Lunin, 471 días a la sombra y una noche de infausto recuerdo
El portero ucraniano juega este miércoles en Alcoy, donde hace un año formó parte del batacazo copero en su único partido con el Madrid desde que ascendió al primer equipo en el verano de 2020
Carlo Ancelotti anunció a principios de temporada en un par de ocasiones que Andriy Lunin tendría minutos. Sin embargo, llegados ya a 2022, ese anuncio no se ha traducido, de momento, en una vida mejor para el portero ucraniano de 22 años: sigue jugando un partido al año, de Alcoyano en Alcoyano.
Un único encuentro en la Copa es todo lo que suma desde que se instaló en el verano de 2020 en el vestuario del Real Madrid: 471 días a la sombra y una noche de infausto recuerdo para él. Este miércoles será de nuevo titular en El Collao (21.30, Telecinco y Dazn), igual que hace un año menos 15 días, cuando formó parte del sonrojante costalazo que se llevó el equipo blanco en Alcoy (2-1) ante un Segunda B que le liquidó en la prórroga con un hombre menos. Frente al héroe local José Juan, el portero que las detuvo de todos los colores, Lunin recibió tres tiros a puerta y encajó dos goles. No ha habido hasta ahora más foco para él. Un Courtois iluminado y el espíritu pragmático del entrenador italiano para tocar lo menos posible -especialmente en la portería- han terminado por cronificar su suplencia.
“Le he dicho que, por su calidad, puede que merezca jugar más”, comentó este martes Carlo Ancelotti. Tres días antes, cuando anunció que el belga salía del confinamiento y sería de la partida en Getafe, su sentencia resultó más absoluta. “Simplemente, enfrente tiene al mejor del mundo. Esto lo entiendo yo, lo entiende él y todo el mundo. Pero pronto mostrará su calidad y seguro que tiene éxito en su carrera. Es muy profesional”, añadió el pasado sábado. Lunin será la gran novedad de los blancos en Alcoy, donde no estarán Carvajal y Bale por problemas físicos; Benzema, Modric y Mendy por precaución; Jovic por la covid; Vinicius porque acaba de salir del coronavirus; y Courtois por descanso. El que vuelve es Camavinga.
En la posición más delicada para la inactividad, Lunin vive en el túnel más largo. “Las condiciones son complicadas”, admite Pedro Jaro, que fue entrenador suyo en la selección ucraniana y que durante su etapa bajo palos también se vio en el banquillo más tiempo del deseado a principios de los noventa en el Madrid, con Paco Buyo de titular. “Su evolución, lógicamente, está estancada por no jugar, pero sé que no ha bajado los brazos. Le gusta trabajar como a nadie, todo trabajo para él es poco. Es joven y, como persona del Este al que le han inculcado eso, cuanto más trabajo, mejor”, comenta el guardameta que militó, además, en el Cádiz, Málaga, Betis y Atlético.
Fuera de la Eurocopa
Desconocido todavía en el más alto nivel, todos los testimonios de quienes lo tienen o han tenido cerca coinciden en el afán estajanovista de este meta de 1,91 que ya ha pasado dos veces el covid. “Es de los compañeros más profesionales con los que me he encontrado”, valoró hace un par de meses Dani Carvajal. Un empeño que, de momento, no le ha servido más que para el elogio interno. En el Madrid compite ahora contra un imposible, Courtois, pero tampoco sus experiencias previas en España como cedido le fueron de maravilla. En el Leganés (seis titularidades) y Valladolid (dos en Copa) también estuvo a la cola cuando ambos equipos estaban en Primera, y solo encontró el foco en Segunda en el Oviedo.
Desde que el Madrid lo fichó en 2018 por 8,5 millones del Zorya Lugansk ucraniano como parte de su amplia batería de contrataciones jóvenes (tenía 19 años), apenas acumula 33 encuentros desde el inicio: los 20 en Segunda en El Tartiere, cuatro en Primera con el Leganés en la 18/19, cinco en las primeras fases de la Copa y cuatro amistosos con Ucrania. Un ostracismo que lo dejó también fuera de la pasada Eurocopa.
Su suplencia persistente en el Madrid contrasta con la última década de la portería blanca, en la que los minutos se repartieron, incluso mucho, por razones muy variadas. Por un grave conflicto interno (Casillas-Adán), por arreglos políticos (Casillas-Diego López), por lesiones del titular y aprecio al segundo (Navas-Kiko Casilla y Courtois-Areola) y por situaciones embarazosas para todas las partes (Courtois-Navas). En esta secuencia, a Ancelotti, en su primera etapa en el Bernabéu, le tocó manejar la patata más caliente: la competencia Casillas-Diego López tras la salida de Mourinho. Y él, viejo zorro, optó por la diplomacia: la Champions y la Copa para el primero, y la Liga para el segundo. La incomodidad resultó evidente y López se acabó buscando otra vida fuera, una vacante que ocupó en el segundo curso del italiano un Navas suplente ante un Casillas de nuevo titular claro en su última temporada como blanco.
Ahora, en unas aguas completamente en paz, la distancia entre Courtois y Lunin es sideral: al belga solo lo discute un falso positivo y al ucraniano apenas le quedan las raspas. Desde Jerzy Dudek en la 2009/10, un guardameta suplente del Madrid no jugaba tan poco. Aquella campaña, el polaco apenas sumó dos partidos de Copa.
Metódico y analista de sí mismo hasta el extremo, cuando regrese a casa, este día de Reyes Andriy Lunin podrá volver a revisar las veces que necesite su partido en Alcoy después de un año analizando a otros colegas.
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