Oriol Cardona, el campeón del mundo de skimo que quiere ser bombero

Oriol Cardona se proclamó campeón del mundo de skimo (esquí de montaña) en la categoría sprint la semana pasada en Boí Taüll (Lleida). El Mundial terminó este domingo con los relevos mixtos (quedó quinto) y atiende a EL PAÍS desde su casa de Banyoles. Hasta el jueves no volverá a entrenarse. ¿Qué hace para descansar? “Como cruasanes”, responde soltando una carcajada. Es algo que en temporada de competición no puede hacer. Así celebra la medalla de oro conseguida en casa. Cardona, 28 años, ya se proclamó campeón de Europa en sprint el año pasado. En la clasificación mundial es ahora mismo sexto y es una de las bazas de España para los Juegos de Invierno de 2026, en los que el skimo debutará como disciplina olímpica y del que todavía se desconocen los criterios de clasificación.

Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, tiene un máster de entrenamiento en altitud. Empezó con el esquí alpino -lo dejó con 13 años- y con el atletismo, que practicó hasta los 17. “La pista no me gustaba mucho, hacía cross [campo a través] y probé también salto con pértiga”, cuenta. Dejó ambas cosas cuando terminó el bachillerato y se mudó a Francia para estudiar la carrera. “Para poder compaginar el deporte con los estudios me tuve que ir fuera. Aquí se podía hacer cursos online, pero no había muchas carreras por aquel entonces [hace algo más de 10 años] entre las que elegir. Era un poco distinto que ahora”.

Así que hizo las maletas. Dejaba las aulas de la Universidad de Perpiñán solo para ir a las pistas de Font Romeu, donde se enganchó al esquí de montaña y donde todavía tiene su sede fija de entrenamiento en el centro de tecnificación. Cardona nunca pensó que el skimo llegaría a ser olímpico. “Yo es que además en aquella época era pequeño, no sabía lo que hacía, hacía lo que me gustaba”. De hecho, además del máster de dos años de entrenamiento en altitud, aprovechó para sacarse el carné para conducir camiones. “Porque me gusta mucho el oficio de bombero. Y uno de los requisitos que hay para entrar es ese. En ese momento tenía en mente, bueno de hecho todavía lo tengo en mente, terminar trabajando de bombero. Y como lo de conducir camiones era algo que se necesita para eso, me lo quité de encima”.

Su otra pasión, la de correr, nunca la dejó del todo de lado. De hecho, acabada la temporada de invierno, se dedicaba a los ultra trail -carreras de montaña- en verano. La disciplina, como él cuenta, desgasta mucho. “Hacer las dos temporadas, de invierno y verano, ahora es inviable”, dice. Y más con los Juegos de 2026 a tres años vista. Su especialidad, el sprint, es una prueba que dura alrededor de tres minutos, con un máximo de 70 metros de desnivel. La subida se hace por tramos: uno con los esquís en los pies y otro, corriendo con los esquís en la espalda. La bajada se realiza por un circuito trazado. Cuenta Cardona que es muy espectacular a nivel visual y que, por ese motivo, precisamente, se incluyó en los Juegos de Invierno.

“Las competiciones de trail que hacemos suelen ser de 3 a 4 horas de carrera. Ya solo empezando por ahí la diferencia con el sprint es mucha, porque mis pruebas son de tres minutos, 15 en total porque hacemos cuatro rondas hasta llegar a la final. A nivel fisiológico voy a necesitar una preparación muy distinta en invierno: con series más cortas y más explosivas. Muscularmente, además, el impacto que te deja el trail es mucho más duro, sobre todo en bajada y tardas mucho en recuperarte”, analiza. Por esos motivos, Cardona -becado con una de las nuevas becas olímpicas del Consejo Superior de Deportes, el Team España Élite- se centrará únicamente en el skimo. Hará solo alguna carrera de trail que le sirva de base de preparación para el invierno.

Lo hará con el bagaje de años y años de esquí alpino, de un físico privilegiado y de mucho tiempo entrenando solo. De ahí que el máster que cursó en Francia le ayudara en sus comienzos. “Aprendí mucho porque al final yo me dedico a rendir físicamente y claro y elegí especializarme en entrenamiento en altitud porque también para conocerme mejor a mí mismo, para conocer mejor mi cuerpo y saber qué hago y por qué lo hago. Me entrené solo durante años y eso era ensayo-error, ensayo-error. Me dio una base muy buena para dedicarme a este deporte. Sé lo que tengo que hacer, por qué lo tengo que hacer y qué es lo que a mí me va bien”.

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