Ferran se reivindica en un frágil Barça
Los azulgrana se despiden con un partido sin juego y cuatro goles, uno de Pablo Torre, ante el colista Viktoria Plzen
El Barça se despidió de la Champions después de pasar por caja y recoger un talón de 2,8 millones en Pilsen. El dinero tenía su importancia en un partido de engorro y sin historia a efectos de clasificación en la máxima competición de Europa. Los goles ayudaron en cualquier caso a pasar una noche de difícil digestión futbolística y económica para el Barcelona después de ser relegado a la Liga Europa —y dejar de recaudar 20 millones— en un grupo comandado por el Bayern y el Inter. El Viktoria ni siquiera sumó un punto, abatido fuera y en casa, también por el Barça.
Ausente Lewandowski, Ferran Torres se reivindicó como ariete y Raphinha sobresalió en calidad de pasador de la misma manera que Ansu Fati no encontró la manera de pedir con goles su presencia en el Mundial. Al delantero le puede la ansiedad y le falta chispa en partidos sencillos como el de Pilsen.
A pesar de que el partido invitaba a un análisis uno por uno por las muchas novedades de la alineación, el Barça jugó fugazmente de inicio como un equipo, más profesional y serio que armónico, mejor en ataque que en la defensa del área del debutante en la competición Iñaki Peña. Jóvenes y veteranos se juntaron un rato alrededor del mediocentro improvisado Kessié. Las llegadas eran tan francas que Marcos Alonso se animó a conducir la pelota y marcar el 0-1 a los cinco minutos después de embocar un rechazo del meta.
El gol confundió al Barça. Los azulgrana se convencieron de que el partido sería muy fácil y el triunfo estaba garantizado por la poca consistencia del Viktoria Plzen. Ferran absorbía el fútbol y Ansu se desvivía tanto que se precipitaba en su obsesión por batir a Stanek. Al equipo de Bilek, sin embargo, le alcanzó con una jugada de estrategia y un remate de Chory al palo para desestabilizar al Barcelona. Los futbolistas de Xavi no paraban de perder la pelota y a los checos no le costaba nada alcanzar la cancha barcelonista y amenazar a Peña.
Goles concedidos
Los medios no controlaban el juego y los zagueros se vencían fácilmente mientras los delanteros observaban las acometidas del ingenuo Viktoria. El encuentro se convirtió en un despropósito en el estadio más pequeño de la Champions. Hubo un momento en que para bien y para mal el único jugador barcelonista en la cancha era Gavi. No aprovecharon los checos la fragilidad del Barça y Ferran marcó antes del descanso el 0-2 después de una asistencia de Alba, que cabeceó al centro del área, habilitado por un pase profundo de Raphinha.
Ferran volvió a marcar en una buena jugada después de combinar con Raphinha (1-3). El partido del delantero centro fue tan interesante como reprobable resultó la actuación azulgrana de cuantos protegían a Peña. Las concesiones se sucedieron y Chory marcó dos goles que señalaron a Pablo Torre, especialmente desafortunado en la concesión de un penalti (1-2) y a los centrales Piqué y sobre todo Marcos Alonso (2-3).
La rueda de cambios ayudó a ordenar y serenar un poco al Barcelona. El debutante Marc Casadó, sustituto del lesionado Kessié, templó el juego y permitió la redención de Pablo Torre. El volante cántabro, que se estrenaba también como titular, controló con la derecha el cuero filtrado por Raphinha y voleó con la zurda: 2-4. Un muy buen gol en el que se dejó la pierna Pablo Torre. El jugador se quedó tumbado en el campo dolorido, seguramente afectado de calambres, y fue sustituido por Álvaro Sanz.
Todavía hubo tiempo para contar un segundo tiro al palo del Viktoria. El Barça ya había dado por acabado el partido y su triste participación en la Champions. Hasta en el último partido con el colista se advirtió su vulnerabilidad: ha encajado 12 goles. No tenía más aliciente que ganar para cobrar 2,8 millones.
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