vio premiada con acierto en el remate. Los colchoneros no recibían dos goles de cabeza en un partido de Liga desde abril de 2012. El Girona lo consiguió en apenas tres minutos gracias a Stuani. El delantero, bigoleador, representa los valores de lucha y entrega que Machín prima por encima de cualquier otra cualidad. El uruguayo, Iraizoz y Bernardo —curtidos en Primera—, además de Muniesa, fueron las únicas caras nuevas de un bloque que resiste. Siete titulares pertenecían al equipo que consiguió el ascenso, incluido Maffeo. El carrilero suma la tercera cesión consecutiva en Girona, proveniente también del Manchester City.
Pablo Machín adoptó en el debut una línea continuista. “La base tiene que seguir perpetuándose con unas señas de identidad y unos principios”, subrayó en pretemporada. Una premisa que mantuvo con su once y en la rueda de prensa posterior al encuentro: “Somos un equipo y todos los que han llegado se adaptarán a nuestro sistema”. El técnico, de 42 años, demuestra que, por muy difícil que esté el mercado para un recién ascendido, lo que no debe negociarse es el esfuerzo.
Nadie representa mejor la meritocracia que los gerundenses Àlex Granell y Pere Pons, brújulas en el ascenso y en el debut. El primero, capitán del equipo, escaló peldaño a peldaño desde la segunda catalana hasta la división de Plata, cuando firmó por el Girona. Más paradigmático todavía es el caso de Pere Pons. El canterano de 24 años, ha quemado etapas hasta ser indispensable para el técnico. Machín priorizó el compromiso de los que se ganaron el ascenso y estos no fallaron en el estreno. El panorama para los jóvenes citizen no será tan halagüeño como se preveía. El sábado, desde el banquillo, observaron que necesitarán algo más que calidad para hacerse un hueco en el once de Machín. Incluso cuando el City se ha convertido en máximo accionista del Girona.
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