El Betis sale castigado de Old Trafford
El Manchester United destroza al equipo verdiblanco tras pisar el acelerador en la segunda parte de un partido que hasta entonces era un cara o cruz
El Betis se aboca a una remontada de ribetes históricos para dejar atrás al Manchester United, al que miró a los ojos en Old Trafford, pero ante el que sufrió un castigo que le da al club inglés una ventaja de tres goles (4-1) de cara a la vuelta en Heliópolis el próximo jueves.
El fútbol en las Islas alberga peculiaridades que tienen que ver con el respeto a los protagonistas y el sentimiento de que para que el barco navegue todos deben remar. Solo desde esa consideración, y la evidente valoración de que el técnico trata de construir algo similar a un equipo, se explica la ovación que se llevó Ten Hag en el regreso a Old Trafford tras perder 7-0 en casa del Liverpool. Si alguien en el Betis pensó que tamaño desastre podría incidir en que su rival partiese presa de los nervios o el estupor, la realidad le desmintió incluso antes de que la pelota echase a rodar. Y en cuanto lo hizo no hubo ni media concesión: el Manchester, que repitió el mismo once que alineó en el histórico batacazo del pasado domingo en Anfield, marcó de inicio. Fue un martillo en cuanto el Betis le dio pie para contragolpear.
Ocurrió que en la portería de De Gea, una temeraria cesión de Dalot al portero español, que si no salió al campo con las botas cambiadas de pie lo pareció, generó un incendio del que casi sacan rédito Juanmi y Joaquín. Pero el Betis no finalizó la acción y el United armó una contra ganadora en la que a Luiz Felipe le faltó la contundencia que le sobró a Rashford ante el gol.
La desventaja no acható al Betis, por más que Weghorst estuviese cerca del segundo tanto. El equipo detectó el problema, casi irresoluble, que le causaba conceder transiciones y se afanó en evitarlas a través de la finura con la pelota. Y fue así como creció en el partido. El empate, a la media hora de juego, fue el premio a su voluntad, un bello gol de Ayoze, que encontró un ángulo inverosímil para cruzar un disparo a la cepa del poste. El United ya no controlaba el partido, quizás tampoco le interesase mucho hacerlo. Pero tampoco lo pasaba bien y más cuando se esforzaba en jugar desde atrás con De Gea. Empeñado en generar incendios, el guardameta ejerció de pirómano casi al filo del descanso para regalarle a Ayoze una opción que se fue al palo.
El bendito mestizaje que confiere al fútbol la competición europea abrió entonces un duelo electrizante. Dos estilos se midieron sobre el verde y en la grada (al final unos cuantos acabaron a bofetadas), mientras gotas de aguanieve tamizaban el escenario. Cantaba la bancada con más de 3.000 béticos que se hacían notar en la sonora inmensidad de la catedral de Old Trafford cuando el United recuperó otro balón para lanzar a Antony, que sacó la mirilla de su zurda para colocar la pelota en la red. Casi de inmediato, antes de la hora de juego, Bruno Fernandes, que ya había tomado la batuta para dirigir el partido, cabeceó a la red un saque de esquina que le buscó, sin marca, en el primer palo.
La algarabía cambió de bando, el Manchester subió el ritmo y acudió a presionar más alto y con más coraje. Canales y Borja Iglesias entraron al partido con el Betis en problemas, con los caminos hacia el área local cortados. Sufrió el equipo de Pellegrini para mantenerse en pie y, de hecho, tras el gol de Weghorst en la recta final del partido parece noqueado a expensas de una noche mágica en el Villamarín.
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