Las mujeres aún pierden por goleada
Las futbolistas españolas celebran el nuevo acuerdo económico con la federación, pero piden a la UEFA y la FIFA que acorten la distancia con los hombres, marcada por la diferencia de los ingresos generados
Sin demasiada euforia pero contenta después de sellar un pacto con la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) que supone un salto importante para la selección femenina, una de las referentes de la Roja destacaba estos días en privado y bajo condición de confidencialidad poco después del anuncio: “Si tenemos en cuenta de dónde venimos, el cambio para nosotras es muy grande. Pero poco a poco tenemos que ir más allá. Ahora son la UEFA y la FIFA quienes tienen que dar un paso adelante en la igualdad entre los hombres y las mujeres”, afirmaba esta líder del vestuario.
Después de seis meses de negociaciones, la Federación y las capitanas llegaron la pasada semana a un acuerdo: la selección de fútbol femenina de España cobrará el mismo porcentaje de premios y de patrocinios que la masculina. Se equiparan las primas por amistosos y varias de las condiciones de trabajo se igualan con el equipo de hombres. En cuanto a las cifras totales, sin embargo, la diferencia entre unos y otras sigue siendo enorme. La UEFA, por ejemplo, repartió 317 millones de euros entre las selecciones masculinas en la Eurocopa de 2021 por los 16 que les dará a las femeninas en la Euro de este verano. Los hombres se llevan 23 veces más. La FIFA, por su parte, ya anunció que será 440 millones los premios en Qatar 2022. En el último Mundial femenino, en 2019, los premios fueron 10 veces menos: 44 millones.
En enero de 2022, un mes después de la creación de FutPro, sindicato solo para el fútbol femenino, comenzaron las negociaciones entre las capitanas de la selección y la federación. De entrada, algo inédito: las jugadoras pidieron que FutPro llevara la voz en las conversaciones. “Cuando estábamos empezamos a idear el sindicato con las jugadoras hablábamos que lo del convenio [para la Liga, aprobado en 2020] estaba bien pero que había que ir un paso más allá. Y eso para todas también incluía a la selección”, explica Amanda Gutiérrez, presidenta de FutPro. Lo primero que se hizo fue mirar el punto de partida. Las jugadoras cobraban 150 euros por día por dietas; 300 por un partido oficial, más 150 si vencían; 150 y 75 por amistoso; y 1.000 euros por concentración en derechos de imagen. Con estos datos sobre la mesa, Federación y sindicato acordaron que analizarían otros países. “Queríamos saber lo que pasa en los primeros 10 del ranking FIFA”, completa Reyes Bellver, abogada especialista en derecho deportivo, presente también en las negociaciones.
La selección que encabeza la lista es EE UU, actual campeona del mundo. Después de años de disputas, alcanzaron un acuerdo histórico para corregir la desigualdad: los premios que reparte FIFA y CONCACAF en masculino y femenino se ponen en un fondo común y se reparten en idénticas cantidades para ambas selecciones. La Federación, sin embargo, miró con cierto recelo el pacto de las americanas. “Había que ser realistas, no podíamos compararnos con EE UU. El femenino genera más que el masculino”, detalla Gutiérrez. Después se analizó lo que pasa en Europa. La situación era más cercana a la de los países escandinavos. “El fútbol es el deporte más importante de Noruega para las niñas y lo ha sido durante años, pero las chicas no tienen las mismas oportunidades que los chicos”, se quejó la ganadora del primer Balón de Oro femenino, Ada Hegerberg, cuando renunció a su selección en 2017. Entonces, su país (11º en el ranking) equiparó las condiciones.
Inglaterra (octava) reparte el dinero de manera similar a la aprobada en España: “La FA paga exactamente lo mismo a sus jugadoras y jugadores por representar a Inglaterra, tanto en términos de dietas por partido como de primas por partido”, anunció la Federación inglesa en 2020. En Alemania (quinta) todavía están lejos de la igualdad, informa Elena G. Sevillano. El máximo organismo del fútbol alemán (DFB) pagará 60.000 euros a cada jugadora si levantan la Euro este verano, más del doble que cuando la ganaron en 2013 (22.500), pero muy lejos de los que le ofrecía al masculino en la Euro del año pasado (400.000). “Para nosotras no se trata de equal pay (mismo pago), sino de equal play (mismo juego), es decir, crear condiciones equitativas”, dijo Giulia Gwinn, jugadora alemana Sky.
