Barcelona ofrece una salida para los ciclistas rusos: “Si vuelven a su país, les cambiarán la bici por un kalashnikov”
El Club Ciclista Catalunya-Barcelona incorpora a 22 jóvenes corredores afincados en Tortosa que no podían competir con su equipo por las sanciones del Gobierno
Ciclista ruso busca equipo catalán para seguir compitiendo. Podría ser el anuncio de los jóvenes corredores del Lokosphinx, equipo ruso formativo que compite en España, que de la noche a la mañana se encontraron el 11 de marzo sin poder competir por las sanciones aplicadas a las federaciones deportivas de Rusia. La llamada tiene una primera respuesta: un equipo catalán, el club Ciclista Catalunya-Barcelona, con sede en la capital catalana, ha abierto la puerta a los 22 jóvenes ciclistas del equipo ruso para que sigan compitiendo en su categoría con una ficha catalana. “Es lo mejor para ellos, que no tienen ninguna culpa de lo que está ocurriendo en su país”, defiende Josep Beltrán, presidente del club catalán.
El cambio de maillot se gestó con rapidez. Beltrán, amigo del presidente de la federación rusa de ciclismo, el excampeón olímpico y gregario de Lance Armstrong, Viatcheslav Ekimov, le planteó la posibilidad de inscribir a los corredores del Lokosphinx en su equipo, con licencia catalana, para cumplir con la normativa y escapar de las sanciones. “Si un deportista ruso está afincado en Cataluña y compite con un club catalán puede competir sin problema”, defiende una fuente de la federación catalana de ciclismo. “No pueden correr con la selección rusa o con un equipo ruso”.
Todos los miembros del Lokosphinx viven en una residencia a las afueras de Tortosa, en una granja que compró el histórico entrenador soviético Alexander Kuznetsov hace más de 20 años. El técnico forma y modula el futuro del ciclismo ruso del mismo modo que en su día dio luz al propio Ekimov; Evgueni Berzin, campeón del Giro del 94; o Vladimir Karpets, con una larga trayectoria en el Caisse d’Épargne. “La idea es que sigan viviendo y entrenando allí”, explica Beltrán, que ha convertido una necesidad en una oportunidad.
Su propuesta saca del apuro a unos jóvenes que, insiste, “son víctimas” de una situación grave en caso de regresar a Rusia. “Si vuelven a su país, les quitarán la bici y les darán un kalashnikov para ir a la guerra. Ni los chicos ni los directores quieren ir a Rusia”, dice. Y bajo su disciplina, el CC Catalunya-Barcelona hace el salto de calidad que lleva tiempo buscando. Beltrán refundó en 2016 el club, creado en 1946, para que su hijo pudiera competir. “Al principio teníamos cinco corredores. En Cataluña salen pocos ciclistas y no es fácil crecer como entidad”, explica. Su objetivo es conseguir un equipo Continental [la última categoría del ciclismo profesional] en cinco años y considera a los ocho jóvenes rusos de categoría junior [entre 17 y 18 años] como una posible base para el futuro. “Me gustaría que se formaran con nosotros, y que vayan pasando de categoría”. De momento, el esprínter Gleb Syritsa, sub 23, ganador de las dos primeras carreras de la Copa España, ya lucirá sus colores.
La nueva etapa empieza este domingo, en la Matinal Ciclista que se disputa en Barcelona y que organiza el propio club. Cinco de las nuevas incorporaciones ya competirán con el equipo porque tienen Número de Identificación de Extranjero (NIE) y el trámite de la nueva ficha federativa es rápido. La pena, explica el presidente, es que aún no lucirán los colores del equipo catalán. “No hay ninguna empresa que personalice la ropa en menos de una semana”, lamenta. Correrán con un maillot sin publicidad, que no luce tanto; pero estará listo para brillar desde la salida.
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