Kolesnikov, primer récord mundial de natación en la era de la pandemia
El ruso de 20 años nada la semifinal de 50 espalda de los Europeos en 23,93s, siete centésimas por debajo de su tiempo de 2018, y comienza a despejar incógnitas camino de los Juegos de Tokio
La piscina era el desierto de los tártaros hasta que apareció Klement Kolsenikov para establecer el primer récord mundial de la era de la pandemia. El espaldista ruso, un millennial nacido en 2000, nadó los 50 metros en 23,93s en las semifinales de los Europeos que se disputan en Budapest. Reventó su propia marca personal, anterior plusmarca mundial de 24,00s, lograda en 2018, y puso la primera gran piedra en la obra de reconstrucción de las competiciones de natación en piscina larga tras el inaudito parón de 2020.
El paso de la pandemia ha dejado un mundo de incógnitas en el alto rendimiento deportivo. La natación, uno de los deportes más afectados por los confinamientos de 2020, ha quedado marcada por la inactividad insólita de sus mejores deportistas. Desde que se entrenan 12 meses al año en ciclos preolímpicos, ya hace décadas, los nadadores nunca habían estado parados tanto tiempo, fuera de su elemento, marchitándose sin la rutina cotidiana que habituaba a sus cuerpos a la ingravidez del medio acuático. Los técnicos coinciden: lo que ocurra a partir de ahora irá revelando las consecuencias de la preparación más atípica que han afrontado en sus vidas. Material de estudio científico. Camino de los Juegos de Tokio del próximo mes de julio el calendario ofrece pocos puntos más reveladores que estos Campeonatos Europeos de Natación que comenzaron el lunes en Budapest.
La primera jornada registró dos finales de pruebas individuales. Primero, los 400 metros estilos combinados de categoría femenina, sin más novedades que las esperadas. Las marcas resultaron pobres. Segundo, los 400 metros libres masculinos. Las marcas volvieron a ser pobres.
La húngara Katinka Hosszu, reina de los estilos desde hace más de un lustro, se impuso en los 400 con un tiempo de 4 minutos 34,76 segundos. La siguió su compatriota Viktoria Mihalyvari, apenas una adolescente de 17 años, en 4m 36,81s. Considerando que 4m 34,76s es la marca 147º del ránking histórico de FINA, la carrera fue lenta. Hasta 26 nadadoras han nadado más rápido que eso, incluida, claro, Hosszu.
La final de los 400 libres masculinos discurrió por un terreno similar. Se impuso el ruso Martin Malyutin en 3m 44,18s. Malyutin, de 21 años, nunca había nadado esta prueba en menos tiempo. Pero ha habido 26 nadadores a lo largo de la historia que sí. Incluido el italiano Gabriele Detti, que hizo 3m 43,23s en 2019 y este lunes no pasó del cuarto puesto con 3m 46,07. A sus 27 años Detti, como la mayoría de los nadadores de su edad, han pasado el umbral en el que fisiológicamente resulta más sencillo alcanzar los mejores registros.
Casco de submarino
Probablemente la covid haya trazado una raya invisible que separe de forma dramática a los nadadores veteranos de la nueva generación, más resistente, por su juventud, a la inactividad forzosa de 2020. El ruso Kolesnikov, con su cruz ortodoxa colgada del cuello y su chicha de atleta sin pulir, puede ser un exponente de la nueva hornada. Venía de batir récords como júnior años antes de la pandemia, había establecido la plusmarca mundial en 2018, y sigue su progresión con fuerza armado de un cuerpo largo (1,98) y redondeado, de superficies más parecidas al casco de un submarino que a la tabla de surf que gastaban clásicos como Peirsol o Lacourt. Tal vez lo ayude la naturaleza de la prueba más corta: los 50 metros no necesitan tantas horas de piscina para afinar su preparación. Basta con desplegar el talento innato de cada uno y el entrenamiento en seco pesa más que en otras distancias.
Kolesnikov batió el primer récord mundial en piscina larga desde que comenzó la pandemia. Si bien durante el otoño y el invierno de 2020 la Liga Internacional de Natación (ISL) propició marcas espectaculares en piscinas de 25 metros, en los 50 metros que determinan la categoría olímpica habían transcurrido casi dos años sin que se registraran marcas rompedoras. Los Mundiales de 2019 fueron la última ocasión que permitió a los nadadores derribar los límites conocidos. El 26 de julio de 2019 en Gwangju, el estadounidense Caeleb Dressel estableció la plusmarca de los 100 mariposa (49,50s), el ruso Anton Chupkov hizo los 200 braza más veloces de siempre (2m 6,12s), y la estadounidense Regan Smith batió el récord de los 200 espalda (2m 3,35s). Dos días después, el 28 de julio, de nuevo Regan Smith elevó el listón de los 100 espalda (57,57s). Luego sobrevino la pandemia y la natación olímpica se congeló.
En la ola de Kolesnikov, que nadó en la calle cuatro, se subieron el griego Apostolos Christou y el español Hugo González de Oliveira. El griego nadó en la calle tres e hizo el mejor tiempo nacional con 24,49s. Hugo González, de 22 años, fue tercero de esa semifinal en la calle cinco, con 24,60s. Estableció el récord de España y levantó grandes expectativas. Este martes (Teledeporte, 18:00 horas en Europa Central) se batirá por una medalla.
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