Felipe Orts: “Soy una buena inversión”
El ciclista del Burgos-BH, cinco veces campeón de España en ciclocross, explica las particularidades de la disciplina antes de la carrera de la Copa del Mundo en Benidorm
Es la figura del ciclocross en España, ahora que está de auge, y lo sabe. Así lo atestiguan los cinco campeonatos de España consecutivos que ha festejado -el último el pasado fin de semana en Vic (Barcelona)-, también su ya habitual top-10 en las carreras de la Copa del Mundo y su subcampeonato mundial sub-23. Es Felipe Orts (Villajoyosa, Alicante; 27 años), que compite bajo el maillot del Burgos-BH de carretera, aunque da absoluta prioridad al calendario de invierno porque lo suyo es el barro y ponerse de vez en cuando la bicicleta al hombro. Este domingo, en la carrera en Benidorm, penúltima escala de la Copa del Mundo de ciclocross, volverá a hacerlo, aunque competirá contra los mejores, confirmado el mejor trío posible: el neerlandés Mathieu Van der Poel, el belga Wout Van Aert y el inglés Tom Pidcock.
Pregunta. ¿Cómo le nace la pasión por la bicicleta?
Respuesta. Pues no lo sé bien porque en mi casa nadie era aficionado. Pero me gustaba montar y con siete años me apunté a una escuela en la que pronto me dijeron que podía hacer carreras por mi nivel. A mi madre no le gustaba la idea, eso de que compitiera tan pequeño. Pero lo hice y la gané. Y ahí sigo.
P. Pero se dedicó al ciclocross… ¿No quería emular a Armstrong o al ganador de turno del Tour?
R. Pues no mucho. Siempre me gustó más el circuito. Recuerdo que me encantaba ver las carreras que nos ponía el entrenador en VHS. Yo quería hacer eso. Y con el tiempo, como no quería estar parado en invierno, me aficioné más al barro, a las carreras técnicas y explosivas. Al principio tres carreras, luego otras más, después por el País Vasco y finalmente por Bélgica. Pero no fue hasta el subcampeonato mundial sub-23 cuando me planteé dedicarme a esto. Ahí cambió la historia; me empezaron a salir oportunidades.
P. No hay muchos españoles que puedan vivir del ciclocross, ¿no?
R. Imagino que Kevin Suárez, Lucía González y yo. No muchos más…
P. ¿Por qué ocurre eso cuando es un deporte que está teniendo tanta aceptación fuera?
R. No se está trabajando mucho el tema de los equipos y no hay muchos apoyos económicos ni de las federaciones. Y eso es una losa porque fuera de aquí los rivales son profesionales. Nos falta tradición y entusiasmo. Aunque creo que la situación está cambiando en España porque tenemos 15 grandes pruebas y también se ha creado la carrera de Benidorm a nivel mundial.
P. ¿Tiene su parte de ‘culpa’?
R. Creo que sí. En cierto modo me siento un poco responsable porque estoy a la cabeza del ciclocross español en su mejor momento. Pero eso también es una carga, el estar en la punta deportiva. Una carga positiva, claro; es un orgullo.
P. Tan bueno es que el Burgos-BH, equipo UCI Pro Team de carretera, le fichó hace tres temporadas…
R. Soy una buena inversión y así me lo hace saber el equipo. Es cierto que voy a alguna carrera en carretera y trato de hacerlo lo mejor posible, pero todos sabemos que lo mío es el ciclocross y que me ficharon para el invierno. Mi pretemporada es atípica para un equipo de carretera porque yo no hago tantos kilómetros ni tengo que aguantar sin gastar demasiado, sino que mis entrenamientos son muy cortos y explosivos porque vas perdiendo la forma poco a poco y en todas las carreras vas al máximo. Pero es verdad que por estar en un equipo de carretera he ganado en fondo y suelo llegar bien a los finales de carrera y remonto posiciones.
P. A usted le gusta sufrir, ¿no?
R. Un poco sí. Así es el ciclocross. Pero se me da bien porque soy técnico y habilidoso. Fallo muy poco con la bici y en las zonas complicadas gano mucho tiempo. Y la dificultad se multiplica si hay barro. Creo que técnicamente no tengo nada que envidiar a nadie. Se está demostrando que los que venimos de ciclocross somos muy completos y que podemos también hacer un buen papel en carretera. Los casos más significativos son Van der Poel, Van Aert y Pidcock, que ganan hasta etapas en el Tour y clásicas.
P. Si corren ellos, el podio está más lejos, ¿no?
R. Son extraordinarios. Tienen unas condiciones físicas fuera de lo normal y es exagerado a la velocidad que ruedan. Y, además, saben meter la bici por el sitio correcto a esa velocidad… ¡Es tremendo! Mejores que ellos hay pocos en el ciclismo. Si corren, sabes que van a ganar casi seguro. Pero gracias a ellos ha subido tanto el ciclocross. Le dan alas a este deporte.
P. ¿Esas alas que ya tiene en Bélgica o Países Bajos?
R. Allí han encontrado el modelo. Hacen carreras en todas las ciudades grandes y ese día la gente va a eso, a beber unas cervezas y comer patatas, a ver a los corredores. Es el plan del día.
P. Ahora lo será en Benidorm… ¿Qué supone tener una carrera de la Copa del Mundo en casa?
R. Lo que pase en Benidorm va a marcar si es un gran deporte o se queda para cuatro aficionados. Pero sé que se está montando un gran evento y supongo que dará mucho retorno. Los que vengan no se van a arrepentir porque verán a un montón de estrellas y descubrirán una modalidad que engancha de verdad.
P. También es un deporte en el que hay mucho contacto…
R. Es normal porque en el barro puedes perder el control. Le pasa a todos. Además hay zonas en la que puedes meter codos o la bici, pero hasta cierto punto. Hay mucho respeto y deportividad entre los corredores porque si un día haces el guarro al siguiente te lo van a hacer a ti. Yo nunca he tenido un encontronazo y recuerdo pocas veces en las que se haya sancionado a alguien.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.