La primera final de la Liga
El Barcelona de Messi recibe al Atlético de Luis Suárez en un partido decisivo para la suerte de un campeonato igualmente pendiente del Real Madrid-Sevilla
A falta de cuatro jornadas para su conclusión, separados cuatro equipos por seis puntos y los tres primeros solo por dos, buena parte de la Liga se decide este fin de semana en el Camp Nou y Valdebebas, los dos escenarios en los que se cruzan los implicados en la disputa del título: Barça-Atlético y Real Madrid-Sevilla (domingo, 21.00, Movistar LaLiga). El resultado del partido de Barcelona condicionará el de Madrid. Y es que si los azulgrana ganan a los rojiblancos, resultado que necesitan para mantener su candidatura, provocarán que el título pase a depender de los madridistas, por la misma razón que una victoria del Atlético en el Camp Nou reforzaría su condición de líder y dominador de este campeonato.
La última vez que el Atlético ganó la Liga fue en 2014 después de empatar en el Camp Nou con un gol de Godín. También salió campeón en la temporada 1995-1996, cuando un quiebro de Caminero a Nadal ilustró su jerarquía sobre el Barça en la Liga y en la Copa en el último año de Cruyff. Ambos equipos rivalizaron igualmente en el curso 1976-77, famoso por la cerveza que se tomó Luiz Pereira en el Bernabéu, y en el 1972-1973. La historia asegura que a los rojiblancos les viene bien enfrentarse al Barça cuando en juego está la Liga. A favor de su inventario concurren que, al igual que en 2014, su entrenador es Simeone y el árbitro será también Mateu Lahoz, el mismo que anuló un gol válido a Messi.
La diferencia es que el equipo imponente en el arranque del campeonato ha perdido gas en el último tramo —suma 26 sobre 45 puntos— y la expectación generada por el Barcelona de Koeman en un año de transición nada tiene que ver con el absentismo vivido en tiempos de Tata Martino. A los azulgrana, ya campeones de Copa, les anima la revancha y el punto de fiebre precisamente de su capitán Messi, pichichi con 28 goles, punto de encuentro de jóvenes y veteranos barcelonistas y todavía referencia en el mundo del fútbol después de una semana complicada para Mbappé y Neymar, por no recordar a Cristiano Ronaldo ni a Haaland. No se duda del poder ofensivo del Barcelona: 80 tantos en Liga.
El punto débil azulgrana son sus concesiones, la facilidad con la que encaja goles (33 en 34 jornadas), retratado por una estadística temible: ha recibido nueve tantos en los últimos 14 remates, contando la última jornada en Mestalla (2-3). No acaba de ser un equipo fiable por los desajustes de su zaga y enfrente tendrá a una pareja goleadora temible: Luis Suárez (19) y Llorente (12). La figura del uruguayo ha sido utilizada para explicar el intercambio de papeles entre Barça y Atlético. El charrúa, íntimo amigo de Messi, será homenajeado en el estadio después de su mala salida del Barça. Necesita Simeone que Luis Suárez sea el Niño Torres, el artillero que firmó la última victoria rojiblanca en el Camp Nou, en 2006.
Y es que a diferencia de ocasiones interiores puede que el empate no sea ahora un buen resultado para el Atlético por el acecho del Madrid. El técnico rojiblanco deberá afinar por tanto con la alineación, consciente en cualquier caso de que jugadores como Carrasco o Correa acostumbran a ser desequilibrantes en los duelos con el Barça. A favor de los azulgrana juega por otra parte Griezmann, un jugador que sin dejar de ser solidario ha pasado a marcar goles decisivos en las últimas jornadas (12 en total), imparable en 2021, sustituto de Luis Suárez como pareja de Messi —el argentino interviene en el 48% de los tantos del Barcelona—.
Necesitan los azulgrana de sus figuras y de su energía copera en un momento cumbre después de haberse vencido ante los grandes —con el propio Atlético y el Madrid— y en los momentos decisivos, como cuando perdió con el Granada cuando aspiraba a tomar el liderato. La última oportunidad se le presenta precisamente ante el mejor posicionado en la tabla y con el Madrid a la espera.
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