La renovación de Messi no resuelve todos los problemas del Barça
El club alcanza un pacto para que el 10 renueve a cambio del 50% menos del sueldo por cinco cursos, pero tiene que trabajar para cuadrar una masa salarial descontrolada
Lionel Messi, de 34 años, continuará su carrera en el FC Barcelona. El padre y representante del futbolista, Jorge, alcanzó este lunes un principio de acuerdo con el presidente, Joan Laporta, para que su hijo renueve por cinco temporadas. El 10, que cobraba aproximadamente 138 millones de euros anuales entre fijos y variables, aceptó una rebaja salarial de cerca del 50%. Fuentes de la negociación y de la entidad azulgrana le confirman a este periódico que el deseo de ambas partes es hacer oficial la renovación cuando se hayan limado todos los detalles de la letra pequeña del último gran contrato del 10.
Alcanzado el pacto con Messi, al Barcelona se le abre otro problema: los salarios del primer equipo. “La masa salarial es un 110% de los ingresos, no cumplimos el Finantial Fair Play”, aseguró Laporta. Es decir, que toda la facturación presupuestaria del Barça para la campaña 2021-2022 no es suficiente para cubrir los sueldos del grupo de Koeman. Y el club tendría aún que hacerse cargo del resto de las obligaciones. En LaLiga no tienen previsto hacer ninguna excepción. No importa si el nombre del futbolista a inscribir es el de Leo Messi o si el club es el Barcelona. “No haré la vista gorda. Es imposible. Esto es un derecho que tienen los clubes, y hay que salvaguardar la integridad de LaLiga”, asegura Javier Tebas, presidente de la patronal.
El desequilibrio económico del Barça no es nuevo. En la campaña 2019-2020, entre sueldos (462 millones) y amortizaciones (174), el club gastó 636 millones. Un 74% respecto de los ingresos (855). El límite aconsejado es el 70%. Cuando todavía no se han cerrado los números de la pasada campaña, en el área económica azulgrana estiman que el primer equipo contabilizará 506 millones (335 y 171). “El Barça tiene que disminuir el gasto en 200 millones de euros”, explica Tebas. Según la patronal, la entidad azulgrana puede gastar 347 millones entre sueldos y amortizaciones en el curso 2021-2022.
El Barça, además del fichaje de Messi, tiene que inscribir las incorporaciones de Agüero, Depay, Emerson y Eric García. En las últimas semanas, Ferran Reverte, consejero delegado, y Mateu Alemany, director de fútbol, tuvieron dos reuniones con Tebas. La entidad azulgrana se comprometió con LaLiga a aumentar los ingresos y a reducir los gastos. Ya traspasó a Todibo (Niza), Firpo (Leeds) y Aleñá (Getafe) y dejó libre a Miranda y Matheus. Además, cedió a Trincao (Wolverhampton). No es suficiente. Con Coutinho y Dembélé, abrochados al primer equipo por sus lesiones, el área deportiva apuesta por desprenderse de Griezmann, el segundo salario más alto de la plantilla después de el de Messi.
El Barcelona busca cerrar un trueque con el Atlético: Griezmann por Saúl. “Es un tema de clubes, primero se tienen que poner de acuerdo ellos”, explican desde el entorno del francés. “Si traspasamos a Antoine y logramos desprendernos de Umtiti y Pjanic, solo nos quedaría acordar la rebaja de los salarios más importantes”, cuentan en el Barça. La disminución de los sueldos de Piqué, Ter Stegen, De Jong y Dest ya la había pactado Josep Maria Bartomeu. Ahora el club tiene que negociar con Busquets, Alba y Sergi Roberto. “Con esos acuerdos, se soluciona el problema”, rematan las mismas fuentes. Primero, sin embargo, querían asegurarse la continuidad del 10.
