El Milan vuelve al gran escaparate europeo
El cuadro italiano desactiva al Tottenham y supera los octavos tras 11 años de abstinencia
Han tenido que pasar 11 años para que el histórico Milan regrese al grupo europeo de los ocho mejores, a los cuartos de final de una Champions que le ha dado tanta grandeza. Lo hace tras tomar pico y pala en Londres para firmar un empate sin goles y dejar atrás al Tottenham, decepcionante y con un proyecto que ofrece síntomas de estancamiento. Apenas le hizo cosquillas el equipo que dirige Antonio Conte a un rival que, sin el músculo económico de la Premier, se presumía inferior tras el sorteo, pero al que concedió un gol tempranero en la ida en Milán y ante el que fue incapaz de revolverse en 174 minutos de juego.
El partido tuvo un punto plácido para el Milan, cómodo con y sin balón. En la primera faceta se orientó a través de las salidas que le ofrecían sus delanteros y el criterio del joven Tonali en la medular. Las apariciones iniciales de Brahim fueron más burbujeantes que decisivas, pero el equipo logró con el paso de los minutos aferrarse al sosiego, que no es poca cosa cuando apenas se defiende un gol en casa de un rival inglés. Y Brahim fue a más. El Tottenham fue un diésel, quizás demasiado para lo que esperaba su gente, que en la recta final del primer acto empezó a ronronear en cada pase atrás. Le faltaron arrestos a los Spurs para lanzarse a por el Milan, encadenado a una extraña prudencia. Pasó incluso por algún padecimiento cuando el técnico Stefano Pioli sacó la pizarra en la estrategia. Junior Messias pudo marcar en esa suerte mientras el Tottenham decidía qué quería ser en el partido.
La indefinición castigó al cuadro londinense. Emerson renqueó en la banda derecha durante la primera media hora mientras Pedro Porro calentaba en la banda a la espera de una señal de Antonio Conte que finalmente no llegó hasta pasados 52 minutos y para suplir a Perisic, que no tocó bola, y mandar al brasileño al flanco zurdo.
Romero y Lenglet, dos de los tres centrales del equipo, se cargaron con amonestaciones en los albores del partido, Skipp y Hojbjerg apenas ofrecieron empuje, Kulusevski volvió a mostrarse glacial y Son sigue lejos de la versión que lucía hace un año. Kane se desesperó, desnutrido como estaba, y decidió acudir a contactar con el balón al círculo central o a sacar de banda.
La batuta de Brahim
El Tottenham se descalabró sin capacidad para llegar al área del Milan, que tras el descanso además encontró a Brahim Díaz. El mago malagueño tomó la varita y sembró el pánico por clase y capacidad de llegada con un par de incursiones en el área local. Avisó el Milan justo cuando el Tottenham ya empezaba a sentir que se acababa el tiempo de especular. 68 minutos tardó Conte en activar desde el banquillo a Richarlison, montar un doble nueve con Kane y desmontar la zaga de tres centrales. Para entonces Pedro Porro ya le había dado profundidad al ataque y el público había redoblado su exigencia. Pero justo ahí el Cuti Romero, que estuvo toda la noche sobreexcitado y al límite, atropelló a Theo Hernández en una galopada del lateral galo y se fue expulsado a la caseta.
Con diez hombres en el campo, sin herramientas para activar un ataque romo, el plan del Tottenham apenas tomó riesgos. Conte huyó de ellos y tantas prevenciones le valieron incluso el reproche de un sector de la grada que no entendió la entrada de Davinson, un zaguero, por Kulusevski tras la tarjeta roja de Romero.
Mantuvo el orden el técnico italiano de los Spurs y se aferró a un golpe de fortuna que le llevase a la prórroga. Una disputa en el área, al filo de la infracción, entre Theo y Davinson le pudo dar esa lotería. Pero el premio gordo pudo tocarle en un final frenético con un testarazo de Kane tras una acción a balón parado que desbarató Maignan para iniciar una contra que Origi finalizó con un remate al palo en la antesala de los tres pitidos. Fue entonces cuando quedó el regusto de un Tottenham rácano y de un Milan esforzado que vuelve al gran a asomarse al gran escaparate europeo.
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