El West Ham liquida al Sevilla
Un tanto del ucranio Yarmolenko en el minuto 112 de la prórroga elimina al conjunto de Lopetegui, demasiado tímido y sin ocasiones
El West Ham liquidó al Sevilla, que dice adiós a su competición fetiche, superado por el derroche físico de un equipo que mereció la remontada. El conjunto andaluz aguantó lo que pudo y cayó en la prórroga. Su entrenador, Julen Lopetegui, puede apelar como justificación a esta pequeña debacle a las numerosas bajas que sufre su plantilla, aunque el análisis debe ser más amplio. Por ejemplo, revisar esa actitud tímida del equipo fuera de casa, así como plantearse el escaso rendimiento de un futbolista como Martial, pagado a precio de oro en el mercado invernal. El Sevilla no tuvo fútbol ni físico para hacerle daño a un West Ham que vivió del talento de su capitán, Rice, así como del empuje de Antonio, un delantero de enorme corpulencia.
El segundo gol de Yarmolenko en el minuto 112 acabó con el Sevilla. El ucranio miró al cielo y pensó en su patria. El conjunto andaluz, ahora, tendrá que centrarse en la Liga para defender la segunda plaza que todavía conserva. En Londres, el que monopolizó el fútbol ofensivo fue el West Ham. El Sevilla no dio para más.
No existió un resquicio para la duda en un partido vibrante, jugado en un gran escenario entre dos buenos equipos. Un choque que se iba a definir por detalles, momentos decisivos en la alta competición. El Sevilla, todo de blanco, jugó de manera inteligente ante el West Ham, que jugaba el partido más importante en 40 años según se relataba en Londres. Sin Fernando, que ni siquiera pudo vestirse de corto, los hombres de Lopetegui mostraron su habitual forma de jugar lejos de Nervión.
Mucho control de balón y orden ante un rival que tiene un delantero que es un auténtico tanque, Antonio. Con toque y oficio, el conjunto andaluz fue dejando pasar los minutos, a la espera de un zarpazo que pudiera hacer daño al equipo inglés. No se movía mal el tridente formado por Martial, En-Nesyri y Corona, dispuestos a crear peligro cuando sus compañeros eran capaces de superar la primera línea de presión del West Ham.
Ocurrió en el minuto 27, cuando Augustinsson se coló después de un taconazo de Martial y centró atrás para que En-Nesyri lanzara un misil que Areola despejó en una gran parada. Precisamente era eso lo que necesitaba el Sevilla, un punto de atrevimiento para desarbolar a un buen rival, lleno de futbolistas físicos. Bono salvó ante Antonio dos minutos después de la acción en ataque de su compañero. No pudo hacer nada en el minuto 39, cuando Antonio se sacó un centro templado en el segundo palo que Soucek, otra bestia física, remató de cabeza para hacer el 1-0 e igualar la eliminatoria. Soucek ya le marcó al Sevilla en su eliminación ante el Slavia de Praga en 2019.
El miedo atenazó a los dos equipos en la segunda mitad. Ninguno quiso cometer un error que definiera la eliminatoria. Eso sí, Bono tuvo que salvar una doble ocasión ante Lanzini y el Sevilla tampoco supo rentabilizar sus escasas llegadas. La más clara fue la de Corona en el minuto 70, pero el mexicano demostró que le falta gol.
Sin que ninguno de los técnicos interviniera haciendo cambios, el partido fue muriendo hasta la llegada de la prórroga. Un gol de Yarmolenko, en una semana fantástica del ucranio, acabó con un Sevilla sin pegada y muy debilitado por las ausencias. La última, la de Gudelj, lesionado en el tiempo de alargue. El equipo andaluz acabó el choque con futbolistas del filial como Luismi o Carmona.
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