De Tomás y Sarabia mandan
El goleador del Espanyol es titular en su primera convocatoria y el ariete del Sporting de Portugal aumenta su protagonismo como extremo
”¡Gol de Georgia!”, le soplaron a los internacionales españoles según bajaban del autobús y se dirigían a la puerta de acceso a los vestuarios. Serios, con el rictus describiendo una concentración enfocada al aislamiento de cualquier perturbación externa, los futbolistas de Luis Enrique ni se inmutaron ante la noticia que empezaba a diseñar una cita menos tensa. Solo el responsable de comunicación de la federación preguntó qué estaba pasando en Georgia.
Para cuando España salió a calentar, Suecia ya había encajado el segundo gol. Reunidos en un corrillo, Morata, Koke y Raúl de Tomás señalaban y focalizaban sus miradas en el desierto anillo superior del estadio Olímpico. Los decibelios con los que sonaba Loaded de Primal Scream, himno de las raves de música independiente de los noventa que invitaba al libre albedrío, apagaba el “¡Hellas, Hellas! que jaleaban los apenas 15.000 hinchas griegos agolpados en un lateral del anillo inferior del coliseo ateniense. Ni el Heroes de David Bowie encendió el reducido infierno griego que se configuró en los desangelados graderíos.
Comenzado el partido, Luis Enrique se apostó en la zona técnica para tratar de ayudar a Gayà, a Morata y a Raúl de Tomás a descifrar cómo encontrar espacios en la defensa de cinco que había montado Van’t Schip. El primero fue titular por la misma razón que Rodrigo Hernández. Jordi Alba y Busquets corrían el riesgo de quedar fuera del partido de Suecia si veían una tarjeta amarilla. El preparador gijonés insistió para que Gayà quedara bien perfilado en los pases cruzados de Laporte e Íñigo Martínez. Gayà fue el mejor atacante de España en la primera parte. Morata fue insistido con vehemencia por parte de Luis Enrique para que tirara desmarques y las largas circulaciones de balón encontraran una ventana de profundidad en el avispero defensivo de los griegos.
De Tomás también fue aleccionado en el mismo sentido. La titularidad del debutante fue otra de esas extrañas decisiones del técnico de la Roja. El delantero del Espanyol entró en la convocatoria de segundas por la lesión de Ansu Fati. Había un precedente lejano. En la primera lista que ofreció Luis Enrique en septiembre de 2018 citó a Diego Costa y el por entonces delantero del Atlético renunció a participar por problemas familiares. Su sustituto fue Iago Aspas, que fue titular en Wembley contra Inglaterra (1-2) en el primer partido de la primera edición de la Liga de las Naciones y marcó uno de los goles. Por lesiones o por estados de forma, la composición de la terna de delanteros es una de las decisiones que más varía Luis Enrique.
Trabajo en la presión
Fue De Tomás el primero en romper el dique griego con uno de esos desmarques que reclamaba Luis Enrique. Koke le filtró un pase por arriba y el control de RDT no fue malo. La pelota se le quedó para un golpeo limpio, pero se entretuvo en un recorte ante el forzudo Giannoulis. El peso del estreno pareció imponerse en la toma de decisiones de De Tomás en el lance. Lejos de encogerse, el goleador perico se creció. Luis Enrique le jaleó un par de veces para que lanzara la presión sobre la salida de balón de los centrales griegos.
RDT ha cogido al vuelo el mensaje que le envió el seleccionador en la previa, en la que vino a advertirle que la continuidad se la ganan los delanteros en esta selección tanto por los goles como por el trabajo en la presión. Suya fue una maniobra que culminó con un disparo de espaldas que provocó el saque de esquina que precedió al penalti.
Señalada la pena máxima, Sarabia dio un golpe de jerarquía. El extremo del Sporting de Portugal reclamó la pelota y la agarró con la mano derecha. Ninguno de sus compañeros se opuso a que él fuera el encargado de ejecutar un penalti tan decisivo. Con el interior y esperando a que se venciera Odisseas, Sarabia eligió el palo izquierdo del meta griego, que se tiró en dirección contraria. El de este es otro caso de ascensión en las preferencias de Luis Enrique. Llegó como el último delantero a la Eurocopa y salió de ella como el extremo más habitual en las alineaciones del preparador asturiano.
El tanto concretaba el 75% de posesión que registró España en el primer tiempo. Un monólogo que ya no fue tanto en el segundo tiempo, donde el porcentaje de tenencia de balón llegó a bajar al 55%. Luis Enrique vivía tan intranquilo que terminó por intentar cerrar el partido metiendo a Busquets para formar un trivote con Rodri y con Koke. Y a estos tres les encomendó dormir el choque en la medida de lo posible para conservar un triunfo que, con un empate, le dará el billete directo a Qatar.
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