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Salma Paralluelo, frenazo a los 17 años

La atleta y futbolista se rompe el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda y ve esfumarse la opción de los Juegos

Carlos Arribas
Salma Paralluelo, en 2019.
Salma Paralluelo, en 2019.Jaime Villanueva

“No porque conociéramos el riesgo se iba a hacer menos duro cuando ocurriera”, reflexiona Félix Laguna, el entrenador de atletismo de toda la vida de la zaragozana Salma Celeste Paralluelo, atleta y futbolista de brillante porvenir que el sábado se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda (acompañada la rotura de un esguince de grado dos del lateral interno) durante el partido de su equipo, el Villarreal, de Segunda, contra el Granada. Laguna confiesa que, como la propia Paralluelo, aún se encuentra en estado de shock por la grave lesión de su pupila, que será operada los próximos días, cuando se reduzca el edema óseo consecuencia de la rotura. El plazo de recuperación típico no baja del medio año. “Serán unos meses duros los que vengan, y más para ella, que no ha sufrido nunca lesiones importantes y no sabe vivir sin estar moviéndose todo el tiempo, pero, por fortuna, tiene solo 17 años, tiene aún todo el futuro por delante. Lo superará perfectamente”.

Laguna habla de la maldición que siempre acecha a los mejores, a aquellos que se acercan al Olimpo y a los que los dioses, celosos, castigan, y les recuerdan que son humanos, frágiles, que nunca serán dioses. Pero ni esto, ni una rodilla rota, amedrentan a Paralluelo, velocista de 200m y 400m e internacional juvenil y máxima goleadora del Villarreal, quien en su cuenta de Instagram recuerda: “Tenía un sueño de pequeñita: cuando me preguntaban decía que quería ser la mejor atleta y la mejor futbolista del mundo, y este escalón tan complicado no me va a quitar ese sueño”. Le animará repasar la historia de la campeona olímpica Carolina Marín, quien dos años después de sufrir la misma lesión ha vuelto a su máximo nivel y es de nuevo favorita para el oro de bádminton en los próximos Juegos de Tokio.

Consciente de la imposibilidad (por falta de tiempo) de combinar los entrenamientos de fútbol y atletismo con el segundo de bachillerato que cursa, Paralluelo había decidido este curso, tan complicado por la pandemia, plantearse terminar el bachillerato en dos años y no renunciar a ninguna de las competiciones que iban a saturar su verano, europeos y mundiales de atletismo sub 20, europeos de fútbol sub 19, mundiales absolutos de relevos, y hasta los Juegos de Tokio, que soñaba con alcanzar. El retorno tras la lesión quizás la obligue, sin embargo, a afrontar finalmente la elección entre fútbol y atletismo que intentaba posponer casi eternamente.

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La rotura de ligamentos, la ligadura que une y articula el fémur y la tibia, tan habitual en fútbol baloncesto o esquí, deportes de giros bruscos, de apoyar y rotar, es muy extraña en el atletismo, un deporte de movimientos menos agresivos. Por sus características anatómicas –la pelvis más ancha necesaria para parir—que provocan el valgo de rodilla funcional (andar o correr juntando las rodillas), las mujeres son más propensas a lesionarse de los ligamentos y a recaer más a menudo, y en ese sentido, el fútbol parece más peligroso que el atletismo, como le recordó a Paralluelo el presidente de la federación de atletismo, Raúl Chapado, quien le contó que su entrenador de triple salto, Santi Moreno, se rompió el cruzado y se recuperó tan bien que cuando volvió a competir, un año más tarde, saltaba más que nunca y hasta batió el récord de España (16,93m, en 1991). “Y no solo me rompí un ligamento, sino tres, los dos cruzados y el lateral, y, además, el menisco y la cápsula sinovial”, explica Moreno, que sufrió el destrozo en 1989. “Me dijeron que como mucho podría quedar bien solo para llevar una vida normal, sin atletismo, y volví más fuerte, y ni las técnicas quirúrgicas ni las de rehabilitación eran lo que son ahora… Lo más difícil fue superar mentalmente el problema”.

Paralluelo escucha las razones para el optimismo, y las metaboliza, y termina expresándolo en sus redes: “Esto me hará más fuerte, me hará crecer y me dará aún más fuerza y motivación para seguir trabajando por mis sueños”.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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