Messi, solo nos queda aplaudir
Tras ver el primer gol del argentino al Huesca, pensé en la frase de Cruyff: “Si todo eso pasa, solo nos queda aplaudir al goleador”
Bueno, ya hemos completado los octavos de la Champions y, por una vez, parece que el fútbol se ha vuelto lógico y nos hemos quedado con un solo representante de LaLiga en el bombo de cuartos. El Real Madrid impuso su experiencia y determinación ante el Atalanta, mientras que el Atlético no pudo revertir el mal resultado de ese partido de ida disputado en casa, si aceptamos Bucarest como casa del Atlético.
Hubo un tiempo en el que nos acostumbramos a tener tres equipos en ese selecto grupo de los ocho mejores de la competición, con Madrid y Barça como fijos, más las presencias de Atlético, Valencia, Villareal, Sevilla, Deportivo o Málaga. Qué tiempos aquellos y qué rápido pasan cuando te acostumbras a lo bueno. Y si no, que se lo pregunten a los apasionados, pero sufridores, seguidores del Superdépor.
La Premier vuelve a dominar con tres equipos clasificados pero ya, en esta fase, todos son favoritos para estar en la final, aunque ya sé que el Oporto es quien parece el rival más sencillo. Pero me da que eso mismo pensaron en la Juve cuando quedaron emparejados con ellos en los octavos y luego pasó lo que pasó.
Le toca ahora al Madrid defender el poderío de la Liga española, misión que seguro que ni les genera más presión ni va a convertir la cuestión europea en más complicada para los blancos, siempre acostumbrados a defender el palmarés de su club en la Copa de Europa.
Por cierto, qué raro se hace ver jugar la Champions a los madridistas fuera de su feudo del Santiago Bernabéu. Cierto que todos los estadios sin público se parecen, pero hubiera sido formidable desde el punto de vista escenográfico sentir esa pasión de la Champions en el contradictorio escenario de un Bernabéu vacío.
El final de la Segunda b
Mientras lo de la Champions se resolvía y nos queda también la Europa League, escenario siempre favorable para los sueños de los equipos españoles, por nuestra Liga la cosa se aprieta por arriba, cumpliéndose los vaticinios de Simeone de que iba a ser complicado de ganar el campeonato; mientras, por abajo los puntos ya son definitivos y el frío empieza a llegar a aquellos que desean quedarse en Primera.
Yo me quería quedar, si me lo permiten, con ese récord de Messi, quien igualó la cifra de partidos jugados con la camiseta del Barcelona por Xavi, 767, añadiéndole fuegos artificiales con un doblete y un centro medido a Mingueza frente al Huesca.
Vi el primer gol en directo y luego en las diferentes repeticiones y pensaba en aquella mentalidad mía de portero que me hacía reflexionar sobre qué había podido hacer para impedir el tanto que había recibido. Siempre pensaba que había algo más que hacer. Bueno, pues tras ver ese control de espaldas y con efecto para que la pelota se quedase muerta en un autopase increíble, más el tiro con el defensor encima, bien situado y sin dar ventajas pero vencido con una comba extraordinaria que ponía la pelota en la misma escuadra, llegué a aquella conclusión de Cruyff: “Si todo eso pasa, solo nos queda aplaudir al goleador”. Así llevo desde el lunes, en pie y aplaudiendo al mago.
Y ya, para finalizar una semana que nos ha permitido conocer que al igual que farmacias de guardia hay también notarías de guardia, solo me queda concluir con el propósito de echarle un ojo el domingo a las doce, hora del Ángelus, a la jornada unificada que finaliza la primera parte de la liga de Segunda B (he intentado entender el mecanismo clasificatorio pero no he llegado a aclararme del todo). Ya saben, el fútbol de proximidad.
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