España alumbra unos nuevos ‘Júniors de Oro’: “Es gracias al trabajo de cientos de entrenadores invisibles”
Con dos oros en Eurobasket sub-20 y dos platas en Mundiales sub-17, este verano es el más exitoso del baloncesto base nacional
“El relevo generacional del baloncesto español está garantizado”. Palabra de Jorge Garbajosa, presidente de la Federación Española de Baloncesto. Y razones no le faltan. Este verano, las categorías inferiores han conseguido medalla en todos los torneos FIBA que han disputado: oro en los Eurobasket sub-20 femenino y masculino, y plata en los Mundiales sub-17, también en ambas categorías, que comprenden a jugadores y jugadoras menores de 20 y 17 años respectivamente. Un éxito solo comparable al verano de 1999, cuando la selección de Pau Gasol, Juan Carlos Navarro o Felipe Reyes, conquistó el Mundial U19 ante Estados Unidos. A aquella generación se la bautizó como los Júniors de Oro y trajeron multitud de éxitos cuando dieron el salto a la absoluta. Ahora, España alumbra la irrupción de los Júniors de Oro 2.0.
Esta camada de la generación Z se parece a sus predecesores en el talento y la pasión por el baloncesto, pero poco más. Los gustos musicales, los peinados, o sus pasatiempos favoritos, son totalmente diferentes a lo habitual en un joven del siglo pasado. Incluso sus orígenes. Sus seleccionadores atienden a EL PAÍS para desvelar cuáles son las claves que explican el exitoso presente y el ilusionante futuro de esta quinta de chicos y chicas, nacidos entre 2002 y 2006.
“La clave de este éxito ha sido el talento y el esfuerzo de esta generación de jugadores”, señala Joaquín Prado, seleccionador del equipo sub-20 masculino que ha conseguido el oro en el Eurobasket. “Esos dos ingredientes unidos suelen traer el éxito, pero también hay que tener en cuenta el trabajo que realizan estos jugadores en sus clubes. Hay cientos de entrenadores invisibles en España a los que se les debe muchísimo y hacen una labor fantástica”, sostiene el técnico, que reconoce que las selecciones recogen el trabajo que hacen los clubes durante el año. Prado destaca el papel de la Federación para reconocer ese talento, con una dirección deportiva que estudia a los jugadores desde edades U12. “Muchos de ellos han pasado por todas las categorías de la selección y se conocen muy bien. La sub-20 es la última estación antes de la absoluta y nuestro trabajo es que lleguen lo más preparados posibles”.
El triunfo del equipo dirigido por Prado en el Eurobasket sub-20, junto con el del equipo femenino, consolida a España como la gran dominadora del torneo europeo, en el que suma 26 medallas (11 de oro), 10 más que el segundo país en el podio, Francia (16, con cuatro oros). “Si tienen suerte en lo físico, todos llegarán a ser jugadores profesionales y seguro que varios de ellos llegarán a la máxima élite”, anticipa el técnico sobre su equipo, integrado por jugadores como Juan Núñez, MVP del torneo, que ha sido incluido en la prelista de la selección absoluta para jugar el Eurobasket en septiembre.
Pero más allá de la gestión del talento, el baloncesto español ha experimentado una evolución en los últimos años a raíz de los cambios demográficos. “El perfil del baloncestista español es de un jugador muy talentoso y creativo, pero que no predomina en lo físico”, describe Cristina Cantero, seleccionadora del equipo sub-17 femenino que se hizo con la plata en el Mundial. “Ahora, con toda la multiculturalidad, hemos crecido mucho en ese aspecto. Podemos tener jugadoras de raza negra que son españolas y eso nos iguala físicamente con las selecciones más potentes del mundo”, señala la entrenadora.
Cantero contó en su equipo con Awa Fam, la jugadora más joven en debutar con el Valencia Basket (15 años, 5 meses y 15 días), una pívot valenciana de padres senegaleses que a sus 16 años mide 1,92m. Fam fue incluida en el quinteto ideal del Mundial junto con su compañera Iyana Martín. “Te vas diez años atrás y este perfil de jugadora no existía en España. Si a eso le añades el talento de jugadoras de otro perfil consigues un equipo muy compensado y se puede competir contra las mejores, como hemos hecho. Aún hay equipos que nos superan, pero hemos mejorado mucho con este tipo de jugadoras”. El equipo de Cantero se colgó la tercera plata en un Mundial sub-17 femenino para España tras caer en la final ante EEUU, el tirano de la competición.
La misma suerte corrió el equipo masculino entrenado por Javi Zamora, que alcanzó la primera final de un Mundial sub-17 masculino para España. Por momentos, sus pupilos pusieron contra las cuerdas a los norteamericanos, invictos en la competición (44 victorias y 0 derrotas) con seis títulos seguidos. “A pesar de que nos superaron físicamente en la segunda parte, competimos de tú a tú contra Estados Unidos, sin el aura de derrotismo de siempre cuando te enfrentas a ellos”, señala Zamora.
El seleccionador incide en el esfuerzo que hacen los jugadores para compaginar los estudios con el baloncesto, ya que aún están en edad de instituto. “El tema formativo es esencial y se le tienen que poner facilidades a los chicos para que puedan compaginarlo todo. Seguro que podemos dar pasos adelante, pero este éxito habla muy bien de la madurez de los jugadores y de sus entornos”. Zamora pide calma con sus pupilos para que puedan ir quemando etapas sin presión y puedan seguir con su formación educativa. “Tengamos paciencia. Estos chicos tienen que desarrollarse deportivamente y seguir con sus estudios. Esa es una de las claves más importantes del éxito en el baloncesto de formación”.
La ilusión de los jóvenes
Este esfuerzo y dedicación, a pesar de quedarse a las puertas del oro, es la mayor recompensa que puede pedir el seleccionador. “Después de más de 10 años trabajando en selecciones, creo que ha sido la experiencia más especial de mi carrera. La magia que supuso jugar en casa (el Mundial se celebró en Málaga), con el Martín Carpena a rebosar en la final, tras todo el trabajo de la Federación... ha sido muy especial”, destaca Zamora.
Porque además de las cuestiones técnicas, organizativas y demográficas, hay un componente emocional que resulta decisivo. Rubén Burgos es el seleccionador del equipo sub-20 femenino campeón del Eurobasket, además del entrenador del Valencia Basket femenino. “Creo que la mayor diferencia que he notado es la ilusión que han transmitido todas las jugadoras. Tal vez no la percibía en equipos profesionales y me ha recordado mucho a cuando yo era jugador y formaba parte de las selecciones de categorías inferiores. Me gusta mucho”, afirma el seleccionador.
En su opinión, los dos veranos sin torneos internacionales por culpa de la pandemia han unido aún más a las jugadoras, que veían en el Eurobasket su última oportunidad de luchar junto a sus compañeras. “Su ilusión y dedicación ha sido máxima y han formado un grupo humano espectacular. Ellas demandan poner su gen competitivo sobre la mesa y desarrollar su talento”, describe Burgos. España buscará completar un verano redondo para el baloncesto base en el mes de agosto con otras cuatro competiciones: Eurobasket U18 y U16 tanto femenino como masculino. Cuando terminen sus torneos, llegará el turno de la absoluta masculina, que disputa el Eurobasket a partir del 1 de septiembre.
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