El Real Madrid aparta a Pablo Laso del banquillo
El club se apoya en unos informes médicos que desaconsejan al técnico seguir al mando del equipo después de haber sufrido un infarto recientemente, pero el entorno del vitoriano asegura que puede ejercer
El Real Madrid ha puesto este lunes punto final a la era de Pablo Laso (54 años, Vitoria-Gasteiz) como entrenador del primer equipo de baloncesto. El club ha hecho oficial el cese del técnico horas después de que le comunicaran la decisión en una reunión en las oficinas del club entre sus representantes y los responsables de la sección. El cónclave fue el epitafio de una de las etapas más exitosas en la historia del club, cerrada con opiniones discordantes sobre la salud del ya exentrenador blanco. A Laso le restaba una temporada de contrato, que el Madrid pretendía abonarle de manera íntegra después de decidir apartarle “por razones médicas única y exclusivamente”, según recoge el comunicado del club. El técnico, por su parte, asegura que cuenta con informes que descartan que corra riesgos si sigue en el puesto.
“Tras el infarto que sufrió hace unas semanas, el Real Madrid ha realizado varias consultas a médicos y especialistas en cardiología y todos ellos han manifestado el riesgo evidente que para su salud supone seguir en estos momentos como técnico de la plantilla”, explica el Real Madrid, que sostiene que “no adoptar esta decisión sería absolutamente irresponsable”. El pasado 5 de junio, el técnico sufrió un infarto de miocardio al terminar el segundo partido de las semifinales de la ACB contra el Baskonia y pasó dos días ingresado en el hospital. Al poco de recibir el alta, se reincorporó a los entrenamientos, pero no llegó a ocupar su puesto en el banquillo en los últimos partidos de la temporada.
El puesto lo asumirá Chus Mateo, quien se hizo cargo del equipo en el tramo final de la temporada después de que Laso sufriera el infarto. Con Mateo al mando, el Madrid cerró la eliminatoria contra el Baskonia y se llevó el título de la ACB en la final ante el Barcelona. El hasta ahora segundo había formado tándem con Laso desde 2014 y su única experiencia anterior al frente de un equipo fue hace 10 años, cuando en 2011 fue contratado por Unicaja para convertirse en el primer entrenador, una vez destituido Aíto García Reneses.
La decisión choca con las intenciones de Laso. El preparador vasco, tal y como confirman desde su entorno, pensaba regresar al frente del equipo en la pretemporada para iniciar su undécimo curso. Sin embargo, el club ha decidido no arriesgar y se ha apoyado en los informes médicos que ya desaconsejaban que el técnico se reincorporara a los entrenamientos la semana después de haber sufrido el infarto. Por el contrario, desde el entorno de Laso insisten en que el entrenador cuenta con el visto bueno de los médicos que ha consultado para seguir en los banquillos. “Nunca va a poner en riesgo su vida por entrenar y los médicos que ha visitado le han dicho que no hay ningún problema”, inciden fuentes cercanas a Laso, que remarcan que no se plantea dejar los banquillos: “Su deseo era seguir al frente del Real Madrid, pero si no es posible, buscará otro equipo”.
La precipitada e inesperada salida de Laso supone el adiós no solo de uno de los mejores entrenadores de la historia del club, sino que también se marcha el entrenador que recuperó el entusiasmo de la hinchada con su estilo alegre de juego, basado en las señas históricas de identidad, defensa, velocidad y contraataque. Y cuando no pudo desplegarlas, también supo adaptar al equipo a sistemas más lentos y sofisticados. En diez temporadas, Laso ha cosechado 22 títulos: dos Euroligas, seis Ligas ACB, seis Copas, siete Supercopas y una Intercontinental. Su palmarés solo puede compararse al de otros dos mitos del banquillo blanco, Lolo Sainz y Pedro Ferrándiz. Laso es además el entrenador del Real Madrid con más victorias de la historia (659 en 860 partidos, un 76,6% de triunfos).
Esta última temporada ha sido una de las más difíciles. El equipo atravesó por la peor racha de resultados de su etapa, con 14 derrotas en 25 partidos. Los problemas del equipo iban desde lo deportivo, con tantas lesiones que Laso se quedó sin bases en el tramo final de la temporada, hasta lo disciplinario, con Heurtel y Thompkins apartados del equipo por haber salido de fiesta antes de un partido. Sin embargo, el técnico consiguió levantar al equipo justo a tiempo y acabó alcanzando la final de la Euroliga, en la que se quedó a una canasta de proclamarse campeón de Europa, y se coronó campeón de la ACB en la final ante el Barcelona. Su último gran servicio.
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