Ranking FIFA
España es la séptima selección del ranking FIFA. “Había que tener en cuenta lo que pasaba en otros países, pero lo más importante era tener en cuenta lo que pasaba en el fútbol femenino en España, porque la selección masculina de X país no genera ni ha ganado todo lo que ha ganado la española”, explica Amanda Gutiérrez. Entonces fue cuando las capitanas y la líder sindical vieron con buenos ojos tomar el modelo de la selección masculina. Es decir, un porcentaje de premios en las competiciones oficiales y una cantidad fija calcada por los amistosos. Las jugadoras españolas, como las alemanas, también querían igualdad en las condiciones de trabajo y de viaje. Y lo consiguieron: “Ahora tenemos cámara hiperbárica, entrenamientos de hipoxia, en el gimnasio hay un montón de trastos con los que la preparadora física está encantada. Son cosas que te dicen que vamos con todo”, contó Alexia Putellas en El Hormiguero.
Las negociaciones, aunque nunca corrieron el riesgo de estancarse, no fueron sencillas, ni contaban con la unanimidad de las jugadoras. Uno de los puntos más conflictivos fueron los derechos de imagen. No porque la federación no aceptara que el femenino se llevara el mismo porcentaje que el masculino de cada patrocinador, sino porque las futbolistas pretendían más compromiso de la RFEF. “Estaría bien que se pusieran las pilas para conseguir patrocinadores y que no sean siempre las mismas jugadoras las que van a los actos”, dice una de las líderes del vestuario.
“Había jugadoras a las que no les compensaba jugar con España”
Recuerda la exseleccionadora de Alemania, Silvia Neid, que el premio que obtuvieron las jugadoras de la Mannschaft tras conseguir el primer europeo en 1989 fue un estiloso juego de café que su madre sacaba orgullosa a las visitas durante muchos años. En España, hace un tiempo no muy lejano, había futbolistas que optaban por no participar con la selección. “He visto compañeras que dejaron de ir a la selección porque no les compensaba económicamente”, explica Vero Boquete, internacional con la Roja entre 2004 y 2017. “Hace años que pienso que hemos perdido generaciones de futbolistas de un gran nivel, que seguramente podrían haber ganado más de lo que se gana ahora. ¿Qué pasaba? Que no eran profesionales. Entrenaban a las nueve de la noche, no tenían gimnasios ni dónde prepararse. Muchas tenían que trabajar. Todas esas jugadoras no han tenido la posibilidad de brillar”, completa Boquete.
“No sé cuánto cobraban en la época de Vero”, dice Amanda Gutiérrez, presidenta de FutPro. “Entiendo que, incluso, sería menos de la base con la que yo he partido en la negociación. Pero eso también nos podría haber pasado a nosotras. A pesar de que hoy las jugadoras cobran en sus clubes y hay un convenio, que es de mínimos pero hay un convenio, había futbolistas a las que no les compensaba ir a la selección en sus vacaciones. ¿Y si se lesionaban? Podían perderse una competición con sus clubes por haber ido a la selección. ¿Y por qué dinero?”, remata Gutiérrez.
Para Amanda Gutiérrez el acuerdo es positivo. Las jugadoras, a diferencia de las inglesas y alemanas, no querían una cantidad fija. “Los premios crecen competición tras competición, también el dinero de los patrocinadores. No nos podíamos pillar los dedos”, dice la presidenta de FutPro. Ahora, eso sí, la mirilla está en la UEFA. “No le podemos pedir a la UEFA que iguale los premios del masculino porque no sería sostenible. Pero lo que tienen que hacer es que los aficionados quieran ver esta Eurocopa. Hacer anuncios, promociones, asegurarse de que cada país lo retrasmita. Así la gente lo consumirá y el fútbol femenino crecerá”, concluye Gutiérrez. Se consiguió otro paso en el femenino. Pero solo uno.
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