El Benfica desafía la maldición de Guttmann
El cuadro lisboeta destroza al Brujas con una exhibición futbolística que confirma las sensaciones de una temporada casi sin fallo
Sin ruido, con un cruce amable, pero también con el fruto de una campaña europea sobresaliente en una temporada en la que sólo le han ganado una vez (sus eliminaciones en las competiciones coperas domésticas llegaron sin derrotas y apenas cayó contra el Braga en la Liga), el Benfica entra por segundo año consecutivo entre los ocho mejores equipos de Europa. Lo hace con marchamo de equipo maduro, pleno de recursos, con talento, pero sobre todo con el estilo vertical y apasionado que promueve el germano Roger Schmidt. Dispara la imaginación en todos los sentidos el histórico equipo luso, un tapado con capacidad para complicar a cualquiera. Ni París Saint-Germain ni Juventus le han superado en esta Champions, ni mucho menos lo hizo el Brujas, superado primero en Bélgica y vapuleado, en fin, en la vuelta en Lisboa (5-1).
No hubo opción a la sorpresa, a que la ventaja de dos goles benfiquistas de la ida se pusiese en discusión. Al primer minuto un fuera de juego de Gonçalo Ramos frustró un gol de tacón de João Mário, un aviso que el Brujas digirió como pudo porque poco después el mismo centrocampista volvió a otear la meta con un remate que sacó bajo palos el lateral Meijer. Cuando el Brujas pareció levantarse de tanta zozobra le dieron dos sopapos y, antes del descanso, todo quedó sentenciado. Decidieron Rafa Silva, un mediapunta que está en el podio de los más infravalorados de Europa, y Gonçalo Ramos. Fueron sendas muestras de categoría, una finalización con el exterior y una maniobra de orfebre entre piernas rivales.
El Brujas está en demolición. Ni rastro del equipo que dejó atrás al Atlético en la fase de grupos. Desde el regreso de la competición tras el Mundial ha jugado catorce partidos con apenas dos victorias. Gonçalo Ramos volvió a lucirse ante el gol en el inicio de la segunda parte y abrió un festival futbolístico en el que el Benfica apenas aflojó su codicia en la presión, tampoco dejó de darle ritmo a la
pelota para desesperación de un rival que lo persiguió y coleccionó errores, como la patada en el área con la que el central Sylla detuvo a Gilberto para que João Mário marcase desde los once metros. David Neres, que ejemplifica el nivel de un equipo que no le encuentra sitio en su once, rubricó el repaso tras intervención del videoarbitraje. Meijer reivindicó al Brujas con un zurdazo a la escuadra cuando ya todo acababa.
Sueña el Benfica, un club gigantesco que desafía una maldición, la que el despechado entrenador Bela Guttmann, que le llevó a ganar dos Copas de Europa, lanzó hace ya 61 años cuando una petición de aumento de sueldo fue contestada con un despido. Fue entonces cuando vaticinó que el club nunca más volvería a levantar la orejona. ¿Y sí..?
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