Alexander Popov tiene sucesor: Kliment Kolesnikov
El joven se impone en los 100 metros libres de los Europeos de Natación, recoge el testigo del último nadador ruso en conseguirlo, y se cita con Dressel en Tokio
Con permiso del virus, Rusia se prepara para chocar con Estados Unidos en los Juegos de Tokio. Como en los viejos tiempos, como cuando Gennady Prigoda retó a Matt Biondi en Seúl, o como cuando Alexander Popov irrumpió en el feudo de Gary Hall en Atlanta, la natación rusa ha alumbrado a un prodigio capaz de nadar al límite de las posibilidades humanas en la prueba que más leyendas ha consagrado en una piscina: los 100 metros de estilo libre. El protagonista es Kliment Kolesnikov, de 21 años, la estrella que más ha brillado después de tres jornadas de carreras en línea en los Campeonatos Europeos de Budapest.
Figura del misterioso club Energy Standard, financiado por el potentado ruso Konstanstin Grigorishin, el alegre Kolesnikov venía de batir el récord mundial de 50 espalda en dos jornadas sucesivas cuando este miércoles conquistó de punta a punta los 100 libres. Dominó el concurso con la autoridad de un experto desde la calle tres. Abrió brecha en el primer largo, tocó la pared en cabeza con 22,50s, y defendió la ventaja en el regreso manteniendo a raya al actual campeón europeo, el italiano Alessandro Miressi. Paró el cronómetro en 47,37s. Esto le coloca como el quinto nadador más rápido de todos los tiempos sin bañador impermeable: le preceden Dressel, McEvoy, Chalmers y Magnussen.
Miressi fue plata en 47,45s y el ruso de 19 años Andrei Minakov fue bronce en 47,74s. Que cinco nadadores bajaran de 48s habla de una carrera de vértigo. La final más fugaz de la historia de los Europeos. Por ir rápido, hasta el adolescente rumano David Popovici, de 16 años, estableció una marca sideral. Sus 48,08s invitan a pensar en unas posibilidades descomunales.
“No soy un robot, ni soy Michael Phelps”, dijo Kolesnikov cuando acabó su programa, que incluyó una semifinal de 100 espalda 10 minutos después de ganar el oro en 100. Acabó en el puesto 18º, justo para pasar a la final. “No estoy acostumbrado a nadar pruebas tan juntas, no me he conseguido recuperar. Me falta entrenamiento y experiencia. Quizás en el futuro lo haga mejor”.
“Estoy muy contento, esto ha sido muy importante para mi equipo”, concluyó el ruso; “porque mi entrenador me ha dicho que Rusia no ganaba un oro en 100 libres desde hacía no sé cuántos años”.
Fiel dignatario de la Generación Z, Kolesnikov no recordaba el nombre del Zar, Alexander Popov, quíntuple campeón de Europa y último ruso en conquistar un oro en 100 libres en unos Europeos, en el año 2000. Justamente el año del nacimiento de Kolesnikov.
Famoso por sus récords mundiales como espaldista de categoría juvenil, Kolesnikov comenzó a probarse seriamente en el estilo libre hace un año. Primero en piscina corta. Descubrió que, igual que se deslizaba como un arpón panza arriba, podía hacer lo mismo panza abajo. En los campeonatos nacionales de Rusia, celebrados hace un mes en Kazán, batió el récord nacional de 100 metros con 47,31 segundos. La marca le habría bastado para colgarse todos los oros olímpicos de la historia salvo el de Pekín 2008, cuando Alain Bernard fue campeón embutido en un bañador impermeable que luego se equiparó al dopaje tecnológico.
Si todo transcurre sin imprevistos, Kolesnikov no tardará en arrojarse a una piscina con Caeleb Dressel, hasta ahora, el hombre más rápido del mundo. El estadounidense de 24 años es el único nadador que ha bajado de 47 segundos sin traje impermeable. En los Mundiales de Gwangju, en 2019, estableció su mejor tiempo en 46,96s. En esa misma carrera le siguió el australiano Kyle Chalmers en 47,08s. Luego la pandemia canceló los grandes mítines en piscina larga. Las referencias se agotaron. Hasta ahora. A falta de más noticias de América y el Pacífico, desde Budapest llegan los ecos de un retador que amenaza con ponerse a la altura de Popov: lo mejor que ha producido Rusia.
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