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De Vinicius a Dembélé, un choque de extremos

El madridista marca y descompone a Alves a la carrera y el francés lidera la ofensiva barcelonista, pero sin acierto

FC Barcelona
Dembélé intenta sortear el marcaje de Modric y Carvajal.AHMED YOSRI (REUTERS)
Jordi Quixano

Las velas que hacen de techumbre del King Fahad International Stadium se elevaban sobre las kilométricas carreteras de Riad, punto neurálgico en la noche saudí porque 30.000 aficionados se reunieron tres horas antes del primer clásico oficial lejos de España. “¡Vamos, vamos!”, gritaban los aficionados, muchos más blancos que azulgranas, y casi ninguna mujer en la grada. “Collado no está, ¿eh?”, preguntaba por sorpresa un hincha ataviado con la camiseta del Barça aunque con Messi serigrafiado a la espalda; “¿Pedri juega? Pedri, bueno”. Le respondió su amigo: ”Bénzema, Bénzema”. Y ambos, risueños, se sentaron en la grada para ondular sus banderas. Y eso que aún faltaba una hora para el duelo, todo un espectáculo de música, de juego de luces y hasta una breve ceremonia de inauguración de la Supercopa. Luego, rodó el balón y el show llegó por las bandas en un partido de extremos, sobre todo de Vinicius y de Dembélé, también de Ansu, no así de Ferran.

Sacó el Barça un córner y Courtois agarró el balón para lanzar la contra hasta que llegó al correcaminos Vinicius y se libró de Alves como si nada para después cederle el balón a Asensio, que erró en la definición. De nada sirvió que Alba abroncara a Alves porque Vinicius descompuso al brasileño a cada ocasión que le enfrentaba en carrera. Así, poco después, Benzema leyó el movimiento del 20, que pisó área para batir a Ter Stegen. Alves lo vio desde lejos. Más lejos estaba Ferran Torres.

“Necesitamos de la verticalidad de Ferran, de su uno contra uno y su gol”, señaló Òscar Hernández, segundo de Xavi; “juega porque le vemos muy bien”. Pero sobre el césped no le veían sus compañeros porque no fueron pocas las veces que trazó desmarques sin recibir pase alguno. Sintomático fue que tocara el primer balón en el minuto 9, ocasión en la que encaró y se llevó el primer chasco. También careció de puntería —falló un remate tras un centro lateral— y el Barça se refugió en la otra banda, pues Dembélé, que en el primer acto tocó 28 balones por los 14 de Ferran, finalmente sustituido.

El francés fue capaz de desequilibrar a Carvajal con sus quiebros y arrancadas, también con cambios de ritmo. Oasis y salvación azulgrana que, sin embargo, se perdió en el remate. Como ese a pase de Pedri —jugó tras cuatro meses— o ese otro tuerto tras un mal rechazo de Nacho.

Era un momento dulce para el Barça del que se contagió Alves, pues se pegó más a Vinicius para buscar duelos físicos antes que de velocidad. Pero duró poco porque resultaba bien complicado echarle el lazo a Vinicius, que volvió a correr a la contra y en una provocó la tarjeta de Alves y en otra catapultó junto a Mendy un ataque que acabó con el gol de Benzema. Nada que amilanara a otro extremo... Ansu Fati.

Aunque no jugó pegado a la línea de cal sino que actuó de delantero, el atacante explicó que está tocado por una varita mágica. Regresó tras un año lesionado ante el Levante y marcó, y ahora, después de dos meses parado, solo necesitó seis intervenciones para hacer su gol. Pero a Vinicius le quedaba algo por decir y lo logró sin tocar el balón, pues en una nueva contra y un centro de Rodrygo dejó pasar el esférico para facilitar el gol de Valverde. Poco importó que fuera sustituido a falta de cinco minutos, con rampas en las piernas y el trabajo hecho.

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