Arrasate: “Somos unos valores frente al dinero”
Forjado en los campos de Segunda B y Tercera, el técnico de Osasuna ha moldeado un proyecto atrevido y respetado. Charla sobre el fútbol, el negocio y el aficionado antes del choque contra el Real Madrid
Antes de aterrizar en la élite del fútbol español, Jaboga Arrasate (Berriatua, Bizkaia; 43 años) guerreó como jugador entre Tercera y la Segunda B. También es profesor de primaria, pero decidió coger una excedencia y cuando cumplió la treintena emprendió una aventura por los banquillos que ha derivado en una idílica experiencia en Pamplona. Para la afición de Osasuna, él es el mesías, orfebre de un equipo atrevido, vertical y respetado; el gran símbolo de un club que junto a otros, la mayoría, sostiene la bandera de la resistencia en unos tiempos de grandilocuencias, jeques y millones. Este sábado (21.00, Movistar), sus hombres miden al Real Madrid en el glamuroso retiro de Valdebebas.
Pregunta. En una época como esta, con la Superliga como telón de fondo, ¿qué simboliza una entidad como Osasuna?
Respuesta. Por mi experiencia, si en algún sitio se vive lo que es el sentimiento de pertenencia a unos colores y el arraigo, es Pamplona. Aquí hay una serie de valores de toda la vida, luchar y pelear, no darse por vencido, que son el contrapunto a lo que se propone en ese proyecto, que al fin y al cabo es una liga cerrada, en la que dan igual los méritos, donde únicamente vale el dinero. Aquí la respuesta ha sido unánime, el rechazo ha sido rotundo y a mí eso me enorgullece. Me reconforta que ese sentimiento y ese simbolismo sigan en pie.
P. El pueblo ha hablado, ¿no?
R. Creo que ha sido el momento oportuno para reivindicarlo, porque cuando surgen cosas de este estilo, te toca un poco más la fibra. Lógicamente, la sociedad evoluciona, pero tú puedes seguir siendo el de toda la vida. Eso para mí tiene mucho valor. De alguna manera, aquí siempre ha habido un sentimiento de rebelarse. Es algo así como decir: ‘queréis esto, pero nosotros no vamos a pasar por el aro, vamos a luchar contra eso’. Tiene ese punto de resistencia que simbolizan los clubes como el nuestro.
En la Superliga dan igual los méritos. Me enorgullece el rechazo de los aficionados
P. ¿Supone esto una cura de humildad para los ricos?
R. Se ha visto que no es tan fácil hacer lo que uno quiere, sobre todo si juegas con el sentimiento de mucha gente. A lo mejor pensábamos que después de año y pico sin ir a los estadios, los aficionados habían podido perder ese sentimiento de pertenencia y ese lazo emocional, pero no. La gente no está dormida. No está en las gradas, pero tiene unas ganas terribles de volver. En el fútbol hay que contar con ellos. Al final, los presidentes pasan, los entrenadores pasan y los jugadores pasan, pero los aficionados quedan ahí para siempre. Son insustituibles, como decía Bielsa en su día, y no podemos perderlos nunca.
P. Entonces, ¿todavía tienen voz los hinchas, aún importa el factor humano?
R. Yo creo que sí. No se corresponde cuando pones un partido un lunes a las nueve de la noche o cuando la gente no puede ir, pero hay que racionalizar todo y encontrar un equilibrio para no perder la esencia de esto, lo de ir al campo con tus hijos y la camiseta. En el momento en el que no lo hagamos así, estaremos en un problema.
P. Florentino Pérez esgrime que su proyecto salvará el fútbol. ¿Qué opina?
R. Yo respeto a todo el mundo, y seguramente él disponga de información que el resto no tenemos. Seguramente él tenga una visión diferente a la nuestra, desde otra perspectiva que para ellos sea beneficiosa e indirectamente puede ser mejor para todos, pero creo que no es el momento ni lo forma. No han acertado ni en el modo, ni en la forma ni en el fondo, y de ahí el rechazo generalizado que se ha producido.
P. ¿Puede generar desafecto esta situación?
R. No lo sé, pero con todos mis respetos, el fútbol es muy diferente. No se puede gestionar como la Euroliga o la NBA, es algo más potente. Ahora mismo los derechos televisivos son los que mandan, pero también tenemos que tener muy claro cuál es el origen del fútbol y dónde está su fuerza.
