Frenkie de Jong firma la jugada de los “112 millones”
Alabado por Van Gaal y bajo sospecha en el Barça, el volante de los Países Bajos fabrica el 1-2 de la victoria ante Gales
Cuentan personas muy próximas a Nasser al-Kelaifi que un día el presidente del PSG se acercó a Messi en busca de compadreo y en tono confidencial le preguntó por cierto futbolista de la cantera del Barça que, dijo, acababan de ofrecerle para fichar. Messi, según estas fuentes, le respondió desviándole el objetivo. Para el argentino, las perlas más grandes de la plantilla eran Pedri y, sobre todo, un tal Frenkie de Jong.
El mismo Frenkie de Jong que tan bien conocen en el Bernabéu —0-4 con el Barça, 1-4 con el Ajax— y que este miércoles se inflamó en el Cardiff City Stadium para firmar una jugada con valor de tres puntos en la Liga de Naciones y 112 millones de euros en el mercado, a decir de la tasación particular de Louis van Gaal.
La acción, que comenzó en el área de los Países Bajos y acabó dentro de la portería de Gales, causa del 1-2 final, hizo que el veterano seleccionador holandés olvidara las 20 sesiones de quimioterapia que lleva en el cuerpo y pegara un brinco juvenil agitándose en el paroxismo de la felicidad, abrazado a su libreta, su bolígrafo, y su ayudante de campo Edgar Davids.
Van Gaal metió a De Jong pasada la hora de partido porque, a pesar de ir ganando por 0-1, advirtió que el juego no fluía con Shouten y Koopmeiners en el mediocampo. “Perdimos demasiados balones en acciones innecesarias”, explicó el técnico, “y así no puedes atacar aunque quieras. ¡Casi no llegábamos a la portería contraria!”.
“¿Todavía necesitamos discutir eso?”, preguntó, cuando le inquirieron por la importancia de su jugador favorito. “Frenkie de Jong aporta una calidad extra al equipo. Por eso vale 112 millones de euros. Hicimos el 1-2 gracias a un contraataque fantástico creado por Frenkie de Jong”.
Gales acababa de meter un gol que parecía sellar el definitivo 1-1. Corría el minuto 92 y la hinchada y los jugadores se abrazaban en un estallido de alegría. El partido parecía finiquitado cuando al minuto siguiente De Jong recogió la pelota en su área, jugó con De Vrij, se apoyó en Indi, ganó tiempo y espacio para salir de la primera presión galesa, y se aventuró hacia la banda como hacen los toreros cuando se pegan contra las tablas y la suerte parece favorecer al toro. A por él fue la cuadrilla de interiores de Gales y entonces se asoció con Bergwijn en una pared como una bomba de humo que desorientó a toda la defensa local. Con su cambio de ritmo, su potencia y su conducción precisa —marcas que le convierten en un caso único en el concierto mundial de centrocampistas— atrajo hasta seis rivales. El pelotón parecía enlazarle en el momento en que habilitó al extremo Malacia a su izquierda. Cuando el centro cayó sobre el área, Weghorst solo tuvo que empujar el balón de cabeza a la red.
Advertencia del Ajax
Antoine Griezmann dijo una vez que De Jong tejía jugadas “indefendibles” a base de pasar la pelota en el momento justo a compañeros que súbitamente se veían favorecidos y ennoblecidos por la asociación. Algo de eso hizo De Jong cuando jugaba en el Ajax y a su paso florecieron De Ligt, Ziyech y Van de Beek; y algo de eso hizo en Cardiff este miércoles para dicha de Van Gaal y de los directivos del Ajax que no dejan de recordar que el Barça todavía les debe 42 millones de euros por el traspaso que firmaron en 2019. Así lo atestiguan fuentes de LaLiga, que indican que el Ajax advierte del derecho por contrato a exigir el abono total de la cantidad adeudada en caso de que el Barça decida venderlo este verano.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.