Alcaraz contra Sinner: bienvenidos al mañana

Día extraño este domingo en Wimbledon, adiós a la jornada de transición. Se pierde el Middle Sunday, tradición que hasta ahora solo había conseguido interrumpir la lluvia; fueron cuatro ocasiones, la última de ellas en 2016. Como contrapartida, el cartel anuncia un más que atractivo duelo en clave de presente y, sobre todo, de futuro, porque si alguien está llamado a llevar las riendas del tenis de aquí en adelante son ellos. Uno tiene 19 años, es de Murcia y suma cinco títulos; el otro nació hace 20, es tirolés (San Candido, Trentino-Alto Adigio) y posee la misma cifra de trofeos. Bienvenidos al mañana, a una creciente rivalidad. Carlos Alcaraz y Yannik Sinner, un binomio en ciernes.

“Vamos a encontrarnos muchas veces en los próximos años”, auguraba el español el viernes después de sellar su pase a los octavos del grande británico, en los que se medirá (hacia las 16.30, #Vamos y Movistar Deportes) con el talludo italiano. Sinner demarró primero –el más joven en la historia de su país en ganar un torneo de la ATP, el ganador más precoz de un 500…–, pero ahora trata de recuperar terreno porque el de El Palmar ha caído en la élite como un rayo y está adelantando a todos los postulantes por la derecha, de golpe en golpe de efecto.

“Somos jóvenes, somos grandes jugadores y también buenas personas. Pero nos queda todavía mucho trabajo por hacer”, apuntaba el pelirrojo italiano, que en principio iba para esquiador y al final escogió la raqueta; al igual que Alcaraz, un currante, porque además de talento su entorno y los rivales –entre ellos Rafael Nadal, exigente como pocos– destacan en las descripciones su ética de trabajo. “Tiene todo lo que se necesita para ser muy bueno. Estoy convencido de que en cuatro o cinco años estará en lo más alto, aunque probablemente lo consiga en menos tiempo”, concedía tras caer frente a él John Isner, propietario del récord de saques directos, con 13.748 por los 13.729 de Ivo Karlovic.

Aún recuerdan los que estuvieron presentes aquel día de hace tres años en Villena, en la academia de Juan Carlos Ferrero. Entonces, ambos se cruzaron en la primera ronda del challenger de Alicante; uno 17 años, el otro solo 15. Dos críos. Venció Alcaraz, que también se impondría el curso pasado en el primer encuentro en un escenario mayor, París-Bercy. “Somos diferentes, pero tenemos en común lo mucho que trabajamos”, afirmó ese día Sinner, que hasta hoy ha coleccionado los títulos de Sofía (2), Melbourne, Washington y Antwerp, y alcanzó la final del Masters 1000 de Miami.

Alivio en la ATP

El estirón y el impacto del murciano han sido mucho mayores. En su vitrina ya figuran dos miles (Miami y Madrid) y dos quinientos (Río y Barcelona), y luce en el sexto escalón del ranking, habiendo tumbado ya a Nadal y Djokovic. En su trazado, de paso, el tenista que ha sacudido por completo el circuito ha recopilado diversos registros de precocidad. “Somos buenos amigos, aunque tiene que mejorar con el español…”, bromea Alcaraz, que este sábado optó por hacer trabajo físico en la casa que ha alquilado en Wimbledon y que precisa: “Somos los más jóvenes del cuadro y quizá los más talentosos, pero hay muchos jóvenes muy buenos”.

Ambos crecen, el español se ha disparado y la dirección de la ATP suspira con alivio porque el dúo garantiza un mañana próspero. La generación intermedia ha chocado una y otra vez con la hegemonía de Nadal, Roger Federer y Novak Djokovic, y más allá de la explosión de Alcaraz, conviene edificar el porvenir sobre una rivalidad que uno y otro abrazan. “Espero que así sea, aunque cada uno debe hacer su camino. Ya veremos qué nos depara el futuro”, expone Sinner, que ha alcanzado en dos ocasiones los cuartos de un grande (Roland Garros 2020 y el Open de Australia de este año), en la misma línea que el murciano (US Open 2021 y en París recientemente).

No presenciaba la grada de Wimbledon unos octavos masculinos de similar juventud desde que se enfrentaran Jimmy Connors (20) y Bernard Mitton (22) en la edición de 1973. Y en el terreno de los Grand Slams, no se daba desde que Juan Martín Del Potro (19) y Kei Nishikori (18) chocaran en los del US Open de 2008. “Conozco su juego, sé cómo tengo que jugar este partido. Le conozco...”, avisa Alcaraz.

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