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La nadadora transexual Lia Thomas y su dominio en la piscina abren una gran polémica en EE UU

La deportista, que cambió de sexo hace un año y medio, domina ahora en las pruebas universitarias femeninas

Robert Álvarez
Lia Thomas, en la piscina de la Universidad de Pensilvania. / PENN ATHLETICS
Lia Thomas, en la piscina de la Universidad de Pensilvania. / PENN ATHLETICS

Lia Thomas es una nadadora transexual de la Universidad de Pensilvania. Tiene 22 años y nació en Austin, Texas. Se llamaba Will Thomas, compitió como hombre hasta 2019 y durante tres años formó parte del equipo masculino de dicha universidad. Se ausentó durante la temporada 2020-2021 para cumplir con la normativa que exige un año de tratamiento para la supresión de la testosterona. En noviembre volvió a competir, ya como Lia, en el equipo femenino. Estableció varios récords de la Universidad de Pensilvania y de la Ivy League, y el mejor tiempo de la temporada de Estados Unidos en las 200 yardas libre con 1:41.93.

El 5 de diciembre, un grupo de padres de nadadoras del equipo de Pensilvania envió una carta a la NCAA, la asociación que organiza la mayoría de los programas deportivos universitarios en Estados Unidos, en la que califican la situación como una amenaza a la integridad del deporte femenino. “El precedente que se está sentando, en el que las mujeres no tienen un espacio protegido y equitativo para competir, es una amenaza directa para las atletas femeninas en todos los deportes”, expusieron.

Hace dos semanas, Cynthia Millen renunció a su cargo de jueza de la Federación de Estados Unidos, USA Swimming, en protesta por permitir que Lia Thomas compita con el equipo femenino de Pensilvania. “No pretendo criticar a Lia, pase lo que pase, es una hija de Dios, una persona preciosa, pero es un cuerpo masculino nadando contra el femenino”, escribió Millen en la carta de renuncia. “Y ese cuerpo masculino nunca puede cambiar. Ese cuerpo masculino siempre será un cuerpo masculino”.

Lia Thomas, antes de su cambio de sexo, cuando se llamaba Will. / FACEBOOK
Lia Thomas, antes de su cambio de sexo, cuando se llamaba Will. / FACEBOOK

El medio especializado Swimming World ha publicado un editorial en el que afirma que, si la NCAA no interviene, los efectos del caso son comparables con los del dopaje y las medallas que reivindican varias nadadoras estadounidenses, que consideran que no compitieron en igualdad de condiciones con sus rivales de la República Democrática de Alemania, cuando en aquel país se practicaba el dopaje sistemático en la década de los setenta. “A pesar de los supresores hormonales que ha tomado de acuerdo con las pautas de la NCAA, la ventaja de Lia Thomas en la pubertad masculina no se ha reducido en una cantidad adecuada”, expone el editorial. “El hecho es que, durante casi 20 años, desarrolló músculo y se benefició de la testosterona producida naturalmente por su cuerpo. Esa fuerza no desaparece de la noche a la mañana, ni con un año de supresores. En consecuencia, Thomas se sumerge en el agua con una ventaja inherente respecto a las demás”.

El caso es una amenaza para la integridad del deporte femenino, afirman los críticos

Una investigación sobre mujeres deportistas transexuales llevada a cabo en 2020 por Emma Hilton, de la Universidad de Manchester, y Tommy Lundberg, de la Universidad de Estocolmo, concluye: “La ventaja biológica, más notablemente en términos de masa muscular y fuerza, conferida por la pubertad masculina y por lo tanto disfrutada por la mayoría de las mujeres transgénero se reduce mínimamente cuando se suprime la testosterona según las pautas deportivas actuales para atletas transgénero”.

Lia Thomas afirma que siguió la terapia de reemplazo hormonal (TRH) durante dos años y medio. La diferencia de tiempo entre los récords de natación masculinos y femeninos es aproximadamente del 11%. La terapia de sustitución hormonal representa un cambio aproximado del 2% al 3% en los tiempos de la nadadora.

Lia explica que se dio cuenta de que era transexual en 2018. “Había mucha incertidumbre. No sabía qué podía hacer. Decidí nadar esa temporada como hombre, sin salir del armario, y eso me causó mucha angustia. Luché, mi salud mental no era muy buena. Sufrí mucha inquietud y me sentí atrapada en mi cuerpo. Fue cuando decidí que había llegado el momento de comenzar mi transición”. En mayo de 2019 empezó su terapia de reemplazo hormonal, mientras seguía compitiendo en categoría masculina. “Las primeras etapas de la transición”, explica, “fueron una experiencia muy incómoda porque básicamente era una mujer compitiendo con hombres”. En el verano de 2020 la NCAA aprobó su expediente médico. Poco después, empezó a competir con el equipo femenino de Pensilvania.

La nadadora Nancy Lynn Hogshead ganó tres medallas de oro y una de plata en los Juegos Olímpicos de 1984. Ahora, a sus 59 años, es abogada y directora de Champion Women, una organización que trabaja para la igualdad y la responsabilidad en el deporte. “A las mujeres transgénero se les debe permitir competir en el deporte femenino, siempre que puedan demostrar que han mitigado las ventajas atléticas que conlleva la pubertad masculina”, ha escrito en el Daily Mail. “Como abogada de derechos civiles, puedo asegurarles que no es justo que la mujer transgénero Lia Thomas compita por la Universidad de Pensilvania en la NCAA. Su dominio de la categoría femenina no está haciendo nada por generar una mayor empatía en la sociedad por las prácticas inclusivas para la comunidad transgénero”.


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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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