El Estudiantes, de nuevo al borde del abismo
El Bilbao Basket depende de sí mismo y si gana el domingo al Joventut en Miribilla estará salvado y condenará a un descenso histórico al club del Ramiro de Maeztu
El Estudiantes cerró otra calamitosa temporada de la ACB con una derrota en casa ante el San Pablo Burgos (82-88), la novena consecutiva, y se quedó a un palmo del precipicio del descenso a la LEB, con solo nueve triunfos en 36 encuentros. Con el alma en vilo pendiente del partido del domingo a las 12.30 entre el Bilbao Basket y el Joventut de Badalona, que nada se juega en el envite. El conjunto de Miribilla depende de sí mismo y si gana a la Penya estará salvado y condenará a un descenso histórico al club del Ramiro de Maeztu. Sería el tercero en la pista, tras los registrados 2012 y 2016 que el club salvó in extremis en el playoff de los despachos.
“Me gustaría dar la cara públicamente como capitán del equipo para dar las gracias a la afición por todos los mensajes durante la semana hacia el equipo y hacia mí”, señaló Edgar Vicedo, que llegó lesionado al partido con el San Pablo Burgos y apenas pudo disputar siete minutos. “Es un momento muy jodido. Pero gracias por estar ahí siempre. Por no bajar los brazos hasta el final”, explicó ante de hacer un emotivo elogio a la cantera de la que procede. “Quiero aplaudir el compromiso de los chavales, dejándose la vida día a día, para días como hoy. Para demostrar que están preparados para dar el salto. Como capitán estoy orgulloso de ellos. No es fácil lo que han hecho, siempre al pie del cañón, y tenemos que valorarlo muchísimo”, cerró Vicedo. Con una plantilla mermadisima y desfigurada, Adams Sola (20 años), Rubén Domínguez (18) y Nacho Varela (21) se sumaron al intento de certificar la permanencia, pero los recursos colegiales no alcanzaron para superar al campeón de la Champions Fiba. La amenaza de descenso se cierne de nuevo sobre Magariños.
En mayo de 2012, el Estudiantes selló su primer descenso de categoría. Entonces, las renuncias a su plaza en la Liga Endesa de Menorca y CB Canarias –que luego la logró comprando la licencia del Alicante- propiciaron el rescate del conjunto del Ramiro de Maeztu en la repesca administrativa de septiembre después de 30 días en el infierno. En junio de 2016, se repitió la historia. Tanto el Palencia, campeón de la LEB Oro; como el Melilla, que se ganó el billete a la ACB en el playoff comunicaron a la ACB su imposibilidad para afrontar dentro del plazo establecido el pago de los cerca de 7 millones que necesitaban para lograr la plaza en la élite. En esta ocasión, los de Magariños están de nuevo en la cornisa, con su futuro deportivo en manos de terceros tras un periplo tortuoso que parece no tener fin.
El Estudiantes, uno de los seis fundadores de la Liga nacional, la actual ACB, solo se quedó fuera de los ocho primeros puestos de la tabla en siete de las 54 ediciones disputadas entre 1956 y 2010, con cuatro subcampeonatos como grandes hitos (en los cursos 1962-1963, 1967-1968, 1980-1981 y 2003-2004) y siempre lejos de cualquier apuro clasificatorio. Sin embargo, en la última década el calvario no cesa, con los dos descensos mencionados, un concurso de acreedores, varios bandazos deportivos y una crisis que no cesa. En las últimas 11 temporadas han desfilado por el Magariños 11 entrenadores (Luis Casimiro, Pepu Hernández, Trifón Poch, Txus Vidorreta, Diego Ocampo, Sergio Valdeolmillos, Salva Maldonado, Josep María Berrocal, Aleksandar Dzikic, Javier Zamora y el actual ocupante del banquillo, Jota Cuspinera) y más de 80 fichajes de bagaje desigual y escaso recorrido.
Algunos de tan escaso recorrido como JJ Barea, de la llegada como ídolo en febrero a la marcha fugitiva hace 10 días por morriña familiar. En estos años, el equipo colegial no ha superado el 11º puesto en la clasificación de la ACB, ahora está a un palmo del precipicio. Ante el San Pablo Burgos no estuvo Barea para arrimar el hombro en la última jornada, que erróneamente consideró como un trámite. Hace un mes, el club ya vivió la marcha del italiano Alessandro Gentile (para recuperarse en su país de las secuelas de la covid) y la baja definitiva del francés Edwin Jackson (tras su recaída de la lesión de muñeca), la plantilla se fue descapitalizando hasta llegar al último partido con siete jugadores disponibles más los canteranos reclutados para completar la lista. No bastó para escapar de la quema. El futuro del Estudiantes se juega el domingo en Miribilla.
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