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Area di rigore
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El Crotone y el hundimiento pitagórico

El equipo calabrés, esperanza de una de las zonas más castigadas de Italia y casa de una de las grandes revelaciones de la temporada, es ya el colista sin remedio de la Serie A

Daniel Verdú
Junior Messias, del Crotone, celebra un gol al Nápoles.
Junior Messias, del Crotone, celebra un gol al Nápoles.DPA vía Europa Press (Europa Press)

La pandemia se empeña en mostrar lo larga que puede ser la caída hasta tocar fondo. En ese trance del hundimiento, entre placentero y desesperante, se hace a veces pie de golpe y termina la agonía. En el fútbol hay un momento en que un equipo sabe que ha llegado a ese punto del aterrizaje, aunque las cifras no avalen todavía una sentencia definitiva. Al Crotone, recién ascendido este año, le sucedió hace algunas semanas cuando se descolgó definitivamente en la Serie A. La temporada había empezado de la mejor manera, arrancando un empate contra la Juventus, el equipo al que anima toda Calabria y el espejo de los sueños de la región más desamparada del país. “Juve in trasferta, Calabria deserta”, solía leerse en la curva sur del Olímpico de Roma. Un insulto xenófobo. Pero también una realidad sociológica inapelable confirmada nítidamente una tarde de verano de 2006.

El 19 de septiembre de aquel año, la ciudad Crotone (60.158 habitantes) asistió a un fenómeno casi paranormal. El hospital de San Giovanni di Dio empezó a recibir a media tarde un número insólito de pacientes que querían ingresar a causa de dudosas dolencias. Había colas en la recepción. Centenares de familiares se interesaron de golpe también por algún pariente que llevaba días solo mirando el empedrado de su habitación. El misterio no tardó en resolverse cuando a través de las ventanas llegó el silbido de un árbitro. La Juventus había bajado a Serie B aquel año a causa del escándelo de corrupción Calciopoli. Y ese día fue el primero en que el equipo de la ciudad se enfrentaba a la Vecchia Signora. El Ezio Scida, el estadio del Crotone, se encuentra justo debajo de la mole hospitalaria, desde donde puede verse todo el terreno de juego. Cuando comenzó a rodar el balón, había cientos de personas recuperadas milagrosamente ya agolpadas en las ventanas.

La siguiente vez que se enfrentaron, el pasado octubre, el equipo calabrés logró un empate maravilloso que desató el optimismo al comienzo de temporada. El resultado les hizo creer que podrían devolver todos los golpes a cualquier equipo, tal y como habían hecho con el que había ganado los últimos nueve scudetti. Ese día, sin embargo, el estadio estaba vacío y en las ventanas del hospital solo había pacientes con covid-19.

El Crotone (este fin de semana perdió contra el Nápoles 4-3 y lleva 15 puntos en 29 partidos) es, en realidad, un equipo filosófico. A sus hinchas los llaman pitagóricos. Se les conoce así porque la ciudad fue una colonia griega y el lugar donde el humanista griego estableció su escuela de conocimiento y para conquistar luego el poder político con sus discípulos. Unos 2.300 años después, queda poco de aquel esplendor de la Magna Grecia. Más allá de la fascinación por Capo Colonna o alguna columna descolgada, el lugar se ha convertido en uno de los feudos de la ‘Ndrangheta en el sur de Italia. En la provincia, presa de una de las tasas de paro más altas del país, casi todo ha estado bajo el control de la mafia más potente de Europa. Incluso el equipo de fútbol, con cierta promiscuidad con el crimen organizado (un partido Locri-Crotone se amañó a cambio de un puñado de Kalshnikov), estuvo a punto de ser embargado por la fiscalía de Catanzaro.

El Crotone ha sido un equipo de auge y caída. Pero la historia de su mejor jugador este año, el brasileño Junior Messías, le mantendrá todavía en el recuerdo de los aficionados. El delantero cruzó el Atlántico en barco y terminó en Turín en 2011 repartiendo electrodomésticos por toda la ciudad. Jugaba en torneos de aficionados con un equipo de peruanos, penó en la serie D y C cobrando 1.500 euros al mes como futbolista. Hasta que llegó al Crotone ya con 28 años. Hoy a sus 30, es una estrella emergente de la Liga por la que se han interesado clubes como la Lazio. El único recuerdo, probablemente, que que quedará el año que viene del Crotone en la Serie A.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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