Vachier-Lagrave y Giri lideran el Grupo B tras cinco rondas de alta calidad
Caruana, Ding y Niepómniachi están a medio punto de los líderes, y solo Radyábov parece descartado
Las estrellas del ajedrez son capaces de jugar a muy alto nivel con solo 15 minutos en el reloj (más diez segundos por movimiento), lo que convierte los torneos rápidos por internet, como el Chessable Masters (Chess24.com) en muy atractivos. El francés Maxime Vachier-Lagrave y el neerlandés Anish Giri encabezan el Grupo B tras cinco de las diez rondas previstas, pero sin garantía alguna de ocupar las cuatro plazas clasificatorias.
Cada una de las tres primeras rondas se saldó con una victoria y dos tablas (casi todas, tras luchas interesantes o apasionantes). Y cada uno de esos tres vencedores tiene un relato que merece ser contado. En la inicial, el ruso Ian Niepómniachi confirmó su gran clase -y por qué era uno de los dos líderes del Torneo de Candidatos cuando se suspendió, el 26 de marzo, tras la mitad de las rondas jugadas- con un juego de enorme calidad para tumbar al durísimo azerbaiyano Teimur Radyábov. Un profundo sacrificio de calidad (diferencia de valor entre una torre y una pieza menor) del ruso reafirmó la idea de que una partida en la modalidad rápida puede ser tan buena como las mejores lentas.
Pero, solo unos minutos después, Niepo también ratificó la extendida creencia de que su principal punto débil es la inestabilidad. Aunque no es menos cierto que fue el estadounidense Fabiano Caruana quien esta vez dio una lección de excelsa estrategia al más alto nivel, en otra partida que bien se podría haber disputado con dos horas de tiempo por bando.
Sin embargo, hete aquí que, en la ronda siguiente, Caruana iba a ser la víctima del otro líder provisional del Candidatos, Vachier-Lagrave, bastante gris desde entonces en su rendimiento a lo largo de los torneos rápidos por internet, pero casi tan impresionante en este caso como sus dos colegas triunfantes en las rondas anteriores. De modo que, tras la tercera, el francés era el único líder con medio punto más que el resto, excepto el colista Radyábov, a un punto de la cabeza.
Como si todo fuera el guión de una obra de teatro muy equilibrada, solo quedaba uno de los cuatro jugadores más interesantes del grupo -el estilo ultraconservador de Giri y Radyábov los convierte en mucho más aburridos para el aficionado medio-, Liren Ding, por hacer algo destacado en el escenario. Y el finísimo chino asumió el protagonismo para logar una posición estratégicamente ganadora con negras frente a Vachier-Lagrave tras solo 17 movimientos.
Pero lo indicado en el imaginario libreto empezó a torcerse justo en ese momento. Ding corroboró por enésima vez que no es el mismo de hace seis meses, cuando, tras un glorioso 2019, se perfiló como la amenaza más seria e inmediata para el campeón del mundo, el noruego Magnus Carlsen. Sus dos cuarentenas, una en China y otra en Rusia, han afectado de algún modo a la precisión de su juego; quizá también influya que, por la diferencia horaria con China, estos torneos se juegan en su medianoche, y él acostumbra a madrugar. El caso es que Vachier-Lagrave se escapó vivo y arrancó el empate necesario para mantenerse en cabeza.
Mientras tanto, Radyábov comprendió que era el momento de volver a ser aquel juvenil asombroso y muy creativo -capaz, por ejemplo, de ganar a los 15 años a Gari Kaspárov en una bellísima partida del torneo Ciudad de Linares 2003-, tan distinto del que, un año después, dijo a EL PAÍS en Sarajevo (Bosnia-Herzegóvina): “Estoy harto de ser un jugador muy interesante que pierde demasiadas partidas; voy a cambiar de estilo para que sea muy difícil ganarme”; y así se convirtió en uno de los mayores tostones de la élite. El azerbaiyano puso esta vez contra las cuerdas a Caruana, y llegó a tener posiciones muy ventajosas.
Pero quien espere que ese momento pudiera ser el punto de retorno de Radyábov hacia el ajedrez creativo y el amor por el riesgo, es mejor que tome asiento. El estadounidense logró no solo revolverse, sino que terminó ganando, tras 114 lances, un final de torre y alfil contra torre, que teóricamente es tablas, pero no fácil de defender bajo la presión del reloj, ni siquiera para las grandes estrellas. De modo que Caruana alcanzó a Vachier-Lagrave en cabeza.
Y así llegó la última ronda del día, y de la primera vuelta. Nadie se sorprendió de que Radyábov forzase, con negras, el empate por triple de repetición de jugadas con Ding tras solo 28 movimientos. Pero los otros dos combates fueron mucho más interesantes.
El argumento virtual decía que el siguiente actor llamado a ocupar el centro de la escena era Giri, tras cuatro empates. Y lo hizo, pero no por iniciativa propia -eso sería noticia destacada- sino porque Caruana introdujo primero una novedad teórica en una trillada variante de la Apertura Española (en honor de Ruy López de Segura, campeón del mundo oficioso en el siglo XVI) y luego un sacrificio de peón por la iniciativa. Sin embargo el estadounidense no estuvo a su gran altura habitual y cometió un grosero error táctico, aprovechado de inmediato por el neerlandés para ponerse en cabeza junto a Vachier-Lagrave -quien sufrió lo suyo para hacer tablas con Niepómniachi- sin correr apenas riesgos en las cinco partidas.
Como ocurre con Carlsen en el Grupo A, cuya segunda vuelta se disputará este lunes, Caruana tendrá que emplearse muy a fondo el martes para confirmar su papel de favorito y ocupar una de las cuatro plazas que dan el pasaporte para los cuartos de final. Aparte de esas y otras emociones, la principal conclusión de las dos primeras jornadas del Chessable Masters es la misma que en las competiciones anteriores: los torneos de élite rápidos por internet son un gran espectáculo.
Clasificación del Grupo B tras la 1ª jornada: 1º-2º Vachier-Lagrave y Giri 3 puntos; 3º-5º Caruana, Ding y Niepómniachi 2,5; 6º Radyábov 1,5.
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