Paladas de pases con Isco de falso nueve
Sin el gol del lesionado Benzema, el malagueño sale del trastero tras haber jugado solo 13 minutos en Europa
Llegado el momento de cruzar el puente de la Champions, Isco. De repente, el malagueño volvió a la gran pasarela. En realidad, no había muchas más opciones ante la pandemia de lesiones en el Madrid y con Benzema en la camilla: era Isco, la agitación de Mariano o un canterano por sorpresa. Y fue Isco. Una situación de emergencia requirió una solución que, pese a la escasez de alternativas, sonó a excepcional si se atiende al pasado reciente. Esta temporada apenas sumaba 13 raquíticos minutos en Europa, en la congelación de Kiev; no se le había visto su profunda melena contra ninguno de los rivales de más cartel (Barcelona, Atlético, Sevilla e Inter); y solo sumaba una titularidad en tres meses, y encima en el desastre copero en Alcoy.
Entendió Zidane que, sin su delantero Benzema, el problema del gol no tenía definitivamente solución, así que optó por potenciar la capacidad de pase. Ubicado como falso nueve, Isco se empleó a fondo en el juego asociativo. El plan de ZZ era amortiguar el anunciado vértigo del Atalanta con un fútbol de toque, y el malagueño se encontró en su salsa.
Contra 11 y mucho más en superioridad tras la expulsión de Freuler al cuarto de hora, el equipo merengue se aburrió de sobar y sobar el balón, con Isco echando paladas a la hoguera del pase. 710 buenos sumó el Madrid (su segunda mayor cifra del curso tras los 733 de San Siro) por los 269 del Atalanta, goleada en la que el malagueño aportó medio centenar, el que más de la zona de ataque. El problema fue la escasa profundidad de todos, apenas aliviada por acciones episódicas, como un buena entrega de Isco a Vinicius.
“Lo ha hecho muy bien en una posición que no es la suya”, le alabó Zizou. “Sabiendo que ellos juegan con tres atrás, salió para que estuviera entre líneas y que controlara la posesión, con Vinicius y Marco [Asensio] dando profundidad”, comentó el técnico francés. En la mente de ZZ estaba que el equipo tuviera más espacios, pero la expulsión modificó el paisaje.
Isco acaparó protagonismo en ese juego de circulación que apenas inquietó a los muchachos de Gasperini hasta que a Mendy, un zurdo cerrado, se le ocurrió salirse del guion y embocar desde fuera del área con la derecha para sacar al partido del sopor y pegarle un mordico a la eliminatoria. Hasta entonces, el Atalanta, del que apenas hubo rastro de su centrifugadora en ataque, se estaba marchando sin rasguños atrás del lento despliegue de los madridistas pese a jugar casi todo el duelo con un hombre menos y sin Zapata por lesión a partir de la media hora.
Asistencia a Vinicius
Partiendo desde arriba, Isco fue el atacante que más mezcló con Kroos (10 pases) y Modric (seis). Y también quien más presencia tuvo en el área contraria en la primera parte. La falta de la que salió la expulsión de Freuler la ejecutó él pese a que al lado tenía al alemán, más tarde se revolvió como pudo de espaldas a un pase lateral de Modric y de sus botas salió una buena asistencia a Vinicius en la mejor ocasión del Madrid hasta el descanso, que el brasileño la diluyó en su clásico enredo ante el portero rival.
La aparición de inicio de Isco provocó un cambio de sistema porque no se recuerda otra ocasión, y mucho menos de este tamaño, en la que Zidane haya salido sin un nueve. Las pocas veces que ha faltado Benzema, los sustitutos fueron primero Jovic y luego Mariano. Pero el primero se exilió a Alemania y la agitación del segundo, relevo en los cuatro encuentros que ha faltado por lesión el francés esta campaña, no ofrecía garantías suficientes a ZZ para ser de la partida. El hispano dominicano salió a la hora de juego en lugar de un apagado Vinicius, cambio que escoró la posición de Isco a la zona izquierda del ataque hasta que fue sustituido en el minuto 75 por Hugo Duro.
Como advirtió Zidane hace unas semanas sobre los jugadores que habían caído al trastero, todo puede cambiar en un minuto. La vida de Isco mejoró, al menos de forma pasajera, en el viaje a Italia, donde ofreció su versión más aceptable del año. El jugador por el que tanto apostó ZZ en su primera etapa (deshizo la BBC de ataque para sumarle como cuarto medio) y en la segunda (archivó nada más regresar el expediente disciplinario que le había abierto Solari), recuperó un lugar de privilegio dos meses después de que su salida del club en el mercado de invierno estuviera sobre la mesa.
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