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El Seis Naciones descubre el silencio

El torneo, sin público, parte con Inglaterra como favorita para revalidar el título y Francia como principal alternativa

El inglés Vunipola con los italianos Violi y Bellini en un encuentro de las Seis Naciones.
El inglés Vunipola con los italianos Violi y Bellini en un encuentro de las Seis Naciones.FILIPPO MONTEFORTE (AFP)

En pocos escenarios la atmósfera juega un papel tan crucial como en el Seis Naciones. Pese a los intentos de flexibilizar el calendario y ganar tiempo para que los espectadores pudieran regresar, el clásico del hemisferio norte empieza este sábado en las mismas fechas. No habrá público en los templos del rugby –algunos albergan aún dudas para las dos últimas jornadas, en marzo– y la liturgia se resentirá. Inglaterra, defensora del título que aseguró en octubre tras 271 días, es la favorita para cosechar su cuarto entorchado desde 2016, con Francia, la mejor selección de la pasada edición, como alternativa. Italia-Francia (a las 15.15) y Inglaterra-Escocia (17.45) son los primeros platos del menú.

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Un Seis Naciones de 273 días

La presencia de Francia estuvo en duda tras la decisión del país de retirar a sus equipos de las competiciones europeas. Finalmente, su Gobierno ha otorgado la excepción al Seis Naciones y lo argumenta porque opera en una burbuja similar a la del Tour de Francia. Las selecciones han reducido sus convocatorias para estas siete semanas –Inglaterra, la más afectada por el virus, maneja un grupo de 28– pero el rugby de élite ha demostrado eficacia frente a los contagios.

Inglaterra dio entrada a 2.000 espectadores para la final de la Autumn Nations Cup en noviembre, pero la pandemia ha empeorado. El torneo sería un casting imprescindible para el tour de los British & Irish Lions, que comenzarán en cinco meses su gira por Sudáfrica, si el virus lo permite. Los jugadores de las Home Unions –Inglaterra, Escocia, Irlanda y Gales– buscarán un puesto en el combinado.

La inercia de Inglaterra

La estadística valida la etapa de Eddie Jones como seleccionador. Los ingleses viven su periodo más exitoso desde que Italia llegara al torneo en 2000 con tres de los últimos cinco títulos y solo una vez apeada de las dos primeras plazas en la última década. Se acumulan las bajas en la delantera, tiene visitas de entidad a Cardiff y Dublín –no vence en ambas plazas desde 2003- y su estilo apuesta menos por la posesión que otros conjuntos y más por el juego al pie y el contragolpe. Con todo, nadie tiene tanto fondo de armario para cubrir lesiones, con talentos por explotar como Paolo Odogwu en la trasera.

La hora de Francia

El XV del Gallo se arrebató a sí mismo el pasado Seis Naciones; primero, dejando que Inglaterra maquillara un 24-0 en París y se marchara con punto bonus defensivo; segundo, con una debacle en Edimburgo, tarjeta roja mediante. No han tenido una bala mejor para recuperar un torneo que no levantan desde 2010. Mantienen a Antonio Dupont como referente, el medio-melé que deslumbró con su verticalidad y talento para domar el caos y fue elegido mejor jugador del torneo. Le acompaña una gran camada de jóvenes y el poderío de Virimi Vakatawa para arrollar defensas. A dos años de su Mundial, Francia no puede esperar mucho más.

Escocia quiere más

El XV del Cardo sigue la filosofía de la hormiguita. Consiguió ser un rival duro en su estadio, pero la condición de aspirante se gana a domicilio. Escocia despidió el último torneo con una victoria en Gales (sin público) y deberá romper su maleficio en Londres o París para tener opciones. Finn Russell quiere ser el apertura titular de los Lions en Sudáfrica, pero la clave estará en su playmaker, Stuart Hogg, con ganas de redimirse tras su error garrafal en Dublín. La mejor versión de Escocia es temible, pero su cuenta pendiente es aguantar el listón físico de las grandes selecciones.

Irlanda contra el paso del tiempo

En su primer año con Andy Farrell como seleccionador, Irlanda añadió mejoras en el juego aéreo, pero perdió las batallas físicas contra Francia e Inglaterra en el breakdown, la fase de conquista del balón. La selección con la maquinaria más pesada de los últimos años necesita recuperar esa candencia. Y sus dos grandes líderes, el apertura Jonny Sexton y el medio-melé Conor Murray, se acercan al final de sus carreras. El XV del Trébol, lejos de encontrar un relevo de garantías, necesita su mejor versión para competir.

Gales, entre la renovación y la revolución

La primera temporada de Wayne Pivac como seleccionador fue aciaga, con una victoria y cuatro derrotas. El dilema está en cuánto debe salvar Gales del legado de 12 años con Warren Gatland. Primero, en cuanto a efectivos. Los delanteros veteranos, claves en el juego físico de los galeses, agotan sus carreras sin que los jóvenes tomen el mando. Por eso han vuelto Dan Lydiate y Ken Owens. Segundo, en estilo de juego. Gales necesita definir qué piezas tiene y jugar en consonancia. El medio-melé Tomos Williams tendrá un papel crucial en el futuro inmediato del XV del Dragón.

Italia sigue en el laboratorio

La selección que no gana un partido en el Seis Naciones desde 2015 asume un futuro aún por desarrollar. El hueco de Sergio Parisse –aún espera poder despedirse con la selección en un último partido– es enorme. Aunque ha diversificado su juego, Italia adolece los problemas de antaño: disciplina y desplome en la última media hora de los partidos. Su mejor noticia es el rendimiento de la sub-20, una buena cosecha de jugadores polivalentes. No estará el tercera Jake Polledri, por lo que el liderazgo lo asumirán los aún jóvenes Luca Bagi y Carlo Canna.

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