“Hay que apretar”
“Ahora, hay que apretar”, aseguraron en los despachos del Camp Nou después de que Messi clasificara a Argentina para la final de la Copa América. Como el equipo de Ronald Koeman comenzó la pretemporada esta semana, la intención del Barcelona es hacer oficial la renovación del rosarino lo antes posible. El 10 levantó su primer título grande con Argentina en Brasil, lo celebró en Rosario junto a su familia y amigos, viajó a Buenos Aires para renovar el visado para entrar a Estados Unidos y puso rumbo a Miami. “Es una locura todo lo que estoy viviendo. Ahora preparándome para irme de vacaciones que es lo que toca”, dijo el capitán de la Albiceleste. La idea del 10 es descansar con su mujer y sus hijos antes de sumarse a la pretemporada del Barcelona en agosto. Las negociaciones entre el Barça y el jugador las llevaron Laporta y Jorge Messi. La familia del rosarino había pedido discreción absoluta. Solo Alemany y Reverter estaban al tanto de las conversaciones.
El Barcelona tardó en ofrecer un contrato formal al rosarino. El club no tenía clara cuál era la mejor fórmula para convencerlo. La primera idea fue la de un contrato de un año con la opción de renovarlo por una temporada más. Después se introdujo la opción de dos campañas. Y más tarde se habló de un contrato a cinco años, dos como jugador y otros tres con el rosarino en la función de embajador (si es que continuaba su carrera en la MLS) o de secretario técnico (si su intención era quedarse en Barcelona).
“No era una situación fácil de cuadrar. Había componentes económicos, financieros y fiscales”, explican fuentes de la negociación. Si el contrato se hacía por dos temporadas, pero se imputaba en cinco ejercicios podía traer consecuencias tributarias si Messi decidía jugar en Estados Unidos. “Ni el Barcelona ni el jugador podían volver a tener problemas con Hacienda”, explican en los despachos del club. En 2016, Messi fue condenado por defraudar 4,1 millones de euros a Hacienda durante los ejercicios 2007, 2008 y 2009 al no haber tributado en España los ingresos de 10,1 millones percibidos por los derechos de imagen del delantero durante ese periodo. La solución, después de la última temporada del 10 —38 goles y 10 asistencias en el Barcelona y cuatro y cinco en la Copa América— fue dejarlo vestido de corto hasta junio de 2026, cuando el rosarino ya haya cumplido los 39 años. “Leo ha demostrado que está en un nivel superlativo y que lo seguirá estando”, aseguran en el área deportiva. Y Messi ya prepara la firma.
Una historia de nueve renovaciones en azulgrana
Desde que su historia empezara en con una firma en una servilleta, Leo Messi no solo se ha puesto la camiseta del Barça, también la de Argentina. Nunca le faltaron pretendientes como tampoco le sobraron ganas de irse, más allá de en el curso anterior cuando lo pidió con un burofax fuera de plazo. Ahora, convencido con el proyecto y con la dirección del club, firma su novena renovación como azulgrana.
La primera la firmó en 2005 con Txiki Begiristain, entonces director deportivo del Barça y ahora del City, que viajó a Holanda al encuentro del 10 durante la celebración del Mundial sub-20. El contrato se extendía hasta 2010 y su cláusula de rescisión ascendió a 150 millones de euros.
Pocos meses después, Laporta —en su primer mandato— le ampliaría las cifras, preocupado por posibles ofertas de otros clubes. Y en enero de 2007, con Leo en erupción, llegó la tercera renovación hasta 2014 y con 150 millones de cláusula. Un año más tarde, sin embargo, ya con Guardiola al frente del equipo y con la eclosión azulgrana en el planeta fútbol, Leo triplicó su sueldo a 8,5 millones por temporada. Nada comparado a los guarismos que llegó en el césped y en el banco con el triplete porque en 2009, a cambio de renovar hasta 2016, llegó a los 10,5 millones por curso y se le fijó una cláusula de 250 millones.
Pasó un tiempo de estabilidad, también éxito en el campo, y en diciembre de 2012, ya con la segunda Champions, se le mejoró el contrato y se le mantuvo la cláusula. En 2014, ocurrió la séptima renovación, de nuevo en los mismos términos aunque con 20 millones por año. Y la octava se dio en 2017, acabada hace dos semanas, en la que la cláusula ascendió a los 700 millones después de que el PSG pagara los 222 de la de Neymar.
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