Steven Gerrard borrará su maldición si priva al Manchester City de Guardiola de la cuarta Premier
El excapitán del Liverpool, célebre por cometer el error que frustró el alirón de 2014, se dispone como técnico del Aston Villa a ganar al líder en la última jornada y ayudar al equipo de Klopp a dar el zarpazo
“Mi teléfono ha estado muy ocupado últimamente”, dijo Steven Gerrard, la frente y el entrecejo surcados de profundas arrugas. El entrenador del Aston Villa no dejó de recibir llamadas desde que hace semanas todas las fuerzas de la Premier comenzaron a converger hacia una última jornada estrepitosa, coronada por un partido con valor de título, Manchester City – Aston Villa. Un último acto con las raíces bien hundidas en el alma del hombre con el teléfono caliente.
El Liverpool solo ha ganado una Premier en los últimos 30 años. El folclore y la ciencia señalan que la penuria liguera del club, uno de los diez más ricos del mundo, es responsabilidad de muchos villanos y un solo héroe. Steven Gerrard, el viejo capitán, 17 temporadas en el primer equipo, es amargamente recordado por el incidente que popularmente se conoce como “el resbalón”, The Steven Gerrard Slip. Sucedió el 27 de abril de 2014, cuando el Liverpool perdió la liga que estaba a punto de conquistar porque el centrocampista hizo un mal control, se resbaló, y propició que Demba Ba le robara la pelota y anotara el gol del Chelsea que, en última instancia, permitió al Manchester City ganar el campeonato en otro estadio.
Hombre atormentado y laborioso, Gerrard se ha encontrado con una puerta a la redención en la última jornada de la temporada de la Premier. Si este domingo (17:00 horas en España, televisado por DAZN) logra que el Aston Villa le arrebate algún punto al City de Guardiola, y el Liverpool a su vez gana su partido con el Wolverhampton en Anfield, la historia compensará al club de la rivera del Mersey con su segunda Premier desde 1990.
La tarea no será sencilla. El Villa ha perdido los 11 últimos partidos disputados contra el City con una diferencia de 29 goles en contra. Si esta resulta la excepción, el Liverpool podría completar una de las remontadas más escarpadas que se recuerdan. En enero el equipo de Klopp estaba 14 puntos por debajo del City. La carrera que ambos clubes completaron ha sido tan arrebatadora que la conclusión es insólita. Nunca en la historia de la Premier la brecha entre el segundo y el tercer clasificado se amplió hasta los 21 puntos.
La distancia entre los aspirantes al título y el resto es naturalmente abismal. Nunca, a lo largo de este siglo, se enfrentaron dos equipos tan vanguardistas en su juego. El más sofisticado, por la variedad de sus recursos, es el Manchester City. El más regular, por el sentido práctico de su modelo y por su forma de abordar las competiciones, es el Liverpool. Prodigio de la inteligencia emocional, Jürgen Klopp hace la guerra psicológica con simpatía. El alemán parece sincero cuando enuncia que su adversario es superior. “Sí, nuestro rival es el mejor equipo del mundo, lo cual es una lástima”, dijo este viernes. “Pero nos tienen en su cuello, y eso tampoco les debe hacer gracia”.
“Si tuviéramos algo que perder...”
Guardiola parece más inquieto que su homónimo. Consciente de que la tensión amenaza con atenazar a sus futbolistas, tras el empate (2-2) ante el West-Ham del domingo pasado el español programó una semana con poca carga de trabajo y muchas distracciones. Los jugadores del City, que se preparan para levantar la cuarta Premier de la era Guardiola, dedicaron muchas horas a la vida social, celebraron la despedida de Fernandinho con un banquete, y solo completaron tres días de entrenamientos.
La plantilla del City se esforzó por alcanzar la paz espiritual que parece reinar en las inmediaciones del estuario del Mersey, en donde se respira un clima de promisión. “Para nosotros es todo positivo”, dijo Klopp, sibilino. “Si tuviésemos algo que perder, entonces nos sentiríamos de otra manera”.
En Liverpool cunden los rumores de que se pagarán grandes primas al Aston Villa, lo mismo por empatar que por ganar, y las asociaciones de futbolistas veteranos aumentan las apuestas en favor de su equipo. Una fuente próxima a la directiva del club rojo señala que tienen el compromiso de Steven Gerrard de que saldrán a por el partido como si se jugaran la vida. La información que opera entre los apostantes indica que el Aston Villa, que no se juega nada en la clasificación, saldrá a encerrarse y a contragolpear, siguiendo el patrón del West-Ham, con la intención fervorosa de arrebatar el campeonato a la hinchada del Etihad.
Los conflictos éticos escasean en Birmingham. Todo el cuerpo técnico del Villa es del Liverpool. En conjunto, aspiran a suceder a Klopp cuando el alemán acabe su contrato en 2024. Desde Gerrard a Tom Culshaw, Gary McAllister, Michael Bale, y el preparador físico Jordam Milsom. En las oficinas y en la plantilla el color alternativo es el rojo integral. No lo oculta ni el director general del club, Christian Purslow, que fue abonado de Anfield, ni Danny Ings ni Coutinho, que jugaron para el Liverpool, cosa que soñó el capitán Tyrone Mings, que fue hincha.
“Stevie se lo tomará 100% en serio”, dijo Klopp, con media sonrisa. “Estoy seguro, sin necesidad de que yo lo llame. El resto del club probablemente lo hizo, pero yo no”.
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