España es una idea
Luis Enrique ha edificado la selección sobre un concepto de juego atrevido y exigente en el que caben más de 50 futbolistas que saben que si no se adaptan se quedan fuera
“Aquí el líder soy yo”, proclamó Luis Enrique cuando fue nombrado seleccionador en septiembre de 2018. Desde entonces, su España ha sido su atrevida idea de juego ejecutada por una tropa que le tiene una fe ciega. Con Sergio Busquets y Jordi Alba como únicos representantes de la selección que lo ganó todo entre 2008 y 2012, la mayoría de los internacionales son futbolistas con la carrera a medias que no habían logrado reeditar los éxitos anteriores o son novatos imberbes. Todos, los más curtidos y los más inexpertos, con el afán de conquistar títulos con la selección como espoleta para entregarse sin concesiones al exigente fútbol que propone Luis Enrique.
Sin la excelencia de la materia prima con la que contaron Luis Aragonés y Vicente del Bosque para construir la edad de oro de la selección, el preparador asturiano ha alcanzando objetivos y logros maximizando la ventaja con la que cuentan los seleccionadores respecto a los entrenadores de club, la posibilidad de elegir jugadores que se adapten a su libreto. Como Pep Guardiola o Diego Pablo Simeone, el extécnico del Barcelona rompe con el dogma de que los entrenadores deben adaptarse a los jugadores que tienen. En sus casos, la premisa es al revés, como corresponde en los equipos de autor, donde el sistema está por encima de todo y de todos. Bajo ese parámetro innegociable, Luis Enrique ha ido encajando piezas con el troquel adecuado para desarrollar y ejecutar la ofensiva propuesta con la que alcanzó las semifinales de la Eurocopa, la final de la Nations League y está a un empate de clasificar a España de forma directa para el Mundial.
El ejemplo de Raúl de Tomás, debutante en el estadio Olímpico de Atenas, es muy significativo en ese sentido. En la anterior convocatoria no estaba ni en la prelista de 40 jugadores. En esta citación, para los partidos ante Grecia, y el de mañana contra Suecia en Sevilla, el goleador del Espanyol no entró de primeras en la convocatoria, pero sí en el primer filtro de preseleccionados gracias a sus siete tantos en Liga y a las bajas seguras que ya eran Gerard Moreno, Ferran Torres y Oyarzabal. Cuando Ansu Fati se lesionó en Vigo, se le abrieron las puertas de su estreno como titular, previo seguimiento detallado de Luis Enrique de sus dos días de entreno en Las Rozas. Convencido el seleccionador de que De Tomás podía ofrecerle cosas como doble nueve junto a Morata para abrir la defensa de cinco de Grecia, le aleccionó para la presión y el trabajo defensivo.
Entre los jugadores se ha creado una conciencia de sometimiento extremo a las demandas y a la exigencia de Luis Enrique. Los nuevos como De Tomás se presentan en la concentración advertidos de que no acatar las instrucciones del técnico puede significar no volver a la selección por un tiempo o incluso la defenestración como comprueba Iago Aspas, o ahora Fabián Ruiz, cada vez que el técnico da a conocer una lista de convocados.
“Se rastrea sobre un determinado perfil de jugadores que pueden ajustarse a lo que quiere Luis Enrique. Esto hace que haya una criba ya importante, pero que deja un grupo de unos 50 o 60 jugadores sobre los que se maneja el seleccionador”, explican fuentes federativas.
La osadía del portero
El caso de Unai Simón es otro ejemplo de que es jugador el que debe amoldarse. A sus primeras convocatorias, pareció que llegaba como invitado al debate De Gea-Kepa. Junto a sus cualidades bajo palos, Luis Enrique descubrió a un portero con una personalidad arrolladora para arriesgar con el juego con el pie. “Es curioso, era el peor de los tres con el juego de los pies, pero era valiente y arriesgaba”, decía un empleado federativo cuando el meta del Athletic asaltó y consolidó su titularidad en la ventana de noviembre de 2020. Luis Enrique buscaba un portero con arrestos para arriesgar en la salida de balón. El trabajo realizado con el meta del Athletic ha estado enfocado a enseñarle encontrar al jugador libre cuando el rival presiona arriba por iniciativa propia o porque España busca atraerle.
Los centrales elegidos también son seleccionados por la idea de salir jugando desde atrás. La insistencia en reclutar a Laporte y a Eric García no tiene otra razón de ser. Lo mismo que jugar con dos centrales zurdos cuando se tercia. El método de Luis Enrique también puede estar por encima de las ortodoxias más clásicas del juego.
Los jugadores se engranan a la mecánica del sistema, aunque sus convocatorias sean cuestionadas. En la mayoría de los casos, han terminado por darle la razón al seleccionador. Es el caso de Gavi o el de Sarabia. El primero, con solo 17 años, ha captado todo lo que el seleccionador le pide a los interiores. Más que generar desequilibrio, Gavi debe prestarse a darle continuidad al juego en los apoyos cortos y a ser un destajista en la presión. La inclusión de Sarabia en la lista de la Eurocopa levantó polvareda porque era suplente en el PSG de Neymar, Mbappé, Cavani, Di María o Icardi. Desde los primeros entrenamientos, Luis Enrique confirmó que había encontrado un futbolista de faena con un entendimiento del juego muy claro para atacar los espacios.
“Tengo la suerte de poder contar con 40 o 50 y diría que hasta 60 jugadores que pueden venir a la selección”, ha defendido Luis Enrique estos días cuando era preguntado por las bajas de Oyarzabal, Ferran Torres, Gerard Moreno, Pedri o Ansu Fati. Con el canibalismo del calendario que desgarra jornada tras jornada los tejidos musculares y las articulaciones de los futbolistas será complicado que alguna vez Luis Enrique pueda elegir con la mayoría de ellos sanos y en plenitud de rendimiento. Sería una buena manera de medir cuáles de todos ellos son los que, según su criterio, se ajustan más a la idea que es su España.Puedes seguir a EL PAÍS DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
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