La incierta revolución de Laporta
El presidente marca distancias con el vestuario y negocia un crédito de 500 millones para reflotar al Barcelona con Messi
Leo Messi es la piedra sobre la que Joan Laporta pretende edificar su mandato como presidente del Barcelona. El único nombre que ha mencionado el dirigente azulgrana desde su regreso al Camp Nou ha sido el del capitán y pichichi (30 goles) de la Liga. Alrededor de la figura del 10, Laporta ha desplegado una pancarta y una declaración de intenciones que le permite ganar tiempo mientras se especula con el alcance de la revolución en el vestuario, el nombre del entrenador y la gestión de una deuda que obliga a negociar créditos con entidades que proporcionen dinero rápido y fácil, y naturalmente con importantes intereses, como podría ser la ya conocida Goldman Sachs.
El presidente entiende que el remonte financiero y futbolístico exige mantener la alianza entre la marca Barça y la marca Messi. Aunque se desconoce todavía la oferta que el club presentará al argentino para que renueve el contrato que acaba el 30 de junio, Laporta reitera que pondrá el mayor empeño posible para convencer al jugador de Rosario. La presión será finalmente para Messi, que tendrá que responder sí o no, antes o después de la Copa América. El suspense permite jugar mientras con la lista de altas y bajas de la plantilla y también con el técnico candidato a banquillo del Camp Nou. A pesar de tener contrato hasta 2022, Ronald Koeman no es el favorito de Laporta.
Tampoco hay consenso en la junta sobre Xavi Hernández. Al presidente le gustaría fichar a un técnico que marcara el inicio de su proyecto deportivo en el Camp Nou. No se saben muy bien sus preferencias, por más que se le considere depositario de las esencias cruyffistas, y se desconoce también la opinión del director de fútbol, Mateo Alemany. El carrusel que manejan los medios contempla a preparadores como Jürgen Klopp, del Liverpool, o Hans Flick, extécnico del Bayern y ahora aspirante a ser el próximo seleccionador de Alemania. Rac1 informó que el Barça apuesta ahora por Flick. El perfil Barça es discutible desde que se debate sobre el estilo Barça.
“A partir de la próxima semana se verá la serie de decisiones que tomaremos para tener un equipo más competitivo”, ha afirmado Laporta. “Hay que trabajar duro y con eficacia para que podamos aspirar a ganar Champions y Ligas que se nos están resistiendo”, insistió. “Nos eliminaron muy pronto de la Champions y se ha perdido la Liga incomprensiblemente”, acabó Laporta, que habló de “fin de ciclo” y de “renovación” de la plantilla iniciada en verano con el adiós de Luis Suárez. Messi es el único imprescindible de una vieja guardia que incluye a Piqué, Busquets y Jordi Alba. También se duda de la continuidad de jugadores como Griezmann. Laporta, por tanto, marca por vez primera distancias con el vestuario del Camp Nou.
La rescisión de contratos se presenta como una tarea de difícil cumplimiento si se tiene en cuenta que los afectados ya aceptaron diferir el cobro de las fichas a cambio de prorrogar su vínculo con el club durante el gobierno de Josep Maria Bartomeu. Y la lista de posibles fichajes ha quedado reducida a futbolistas por los que no se tenga que pagar traspaso: Eric García (City), Depay (Lyon), Emerson (Betis) o Agüero (City), amigo de Messi. Ya no se habla de Haaland, Neymar o Mbappé. El club precisa de liquidez para renegociar la deuda (1.173 millones, 730 a corto plazo), pagar al personal deportivo y a los bancos —hay un vencimiento de bonos emitidos por la anterior junta por 200 millones—.
La solución ha sido negociar un crédito sindicado de 500 millones con Goldman Sachs, la entidad que ya aportó 90 millones para el Espai Barça. La directiva necesita 100 millones de inmediato mientras aguarda el resultado de las auditorías encargadas para conocer la situación económica del Barça. A Laporta, decisivo para reflotar al club en 2003 y 2008, le conviene explicar su plan de choque y de negocio para desmentir que actúa con una cierta improvisación desde que ya tuvo que renegociar el aval de 126 millones para volver a presidir el Barça, se apuntó a la Superliga y se la jugó con la apuesta por Messi.
De Ronaldinho a Guardiola con Txiki al mando
La experiencia y la valentía son dos de los argumentos que Laporta utiliza para intentar ganarse la confianza de los socios y aficionados del Barça. “Lo volveremos a hacer”, sostiene el presidente en su regreso al palco del Camp Nou después de haber dirigido al club desde 2003 hasta 2010 y haber superado una moción de censura en 2008. El inicio estuvo marcado por la impronta de Ronaldinho mientras que Guardiola fue el eje desde 2008. El hilo conductor en cualquier caso fue siempre el director deportivo: Txiki Begiristáin.
A Laporta, aconsejado por Johan Cruyff, siempre le gustó marcar la política deportiva con una figura como la de Txiki. También apostó por la continuidad del entrenador: mantuvo a Rijkaard incluso en las peores situaciones para apostar después por Guardiola. El presidente tiene ahora dudas sobre el secretario técnico y también respecto al entrenador: no se descarta la continuidad de Koeman, en caso de no dar con una alternativa mejor, y por otra parte continúa en el aire la contratación de Jordi Cruyff como segunda pieza capital del organigrama futbolístico dirigido por el director de fútbol Mateu Alemany.
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