El Arsenal tropieza ante el penúltimo y abre la Premier
El líder, que no perdía en el campeonato inglés desde el 4 de septiembre, cae superado por el vigor del Everton
Nada está escrito en la Premier League, donde el Arsenal perdió su segundo encuentro en veinte jornadas y puso a fin a una racha de catorce sin caer. Una victoria del Manchester City en el feudo del Tottenham este domingo apretaría el frente de la tabla a solo dos puntos de distancia, aunque el cuadro londinense tiene que recuperar un partido. Después de ganar en sus dos últimos duelos a Tottenham y Manchester United, tropezó (1-0) el líder en Goodison Park ante el Everton, que transitaba penúltimo en la clasificación tras sumar un punto de los últimos 21 que disputó. Cayó ante un rival que llegaba deprimido y cuya afición rugió cuando en mitad del partido una avioneta con una pancarta sobre el cielo de Liverpool le recordó a los propietarios del club el desastre en el que está sumida una entidad que apenas perdió la categoría en dos ocasiones y juega entre los grandes del fútbol inglés, de manera ininterrumpida, desde 1954. Sólo el Arsenal, que lleva 104 años sin caer a la división de plata, bate ese registro.
Cuando amaneció este sábado a esos dos históricos del fútbol británico les separaban 35 puntos en la clasificación. El Everton estrenaba entrenador, Sean Dyche, un tipo que parece sacado de una película de Stephen Frears, apóstol en Burnley durante años del balón en largo y la segunda jugada en una puesta al día del clásico estilo de las islas que incluye la presión por todo el campo y no deja de lado, obviamente, la fortaleza en las acciones a balón parado en ambas áreas. El viraje en el rival con un técnico que más que fútbol lo que pedía en la previa era esfuerzo, y una estadística que alertaba sobre tres derrotas en las cuatro últimas visitas a Goodison Park, inquietaban al Arsenal. Todos los temores se confirmaron. El Everton difuminó al equipo más excitante del fútbol mundial en lo que va de temporada. Lo hizo como no lo había hecho ni siquiera el Manchester United en aquella cita de Old Trafford allá por el 4 de septiembre, la única derrota de los gunners en lo que va de Premier.
“Sabíamos lo que nos esperaba. Tuvimos el balón, pero nos faltó generar ocasiones”, resumió el técnico Mikel Arteta, cuya carrera como futbolista en la Premier transitó entre ambos equipos. El Everton no necesitó el control de la pelota para dominar el partido y sentirse más fuerte que su rival. Se envolvió en el vigor y la vehemencia de tipos como Onana, Gueye, Doucoure o Maupay, que convirtieron cada balón dividido en un Vietnam. Al Arsenal le sobrepasó tanto nervio, siempre incómodo en la salida del balón, incapaz de encontrar las vías que activasen a Martinelli o a Odegaard, que se fueron a la banqueta antes de tiempo, sustituidos por Arteta. Debutó Jorginho, tuvo minutos Trossard porque el entrenador guipuzcoano entiende que el equipo, construido en torno a una base casi inalterable de nueve futbolistas, necesita un refresco. Ni lo clásico ni lo novedoso le funcionaron en esta ocasión.
El Everton se llevó el partido tras varios avisos. Dyche trabajó una acción mil veces repetida en Burnley, los saques de esquina dirigidos al segundo palo, donde carga el remate al menos cuatro de sus torres. Los primeros intentos estimularon a su aletargada y desconfiada afición, que festejaba cada córner a favor como un gol, y tuvieron un efecto devastador sobre la confianza del Arsenal. La resolución del partido llegó por ahí, a la hora de juego, después de que el central Tarkowski convirtiese en filfa un tibio bloqueo de Odegaard para ganar la posición y cabecear a la red. Goodison Park se vino arriba como en sus mejores días. Las ocasiones del Arsenal llegaron en acciones episódicas, no hubo un hilo en su juego por más que antes del descanso Coady sacase bajo palos un remate de Saka, el futbolista que mejor entendió el partido en su equipo. No merecieron empatar.
El camino del Arsenal, con el plantel más joven de la competición, hacia el anhelado título que se hace esperar ya 19 años se abre ahora hacia un nuevo sendero, el de la gestión de un inesperado borrón. Arteta lo sabe y tras el partido quiso transmitir un mensaje de confianza: “Este viaje está lleno de grandes obstáculos y tendremos que superarlos y jugar mejor. Les dije a los jugadores que les quiero hoy más que hace una semana o que hace seis meses. Estoy orgulloso de ellos. Hoy es el momento de apoyarles porque se lo merecen”.
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