P. Su caso o el de Mendilibar llaman la atención. En la primera vuelta, Osasuna encadenó 13 jornadas sin ganar.
R. Sí, casi tres meses, y en el fútbol profesional lo normal es que cuando estás tanto tiempo así te vayas a casa. Por mucho que hayas tenido mala suerte o lesiones, lo normal es que tengas que irte y aquí no ha ocurrido eso. Osasuna, aparte de decir que es diferente, demuestra ser diferente. Han valorado nuestra trayectoria de dos años atrás y han demostrado que confían y creen en las personas. Cuando nuestro director deportivo salió ahí fuera y dijo: “Este es nuestro entrenador, y si se hunde él nos hundimos todos…”. Eso nos dio una fuerza terrible. Ahora que tenemos 40 puntos puede parecer que esto es muy sencillo o normal, pero no lo es. Estamos superagradecidos con el club.
P. Después de unos años duros, el club está afianzándose. ¿Puede ser una referencia de crecimiento para otros modestos?
R. Llegamos en Segunda y después del ascenso siempre tienes esas dudas de cómo va a funcionar el equipo en Primera. El primer año fue bueno y este segundo, el del centenario, ha sido el del asentamiento. Han venido jugadores importantes, con los que hace un tiempo hubiese sido imposible poder contar, tenemos un estadio nuevo que estamos deseando estrenar y también una masa social importante. Se han sentado las bases para que Osasuna siga creciendo.
Parece que ahora los partidos son más feos, pero volverán los goles, la alegría y el vértigo
P. Osasuna es el sexto mejor equipo de la segunda vuelta, el tercero menos goleado. ¿Cómo se explica esa recuperación?
R. Cuando peor estábamos cambiamos un poco la forma de jugar, porque estábamos encajando mucho, y queríamos que el equipo fuera más incómodo y más difícil de batir. Primero teníamos que tapar agujeros y, a partir de ahí, ganar confianza. Conseguimos algunos empates contra equipos muy potentes y cuando logramos la primera victoria, el equipo se soltó. La base ha sido la solidez defensiva, pero desde los delanteros. Tenemos la sensación de que los rivales nos respetan. Somos un equipo honrado, que no va a poner las cosas fáciles y que siempre va a pelear.
P. El Sadar le adora, todo ha ido encajando. Ha forjado un equipo de autor, reconocible, con una identidad definida. ¿Cómo se lleva eso de estar en el epicentro?
R. Te sorprendes un poco de que la gente te apoye tanto, o incluso de que te hagan un cántico. Recuerdo que el día que nació mi tercer hijo, de camino al hospital, nos paraban por la calle porque faltaba una semana para ascender [en 2019]. La gente nos gritaba y nos daba ánimos, pero no por mi mujer, ¡sino por el equipo! Mi familia y yo estamos encantados en Pamplona, e intentaremos alargar esto. Ha sido como un puzle que ha encajado por sí solo. Es verdad que detrás hay mucho trabajo, pero antes de venir ya conocíamos cómo era la sociedad navarra y también sabíamos que el mayor activo del club es Tajonar. Eso nos ayudó mucho y también el factor cultural, nuestra forma de ser, que aquí tal vez encaja más fácil que en otros sitios.
P. Se dice que el fútbol moderno es cada vez más plano, que muchos partidos aburren. ¿Volverán los buenos tiempos?
R. El fútbol es tan grande que nunca un equipo va a poder anular a otro, por mucho que dispongamos de todas las herramientas que tenemos hoy día. Creo que se ha dado un paso en la faceta de contrarrestar al rival, y quizá eso pueda hacer parecer que los partidos son más feos, pero yo creo que le daremos la vuelta. Ahora, ya sea por jugar sin público o por respeto, no te sueltas del todo, pero creo que volverán los goles, la alegría y el vértigo. Es cuestión de tiempo. Por mucho que manejemos tantos datos, esto depende de los futbolistas.
P. De cara al choque con el Real Madrid, ¿qué es lo que más le impacta de ellos?
R. Últimamente me gusta mucho su solidez defensiva, creo que han dado un paso grande en ese sentido. Defienden todos y lo hacen bien. Están bien organizados y pienso que ahora mismo tienen al mejor portero de todos. Aparte de esto, siempre está ahí su espíritu. Tienen grandísimos centrocampistas y a Benzema, así que debemos hacer un partido perfecto y poner el listón muy alto; si luego ellos son capaces de superar ese listón, eso ya es otra cosa.
P. ¿Y qué opina de aquellos que defienden que Zidane no es un gran entrenador?
R. Me hace gracia. Como jugador ya era superinteligente, y como técnico, ahí están sus méritos. Yo entiendo que en equipos tan grandes como el Real Madrid, la gente tiende a ser un alineador: ‘Yo ficharía a este o yo pondría este otro dibujo’. Pero nosotros, los entrenadores, no hacemos eso; analizamos qué hace y qué necesita el equipo.
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