El dinero marcará la asamblea del Barcelona

El FC Barcelona celebra este domingo por la tarde una asamblea de compromisarios que marcará el traspaso de poderes de la directiva del expresidente Josep Maria Bartomeu, dimitido en octubre pasado, a la que dirige Joan Laporta, que regresó al club en marzo. Más que de fútbol se hablará de dinero y de la aprobación o suspensión de las cuentas de la temporada 2019-2020, el presupuesto del ejercicio 2020-2021, las operaciones de refinanciación -y en especial el crédito solicitado a Goldman Sachs- y la Superliga son los asuntos prioritarios del orden del día que debatirán los 4.457 socios convocados al Camp Nou.

No se tratará en cambio la auditoría encargada por el actual consejo, porque no estará terminada seguramente hasta julio, ni la modificación de los estatutos, dos asuntos capitales que formarán parte de la asamblea extraordinaria prevista inicialmente para octubre próximo después que la pandemia alterara el calendario electoral y provocara la celebración de comicios en pleno curso 2020-2021. Las cuentas que ahora se discutirán se tenían que haber aprobado hace un año, circunstancia que comportará la presencia ante los compromisarios del que acabó siendo vicepresidente económico Jordi Moix en la junta de Bartomeu.

El presupuesto de la temporada 2019-2020 se cerró con un déficit de 97 millones, después de que las previsiones apuntaran un superávit de 11 millones, mientras que el referente a 2020-2021 se situaba en 828 millones y un millón de beneficios, cifras que se han alterado por el covid-19: fuentes consultadas consideran que las pérdidas superaran los 300 millones y pueden llegar a los 400. Los números expuestos por Moix, de todas maneras, contarán seguramente con el visto bueno de la junta de Laporta. El argumento es que de esta manera podrá negociar créditos de forma inmediata y evitará el colapso financiero del Camp Nou.

La operación de refinanciación incluye de salida un crédito del fondo de inversión Goldman Sachs de 525 millones a fin de afrontar pagos inmediatos y reestructurar deuda que asciende a 1.173 millones. La asamblea tratará también, sin que se sepa si se votará o simplemente informará, sobre la inscripción y permanencia del club azulgrana en la Superliga -el Barça se reservó una cláusula en el contrato que supedita su participación a los socios compromisarios-. La reforma de estatutos en cambio ha quedado aplazada después que se cambiara la fecha de la asamblea del 4 al 20 de junio y cualquier modificación podía ser impugnada.

La crítica situación económica, así como el Barçagate, serán cuestiones redundantes de una asamblea en la que a priori se descarta que la junta actual pida responsabilidades a la anterior, a diferencia de lo ocurrido cuando Sandro Rosell sustituyó a Laporta en la presidencia -Laporta tampoco pidió responsabilidades a la directiva de Gaspart en 2003. El actual presidente aguarda el resultado de las auditorias en curso para decidir si emprende o no acciones contra un consejo que presume de haber generado más de 200 millones de beneficios desde 2010. La covid ha servido ahora para disimular la mala gestión últimamente de Bartomeu.

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