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Evenepoel no tiene mal de altura

El belga se preparó en las montañas del norte de Italia y en Dénia, en un hotel con cámaras hipóxicas para simular la altitud

Jordi Quixano
Evenepoel, a su llegada a meta en Sierra Nevada.
Evenepoel, a su llegada a meta en Sierra Nevada.Javier Lizón (EFE)

Volvió a perder tiempo, apenas 15 segundos con Roglic, pero ya no le flaquearon las piernas como en la jornada anterior. Por lo que Remco Evenepoel (Aalst, Bélgica; 22 años), seguro de sí mismo, un pelo gallardo aunque sabedor de que en las siguientes montañas no se le exigirá tanto, pidió cita para ponerse el laurel en Madrid. Lo hizo después de admitir que nunca había terminado una etapa a tanta altitud. Pero se había preparado para ello, una planificación estudiada al detalle para que completara una gran vuelta, pues solo participó en el Giro de 2021 y se descabalgó antes de tiempo porque se dio de bruces con el suelo, una cabriola sobre el guardarraíl. “Ha estado a un gran nivel y tiene buena pinta, pero no sabemos qué puede pasar más adelante”, reseña con cautela para EL PAÍS Koen Pelgrim, director deportivo de Quick-Step. Esa fue siempre su táctica.

Sorprendidos por los grandes números que mostraba el ciclista en todos los entrenamientos poco antes de afrontar la Vuelta, Pelgrim se reunió con Evenepoel para decirle que no se centrara en la clasificación general, que lo suyo sería ganar en alguna jornada. “El objetivo es vencer alguna etapa, todo lo demás que venga será extra”, resolvió entonces a los medios el belga, descargado así de la posible presión. “Aunque eso no sirve de mucho con él”, revela Pelgrim; “porque más presión que él no se pone nadie, ya que le gusta ganar y hacer grandes cosas, rendir al más alto nivel en todo momento”. Algo que en la Vuelta está haciendo, excelente en el Pico Jano, Collàu Fancuaya y Les Praeres, perdido en la Sierra de la Pandera pero, de nuevo, controlador en Sierra Nevada. “Mis compañeros han hecho un gran trabajo”, concedió el maillot rojo. Piropos, según cuentan desde su equipo, sinceros: “Como persona es muy decidido, sabe lo que quiere y es un verdadero ganador. Pero también es amable, muy humilde y agradecido con la plantilla. Hay dos Remcos: el que está encima de la bicicleta o el que está bajado de ella”.

Pero sobre las dos ruedas, de momento, va primero. Es lo que pretendía cuando se marchó en julio y por tres semanas a las montañas de Livigno, en el norte de Italia. “Trabajó muchas horas, pero no quisimos hacerle una preparación específica”, relata Pelgrim, pues tenían la clásica de San Sebastián —donde se impuso— en el horizonte. “Ahí nos dimos cuenta de que su forma era muy buena y que no debíamos cambiarle nada durante las semanas que se preparó en un centro de entrenamiento en Dénia. Lo único que nos preocupaba es que llegara fresco a la Vuelta”, amplía Pelgrim, satisfecho porque el corredor también había asentado la pérdida de tres kilos de cuando estaba fuera de temporada. Aunque también les preocupaba la altitud para aprovechar las adaptaciones que la menor cantidad de oxígeno disponible suponen en un deporte de resistencia como es el ciclismo. Algo que solucionaron en el hotel SyncrosSfera —del exciclista Alexander Kolobnev—, donde se puede dormir a 3.880 metros de altura gracias a las cámaras hipóxicas para favorecer el nivel de glóbulos rojos y la recuperación; donde se puede rodar a la altura del mar. “Me he estado preparando con mucha altura para etapas como la de Sierra Nevada”, aceptó Evenepoel durante la Vuelta. Así lo demostró y ya solo le queda una semana para la gran conquista.

“Nunca terminó una gran vuelta y para nosotros es un gran signo de interrogación si podrá mantener este estado de forma durante tres semanas”, dice Pelgrim. Pero Evenepoel seguirá a los suyo, alabando a los suyos, compitiendo como un animal y controlando a Mas y Roglic con el objetivo, ahora sí, de coronarse en Madrid.

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