Del Alcoyano al Chelsea: así se levantó el Real Madrid tras la rebelión de Zidane contra las críticas
Después de caer en la Copa con un Segunda B y pasar la covid, el Madrid no ha perdido y está a dos partidos de otra final de Champions
La tarde de la última derrota del Real Madrid Zinedine Zidane se encontraba en su casa, aislado por coronavirus. Su equipo perdió el 30 de enero contra el Levante en el Alfredo di Stéfano (1-2) y culminó dos semanas y media en las que se les escapó también la Supercopa, en la semifinal contra el Athletic, y la Copa del Rey, contra el Alcoyano, de Segunda B, y en las que se lesionó el capitán, Sergio Ramos. En los despachos del club se hablaba de “fin de ciclo” y, después de prestar a Jovic al Eintracht, se accedió a ceder al Arsenal a Odegaard, descontento con su escasa participación.
Entonces Zidane cumplió su periodo de confinamiento y reapareció en público en la víspera del partido contra el Huesca con un estallido en la sala de prensa: “Dejadnos pelear. El año pasado la Liga la hemos ganado nosotros. No hace diez años, el año pasado. Solo un pequeño respeto a todo esto”, dijo. “Nos merecemos terminar con los jugadores que están”. Marchaban entonces a siete puntos del líder, el Atlético, que había jugado dos partidos menos.
Al día siguiente, el Madrid ganó en El Alcoraz y desde esa victoria hasta el empate del miércoles en Anfield que lo llevó a las semifinales de Champions, mientras en la Liga es segundo a un solo punto del Atlético, no ha perdido un encuentro. En ese tiempo Ramos se operó, se recuperó y volvió a lesionarse; Hazard regresó y también cayó de nuevo; Benzema faltó en la ida de octavos de Champions contra el Atalanta y Fede Valverde tuvo que jugar como lateral derecho la vuelta de cuartos. Por el medio, Varane dio positivo por covid —también Ramos— y recayó Carvajal.
En ese cambio de tendencia, una fuente de Valdebebas no atribuye influencia a la reivindicación pública del entrenador: “Fue cosa de Zidane. El equipo no sabía nada. Este equipo es de hierro. Le rebota las críticas y los elogios”, dice. Señala, en cambio, al sistema de cinco defensas introducido por primera vez en el tramo final del partido con el Huesca: “Aquello ocasionó algo así como un efecto llamada a todas las líneas y a todos los jugadores: o defendemos más y mejor o nos vamos a la mierda”, sostiene. En los siguientes 14 partidos, han recibido ocho goles, 0,57 de media, frente a los 18 de los 21 anteriores de Liga, 0,86 por encuentro. Juntaron las filas y encajaron un tercio menos de goles.
Una vez más, Zidane consiguió convencer a algunos de los jugadores con más talento del mundo en ataque de que apretaran los dientes en defensa antes de pensar en otra cosa. El martes de la semana pasada, después de ganar 3-1 en la ida de los cuartos de la Champions al Liverpool, Marco Asensio habló brevemente con su entrenador y se fue a casa con un sentimiento de orgullo especial. No por el gol, sino porque, según fuentes cercanas al futbolista, el técnico había elogiado su esfuerzo en defensa. Le había pedido que no dejara solo a Lucas Vázquez con las acometidas de Robertson y Mané por esa banda, del mismo modo que el miércoles le pidió que ayudara a Fede Valverde en la misma tarea.
Esto fue hoy a la tarde. No quería poner nada hasta que terminase el partido y seguro después me retes por publicarla, pero debo hacerlo igual porque es tu esfuerzo y nadie te regalo nada. Día y día pinchándote para estar firme y hoy cumpliste más que nunca
— Mina Bonino (@Minabonino) April 14, 2021
Sos nuestro orgullo pic.twitter.com/PnZjOpx3jJ
El uruguayo, que tenía el pie derecho amoratado pocas horas antes del partido de Anfield, y bastante más inflamado después del encuentro, se ocupó el miércoles de la parcela que en la ida había cuidado el ahora lesionado Lucas, fundamental en este revivir del equipo pese a que su contrato vence el 30 de junio y no asoman señales de que se vaya a renovar. Valverde nunca había jugado como lateral derecho, pero después de unos primeros minutos de cierto titubeo, terminó sumando ocho intercepciones, más que cualquier jugador del Real en cualquier partido de este curso.
Zidane consiguió en Liverpool uno de esos prodigios de flexibilidad que le caracterizan: los mismos once de la ida (salvo Valverde por Lucas), dispuestos del mismo modo, jugaron de un modo totalmente distinto. El derroche defensivo hasta el último instante de Modric, Balón de Oro, 35 años, resultó conmovedor. Asensio volvió a ser fundamental para desactivar a Robertson y Mané, que terminó emigrando lejos de su banda izquierda. Vinicius, comprometido con la conservación de la pelota, completó 24 pases con el 100% de acierto, más que en ningún otro de sus partidos con el Madrid.
“Cuando alguien como Zidane les pide algo táctico cobra otra dimensión”, dice una fuente con acceso al vestuario. También cuando se muestra convencido de algo, incluso contra el pronóstico general. Antes incluso de la ida contra el Liverpool, en los despachos de Valdebebas contaban entre el asombro y la ilusión: “Ha empezado a decir que van a ganar la Champions”. Y eso cala en el vestuario. “Están convencidos”, afirma una fuente cercana a un futbolista. “Y las críticas les motivan más”. Lo había dicho el miércoles Zidane: “Es un equipo que cuando más dificultades hay más se junta”.
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