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El Nottingham Forest, doble campeón de Europa, regresa a la Premier tras 23 años de ausencia

El histórico cuadro inglés supera en la final del playoff de la Championship al Huddersfield, la revelación entrenada por el joven técnico valenciano Carlos Corberán

Los jugadores del Nottingham Forest celebran el ascenso a Primera.
Los jugadores del Nottingham Forest celebran el ascenso a Primera.Mike Egerton (AP)

Vuelve un clásico a la Premier League, que agrupará la próxima temporada a los cinco equipos ingleses que levantaron la orejona. El Nottingham Forest completa el póker de campeones de Europa junto al Liverpool, Manchester United, Chelsea y Aston Villa. Este domingo selló su regreso a la máxima categoría tras 23 años de abstinencia en los que incluso llegó a jugar durante tres campañas en la League One, la división de bronce. Un gol en propia meta de Colwill le dio el triunfo en la final del playoff de ascenso en Wembley ante el inesperado Huddersfield, una cenicienta que acarició la gloria de la mano de Carlos Corberán, un joven técnico valenciano que llegó al club después de trabajar con Marcelo Bielsa en el Leeds y, antes, como asistente del gallego Raúl Caneda en el fútbol árabe.

Corberán se quedó con la miel en los labios, a un paso de una hazaña que evitó el Forest para completar su particular epopeya. El equipo, que llevaba más de una década condenado a la irrelevancia en la Championship, firmó el pasado otoño su peor inicio de temporada en 110 años, seis derrotas en los siete primeros partidos que propiciaron la llegada al club de Steve Cooper, un técnico de 42 años sin apenas experiencia en la categoría, con una final por el ascenso perdida con el Swansea, pero sobre todo con pasado en las selecciones inferiores de Inglaterra. Desde que llegó, el Forest solo perdió seis partidos más.

Nada le resultó sencillo, pero el equipo se ancló a la aportación del galés Brennan Johnson, un canterano que regresó de una cesión en la tercera división y aportó 16 goles y 9 asistencias en el campeonato, y a la de Lewis Grabban, su contrapunto veterano, 12 dianas antes de caer lesionado en un final de temporada que le impidió ayudar al equipo en la promoción.

El Forest se levantó porque además supo reforzarse en invierno. Apostó fuerte el dueño, el volcánico griego Evangelos Marinakis, que adquirió en 2017 el cien por cien de un club que estaba en manos kuwaitís. También tiene el control del Olympiakos, pero en Nottingham está el negocio: entrar en la Premier le reportará al club solo en derechos de televisión alrededor de 140 millones de euros. “Subir a la Premier es el premio más valioso que se puede alcanzar, económicamente, en el fútbol mundial”, concluye un estudio de Deloitte, que apunta que las ganancias pueden elevarse hasta el entorno de los 400 millones de euros en una única temporada.

Pero hay algo más que dinero tras el ascenso del Forest. Late orgullo. “You’re not famous anymore” (“Ya no sois famosos”) les cantaban en los campos, prisioneros como estaban de su memorable pasado, dos veces campeón de Europa, en 1979 contra el Malmoe sueco y en 1980 ante el Hamburgo, en una final que se disputó en el Santiago Bernabéu. Ganador de la Liga inglesa en 1978, la única de su currículum, no es correcto catalogar al Nottingham como un grande de las Islas. Dos Copas y cuatro Copas de la Liga (la última en 1990) completan un palmarés doméstico chato, pero en el que late el recuerdo de aquel extraordinario final de la década de los setenta bajo el dictado del inimitable y lenguaraz Brian Clough, un entrenador al que le dio tiempo a transitar desde el fútbol más clásico a la Premier.

El Forest fue uno de los 22 equipos que estrenó la nueva competición inglesa en 1992. Acabó colista aquel año, el último de Clough en los banquillos para cerrar 18 temporadas en Nottingham. Stuart Pearce y un jovencísimo Roy Keane, que se marchó tras el fiasco al Manchester United, estaban en aquella plantilla. El equipo dio tumbos, con idas y venidas de la máxima categoría y algún futbolista sobresaliente como el exoviedista Stan Collymore, hasta que en 1999, con Ron Atkinson, otro clásico en el banquillo, se cayó para no volver. Hasta ahora. “Este club de fútbol ha cambiado mi vida. Es una entidad que mira hacia un pasado glorioso, pero ahora queremos construir algo sobre eso”, concluyó Cooper.

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