Ansu Fati le cambia la cara al Barcelona
La aparición del español en el minuto 66 se tradujo en tres goles en los que intervino, ante una Real Sociedad sin puntería
Salió Ansu Fati y cambió el partido. Los genios tienen esas cosas. Xavi lo reservó para poner la guinda a la tarta de la primera victoria del Barcelona, que sumó buenas noticias en Anoeta, sobre todo en la segunda mitad. Se destapó Lewandowski con dos goles y una asistencia, Dembèlè, que también marcó, completó un partido más que decente, y lo mejor para los azulgrana: quedó claro que las lesiones no han podido con la progresión de Ansu Fati, que tiene un don y lo aprovecha. El 10 que lleva a la espalda no le queda grande.
Las malas noticias fueron para la Real Sociedad, que sigue peleada con el gol. Deshilachó al Barcelona en muchos momentos de la primera parte, pero no sacó rédito ni a su esfuerzo ni a sus ocasiones. La contundente goleada final no es una interpretación fiel de lo que sucedió en el campo, pero el marcador queda para los restos.
No pudo haber mayor disgusto para los donostiarras durante la Semana Grande, que la suspensión de los fuegos artificiales. Nunca había pasado hasta el miércoles, por culpa del fuerte vendaval que sopló en la bahía. Esos paseos nocturnos de helado y luces en el cielo se interrumpieron, pero la Real Sociedad y el Barcelona decidieron, en un domingo sin viento, encender la chispa en Anoeta, y lanzar sus fuegos el mismo día que se inauguraba la sicodélica iluminación del campo.
Desde el inicio. Ni al minuto llegaba el reloj cuando Lewandowski ya había inaugurado su casillero goleador haciendo honor a su fama de artillero, de no quemar pólvora sin sentido. Robó Balde, que dejó en el banco a Jordi Alba, y atravesó todo el campo por el costado izquierdo para servir a su delantero. ¿Dónde estaba la Real? En el otro campo. Se había lanzado al abordaje con el saque inicial y no tuvo tiempo de regresar. Fuera de Anoeta se escuchó el cohete solitario que anuncia los goles visitantes. Un estruendo sin destellos.
Un golpe así es difícil de digerir ante un rival como el Barça, pero era el primer asalto y la Real no acusó el contratiempo. Le faltó tiempo para empatar, apenas cinco minutos más tarde, cuando Kubo le robó la pelota a De Jong, que sufría en el puesto de Busquets, sancionado, y metió largo para Isak, que quiso picar ante Ter Stegen. Eric García metió el pie y desvió por encima del portero. Esta vez en Donostia retumbaron los dos cohetes consecutivos que se interpretan como goles realistas.
El tanto inspiró a la Real Sociedad, que encontró al mejor Silva, con un dominio brutal del medio campo, descosiendo una y otra vez a la línea azulgrana. Claro que es complicado evitar que Dembèlè desborde en alguna carrera, o que Pedri no tenga algún instante de brillantez. Con futbolistas así, las ocasiones llegan casi por imperativo legal, y la tuvo Ferrán, pero la mandó fuera. Quería el Barcelona tener algo más de pausa, ir acercándose a la portería de Remiro a base de mover la pelota con calidad, pero estaba la Real desatada, lanzando fuegos artificiales en cada arrancada, con Kubo como estrella invitada al show de Silva. Tuvo la mejor oportunidad para adelantar a la Real, al alimón con Merino. Luego Silva también dejó escapar un disparo desde el punto de penalti que Ter Stegen desvió.
Esas opciones perdidas dejaron vivo a un Barça titubeante por momentos, que cambió de cara cuando Ansu Fati se incorporó al juego. Tiene magia el chaval. La primera pelota que tocó, de espuela hacia Dembèlè, lo convirtió en oro. El francés agradeció el regalo con un disparo seco y cruzado que batió a Remiro. Ansu también resultó fundamental en el segundo de Lewandowski. Tocó de cabeza para Pedri, que se la devolvió. Desde el suelo, Ansu le puso una asistencia espectacular al polaco, que nunca falla una así.
Con la Real vencida por el desánimo, los protagonistas cambiaron los roles para el cuarto gol. Asistió Lewandowski, marcó Ansu y cerró el partido, porque con tal diferencia, la Real no podía ni tenía ganas de más pelea. El Barça enfila la Liga en la segunda jornada después de un comienzo descorazonador. La Real tendrá que seguir intentando acertar en la diana. Los 17,8 metros cuadrados de una portería se le quedan pequeños por ahora.
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