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Ganar el Mundial de F-1 dentro o fuera de la pista

La gresca entre Hamilton y Verstappen en el asfalto se multiplica con la guerra entre Mercedes y Red Bull en los despachos

Hamilton y Verstappen
Lewis Hamilton levanta el trofeo de campeón de la carrera de este pasado domingo, con Verstappen a la izquierda.ANDREJ ISAKOVIC (AFP)
Oriol Puigdemont

Toda la sofisticación que proyecta la Fórmula 1 por la tecnología que hay detrás de los monoplaza pasará por un dramático proceso de simplificación el domingo que viene en Abu Dabi, donde el campeonato de este 2021 pondrá el cerrojo a una de las temporadas más explosivas que se recuerdan. Esta vez, los espectadores lo tendrán fácil porque las matemáticas son de lo más sencillas: el título se lo llevará Max Verstappen o Lewis Hamilton en función de quién de ellos puntúe más. El hecho de que sea el holandés quien comande la tabla general a pesar de ostentar la misma marca que su rival (369,5 puntos) se debe al mayor número de victorias que figura en su casillero (nueve, por las ocho de Hamilton). Eso puede tener un impacto directo en el circuito de Yas Marina, en caso de que ninguno de los dos puntúe, porque sería Verstappen quien se coronaría por primera vez.

Pensar en que ninguno de los dos cruce la meta sería descabellado en condiciones normales. Lo que ocurre es que la gresca que mantienen desde que el curso arrancó en marzo hace ya tiempo que dejó de transitar por los cauces lógicos. Desde que Hamilton se quitó de en medio al corredor de Red Bull en Silverstone, mandándole contra las barreras, el nivel de agresividad ha ido creciendo tanto en la pista como en los despachos y ante los micrófonos, donde el equipo energético y Mercedes libran una guerra tremenda, con la que ambos buscan influir en las decisiones que puedan tomar los comisarios de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), que son los encargados de arbitrar la contienda, y cuyo juicio puede ser definitivo este domingo si hay un nuevo accidente en la pista.

Las presiones de unos y otros quedaron completamente al descubierto este domingo en Arabia Saudí, donde las comunicaciones por radio entre los responsables de Red Bull y Mercedes, con Michael Masi, el Director de Carrera, llegaron a colapsar la línea. Normal el trajín en una prueba que se puso en marcha hasta tres veces, que se neutralizó con bandera roja en dos ocasiones y en la que incluso se mercadeó con las posiciones de parrilla que debían ocupar unos y otros en una de las reanudaciones.

Dos sanciones

Al terminar, ni Mercedes ni Red Bull se mostraron satisfechos con el trato recibido por parte de la FIA, por más que la marca de la estrella y, en especial Hamilton, salieran reforzados al encadenar su tercera victoria consecutiva, la mejor de las inercias en el momento más decisivo de todos. Verstappen y su escudería afirman sentirse perjudicados por las sanciones a Mad Max. La primera, de cinco segundos, por bloquear al británico en la primera curva después de irse largo. La segunda, de 10 segundos y dos puntos en el carnet, por frenar en plena recta, cuando se le había advertido que debía devolverle el liderato a su oponente, que le envistió ligeramente por detrás.

La etapa de ataques entre Mercedes y Red Bull ya ha dado paso a otra algo más desagradable, con dardos dirigidos directamente hacia la sala de control y de toma de decisiones. “Creo que la F1 echa de menos a Charlie Whiting [exdirector de carrera]. Me sabe mal decirlo, pero tenía mucha experiencia”, soltó Christian Horner, director de Red Bull, antes de abandonar Arabia Saudí. En esa misma línea se manifestó Verstappen nada más cruzar la línea, cuando le comunicaron por radio que la hinchada le había señalado como el piloto del día por votación popular: “Por suerte, los aficionados sí que saben de carreras, porque lo ocurrió aquí es increíble. Este deporte ya depende más de las penalizaciones que de carreras. Esto ya no es F1″.

El veredicto refleja la trascendencia del momento. La penalización al holandés es relevante en tanto que certifica una mala praxis, pero no tiene efecto porque no alteró las posiciones del gran premio y, por consiguiente, tampoco el Mundial. El tópico de que en Abu Dabi puede pasar cualquier cosa es más cierto que nunca si se atiende al clima de beligerancia que se ha instalado tanto en el asfalto como en el paddock.

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