España descuida su espalda
El ambicioso libreto de Luis Enrique tiene como contrapunto una debilidad defensiva que hace vulnerable a la selección ante cualquier rival
España ha cerrado esta ventana de tres partidos valederos para la clasificación del Mundial 2022 reiterando la sensación de ser una selección muy vulnerable en defensa. Derrotada por Suecia en Estocolmo (2-1) y ganadora ante Georgia (4-0) y Kosovo (0-2), la Roja ha protagonizado una terna de encuentros marcados por la facilidad con la que ha sido inquietada por sus rivales en rápidas transiciones.
El defecto persigue a la España de Luis Enrique en las dos etapas de este al frente de la selección. Su libreto es muy ambicioso en ataque, pero arriesgado en defensa como han mostrado sus últimos tres rivales. Por encima de los goles encajados (dos contra Suecia) o de los remates recibidos (seis, cinco y siete, respectivamente en cada uno de los tres partidos de esta ventana), el equipo español ha vuelto a dejar huellas de que cualquier selección puede hacerle daño. Lo mismo que sucedió en la Eurocopa. La sangría defensiva vivida ante la selección kosovar provocó que España acabara jugando con cuatro centrales. Azpilicueta, que ahora juega más en esta posición en el Chelsea, Albiol, Laporte e Íñigo Martínez terminaron por componer una defensa que sufrió hasta el final.
El propio rostro y el lenguaje corporal del seleccionador español en la sala de prensa del estadio Fadil Vokrri de Pristina delataban el sufrimiento y desgaste vividos. Se acomodó, cruzó los brazos y echó el tronco hacia adelante. Una pose poco habitual en un entrenador que acostumbra a retreparse sobre los respaldos y alzar el mentón cuando responde a las preguntas de los medios. La incertidumbre en el marcador con 0-1, las ocasiones de Kosovo y la falta de control exhibida por sus futbolistas para domar las embestidas a la carrera de Muriqi y Rashica llevaron al preparador asturiano a celebrar de manera expresiva el tanto de Ferran Torres que sentenció el encuentro. “Ha sido un gran alivio el segundo gol y que se acabara el partido”, sentenció el seleccionador español.
Momentos antes de su comparecencia, en la bocana del vestuario, Luis Enrique se había fundido en un efusivo abrazo con el presidente federativo, Luis Rubiales, y con el director deportivo, José Francisco Molina. Los tres se congratularon por la victoria y por la derrota de Suecia en Atenas (2-1), pero no disimularon los apuros pasados ante la selección kosovar. Por sus gestos, Luis Enrique parecía querer explicarle a los dos directivos los motivos del sufrimiento a los que la selección fue sometida por las rápidas transiciones de Kosovo. No hay selección que no aparente saber cómo hacerle daño a la adelantada línea defensiva española. Todos los contrarios parecen haber encontrado una solución para generarle peligro y lo vivido ante Kosovo fue otro ejemplo.
El propio Luis Enrique dejó caer que los rivales tienen claro que a la espalda de defensa española se descubren amplios espacios que prometen la certeza de llegar hasta las barbas de Unai Simón si la presión española es superada. “Kosovo nos jugó directo porque sabe la manera que tenemos de presionar arriba y han evitado cualquier situación de pase para evitar riesgos”, deslizó Luis Enrique. “Luego, los ataques eran con balones largos, a un delantero de 1,94, que son difíciles de defender. Intentamos obligar al rival a hacer el pase desde lo más lejos posible, pero hubo situaciones en las que te ganan el segundo balón y tienen calidad para, a partir de ahí, crear peligro. Otras veces nos superaron a través de asociaciones”, abundó el asturiano.
Próximas ventanas
Los internacionales españoles también son conscientes de los riesgos que conlleva el estilo impuesto por Luis Enrique. Pablo Fornals, como extremo, era junto a Morata y Ferran Torres uno de los componentes de la primera línea de presión para cortar las salidas de balón de Kosovo. “Cuando te superan una línea dejas tres o cuatro jugadores rivales con espacio y no es fácil para la siguiente línea que tiene que defender porque te vienen de frente y te encaran”, sostiene el extremo del West Ham.
La idea de ahogar la salida del balón del rival en campo contrario le ha dado a España el dominio de la gran mayoría de los partidos disputados bajo la dirección de Luis Enrique (una media de posesión de más del 70%), pero en casi todos los rivales tuvieron ocasiones claras para hacer gol. Si ante Suecia, los análisis internos apuntaron a la escasez de faltas tácticas para frenar los contragolpes, el balance general, cerrada la ventana, es que el sistema puede ser arriesgado si los jugadores aún no están en su mejor momento de forma, como puede suceder ahora a principios de temporada. Tanto para llegar a tiempo a la presión como para estar seguros en los pases.
“He dicho que la convocatoria de septiembre es la más complicada, yo era jugador y en septiembre armábamos cada taco… Pero eso no es excusa, hemos perdido con Suecia, pero es cierto que no hay ritmo de competición. Afortunadamente las próximas ventanas son en octubre y noviembre”, exhortó Luis Enrique. La Roja visitará a Grecia el 11 de noviembre y recibirá a Suecia tres días después, en las dos últimas citas de la clasificación mundialista (suma 13 puntos por nueve de los suecos, que tienen dos partidos menos). Antes, el 6 de octubre, la selección jugará en Milán contra Italia en las semifinales de la Liga de las Naciones y si pasa se medirá en Turín al ganador del Bégica-Francia. Tres o cuatro compromisos para volver a medir un controvertido sistema defensivo.
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