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El desafío de Xavi

Los azulgrana necesitan tener un sentido de equipo después de que el entrenador recuperara a las mejores individualidades ante el Madrid

Ramon Besa
Supercopa de España
Ansu Fati celebra su gol frente al Madrid en la Supercopa de España.- (AFP)

Joan Laporta, presidente del Barcelona, entró en el vestuario del King Fahd para felicitar a los jugadores después de su honrosa derrota contra el Madrid en la Supercopa. “Gracias a vosotros, los culés estamos más orgullosos que nunca de ser del Barça por el partido que habéis hecho, por dar la cara, por mostrar orgullo, valentía y capacidad de superación”, afirmó el rector azulgrana para animar al equipo que entrena Xavi Hernández. Laporta también tuvo palabras para el técnico: “Ese es el camino míster, solo falta que empecemos a ganar”, proclamó ante el técnico, que al igual que el presidente, comparte la sensación de que el Barça ha regresado y volverá a ser el equipo triunfal de aquellos tiempos que ambos vivieron en el Camp Nou.

Xavi no solo visualiza muy bien los partidos sino que advierte sobre cómo se pueden perder sin que de momento haya acertado a encontrar el remedio para vencer al equipo de Ancelotti. Las pérdidas de balón propiciaron las vertiginosas transiciones madridistas y el partido se resolvió en dos contraataques y una jugada de Benzema. El Madrid es un libro abierto mientras que al Barcelona todavía le falta trazo y rigor para definir el plan concebido por Xavi. Aunque hay una idea que da vueltas en la cabeza del entrenador, la propuesta no se ha plasmado todavía en la cancha y el juego es menos fiable que el del Madrid.

El partido cambió en función de los futbolistas puestos en juego por Xavi. Algunos se afirmaron, sobre todo Pedri y Ansu Fati, inéditos hasta ahora con el técnico catalán, decisivos para entender que el Barça compitiera mejor que nunca en los últimos tiempos contra el Madrid. El equipo se juntó alrededor del ingenio y la creatividad del volante de Tegueste y encontró el gol con el delantero recuperado de la lesión sufrida en Vigo. Ambos sobresalieron en un equipo activado por la intensidad de Gavi, el saber estar de Nico y el carisma de Araujo. La vitalidad de los jóvenes contrastó con la irregularidad de los veteranos y con las dificultades de adaptación de los fichajes extranjeros, manifestadas en Frenkie de Jong.

El neerlandés ha dejado de ser el líder del proyecto para convertirse en un jugador inocuo y discutido en el Camp Nou. Tampoco se sabe qué esperar de Memphis y en cambio Luuk de Jong no para de marcar goles en cancha ajena después de ser despechado por el Camp Nou. El partido también desbordó a Alves y tampoco fue placentero para Alba, pese al centro del empate a dos, ni para Busquets, torpe en el 0-1. Hay dudas sobre el papel de Alba y de Busquets. Ambos son internacionales y, sin embargo, resultan sospechosos en el Barça. A Busquets le superó el encuentro cuando su equipo corría y también en los instantes de quietud, una circunstancia preocupante si se tiene en cuenta la trascendencia del medio centro en el Barça. El juego de posición se ha difuminado sorprendentemente con la llegada al banquillo de un volante que sublimó la pausa como futbolista en el Camp Nou. El toque ha perdido protagonismo como hilo de juego, el pase no es tan seguro y los interiores ya no guardan el balón sino que se juntan más con los delanteros y exigen a la defensa, menos protegida por Ter Stegen.

Un fútbol inestable

Al equipo se le invita a atacar, a veces a partir de una presión aún no sincronizada, y en ocasiones con cuatro delanteros y tres zagueros que marcan al hombre, como se vio al inicio y al final del clásico de Riad. Ningún jugador simbolizó mejor el estado de la cuestión que Araujo. El uruguayo fue un caudillo en su área, resolutivo en el cuerpo a cuerpo y, en cambio, tuvo dificultades para jugar la pelota, empeñado en conectar con los extremos, los jugadores sobre los que descansa la ofensiva de Xavi. Al Barça le faltó organización, fluidez y control y sobresalió en el arrebato, el riesgo y la aventura, personificada en Dembélé, más activo que Ferran Torres, un jugador que está fuera de ritmo después de salir del City y que espera saber su encaje en el equipo al igual que Eric García.

El reto de Xavi es canalizar la ambición de la juventud, también impaciente e ingenua, y elegir a los veteranos más sabios y comprometidos, dispuestos a seguir la fe ciega de su entrenador y de su presidente, optimistas después de acortar las distancias con el Madrid. Los azulgrana encontraron en su inmolación, manifiesta porque su propuesta permitió la exhibición de las virtudes del Madrid, un motivo para salir del limbo en el que se encuentra desde la salida de Messi. Los que mandan y los que juegan compartieron la misma onda anímica en Riad. Ahora se trata de dar con un solfeo para que las individualidades puedan improvisar si los errores se corrigen con las ayudas colectivas preparadas por Xavi.

A ningún equipo mandón le alcanza con el entusiasmo, el amor propio y la rebeldía de Riad. Aunque el salto de calidad individual es incontestable y los jugadores empiezan a ser señalados para bien o para mal, ahora se impone el sentido de equipo que se le supone a Xavi y anuncia Laporta.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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