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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Forest, un milagro imposible con la Superliga

Con la competición que quiere Florentino Pérez sería imposible que se repitiera el milagro más extraordinario jamás vivido por el fútbol europeo: el protagonizado por el Nottingham Forest hace 40 años

El Nottingham Forest, después de ganar su segunda Copa de Europa en mayo de 1980 en el Santiago Bernabéu.
El Nottingham Forest, después de ganar su segunda Copa de Europa en mayo de 1980 en el Santiago Bernabéu.

Florentino Pérez tiene toda la razón cuando denuncia la creciente preeminencia de los clubes de fútbol que en la práctica son propiedad de un Estado o de un super-rico. Los dos ejemplos más preclaros de lo primero son el PSG (Catar) y el Manchester City (Abu Dabi, uno de los siete estados que forman los Emiratos Árabes Unidos), aunque hay más. El segundo grupo lo lidera el Chelsea de Roman Abramovich. Los primeros buscan sobre todo propaganda política y proyección global. Los multimillonarios buscan respetabilidad social y colmar su ego: tienen tanto dinero que no les importa perder lo que sea para alimentar su vanidad. Si en vez de fútbol se tratara de la industria del automóvil, gran parte de esas inversiones serían consideradas ayudas de Estado y estarían prohibidas.

El problema es que Florentino Pérez acierta en el diagnóstico pero no en el remedio. Su proyecto de Superliga no persigue la igualdad y la justicia en el fútbol, sino prolongar la preeminencia de equipos históricos pero con ingresos convencionales como Real Madrid, Barcelona o Juventus. La competición cerrada que propone les garantizaría seguir estando entre los más ricos. Sin embargo, esa solución conviene a unos pocos (incluidos los pecadores, los que medran a la sombra de los petrodólares y de los oligarcas) pero perjudica a todos los demás. Con la Superliga sería imposible que se repitiera el milagro más extraordinario jamás vivido por el fútbol europeo: el protagonizado por el Nottingham Forest hace 40 años.

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Nottingham (330.000 habitantes) es una ciudad de origen medieval del centro de Inglaterra que evoca figuras históricas o de leyenda como Ricardo Corazón de León y Robin Hood, el ladrón que robaba a los ricos para darles el botín a los pobres. Pero Nottingham no necesita a Robin Hood para ser una ciudad de leyenda porque está con honores dobles en la Historia del fútbol, con una gigantesca H mayúscula, de la mano de sus dos equipos: el Notts County y el Forest.

Los dos rivales ciudadanos (sus estadios están a unos pocos cientos de metros el uno del otro, aunque separados por el río Trent) protagonizan uno de los derbis más selectos de Inglaterra por su escasez: hace años que no comparten división y sus encuentros oficiales se reducen a ocasionales choques coperos. El último derbi liguero fue en 1994, en segunda división. El más reciente fue en 2011, en la Copa de la Liga. Sus seis enfrentamientos en la Copa de Inglaterra se remontan todos al siglo XIX, entre 1878 y 1894.

El Notts County juega en el quinto nivel del fútbol inglés pero, fundado en 1862, es el club profesional de fútbol asociación todavía en activo más antiguo del mundo. Nótense las palabras “profesional” (porque otros clubes no profesionales reivindican también ese título) y “todavía en activo” .

Los hinchas del Forest no se dejan impresionar: ellos nacieron tan solo tres años después, en 1865, juegan casi siempre en primera o segunda (aunque no tocan Premier desde la temporada 1998-99) y protagonizaron ese milagro que con la Superliga sería imposible. En la temporada 1977-78, recién ascendidos a primera tras cinco años en segunda, el Forest se proclamó contra todo pronóstico campeón de liga con el polémico Brian Clough en el banquillo. Pero su leyenda se haría aún más grande cuando al año siguiente consiguieron ganar la Copa de Europa al derrotar al Malmoe (1-0) en Múnich con un gol del legendario Trevor Francis, el delantero que acababan de fichar rompiendo por primera vez la barrera del millón de libras. Al año siguiente quedaron segundos en la liga pero jugaron la Copa de Europa en calidad de campeones… ¡y la volvieron a ganar! En la final derrotaron (1-0) al Hamburgo de Kevin Keegan en el Bernabéu.

Esa hazaña, pasar de forma consecutiva de segunda a doble campeón de Europa, es imposible que vuelva a ocurrir en una competición como la que quiere Florentino.

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