Todo empieza por Ter Stegen
El portero, conforme con la llegada de Setién y su método de trabajo, multiplica sus pases y se convierte en la auténtica raíz del juego del Barça
A Marc-André Ter Stegen (Mönchengladbach, Alemania; 27 años) le podía la desgana en las últimas semanas, al punto de que se planteó buscar nuevas porterías, tentado como estaba por la Juve y sobre todo por el Bayern, sugerente llave de paso para la titularidad de la selección, ahora que se la reparte con Neuer. No le gustaba al portero la desidia de los ejercicios ni su repetición y consideraba que por ese camino no se llegaría a ningún lado. “Es que es muy metódico. Lo es cuando queda a alguna hora, cuando hace una entrevista, con la alimentación... ¡Con todo!”, deslizan desde el club. Así, desde la llegada de Quique Setién al banquillo, el portero ha cambiado de parecer, conforme con la intensidad y la exigencia, por más que solicitara continuar con De la Fuente como preparador, papel compaginado con el entrenador de porteros, Jon Pascua, que trajo el míster.
“Se le ve muy contento”, señalan desde el entorno del portero. Seguro que también le gusta la nueva propuesta de juego, esa que le explicó con pelos y señales Andoni Zubizarreta, otrora director deportivo azulgrana, antes de ficharle. “He dado el paso correcto y funcionará bien”, reveló el meta a su llegada al Camp Nou. Y aunque no se equivocó —es adorado por el aficionado culé—, siente que ahora se cumple con la premisa de ser el libre del equipo. Entre otras cosas porque es la raíz del juego, plan que provoca pitos respondidos por aplausos —así se advirtió en el duelo ante el Getafe—, división de opiniones olvidada en tiempos de Luis Enrique y Valverde y que remite a los años de Cruyff y Guardiola.
—“¿Sabes quiénes son?”, cuenta Víctor Valdés que le preguntó Guardiola mientras le mostraba una pizarra con dos fichas en la línea de fondo en el documental Take the ball, pass the ball.
—“No”, respondió el meta.
—“Son los centrales y los quiero ahí porque desde ahí será donde empezaremos a jugar”, le dijo entonces el entrenador.
—“¡Pues que quieran la pelota, eh!”, replicó el portero.
—“Tranquilo, que de eso me voy a encargar yo, de que la quieran”, resolvió Guardiola, según Valdés. “Y ahí empezó todo”.
Había que señalar el punto de partida para llevar el esférico a las posiciones avanzadas a través de la posesión y el pase, el big bang del Barça. Justo lo que pretende Setién, cuyo equipo lleva 819,5 pases por partido en LaLiga cuando el de Valverde se quedó en un 15% menos, con 695,4. Lo mismo pasa con Ter Stegen —suma 892 pases en LaLiga, seguido por Rui Silva (867) del Granada—, pues con el anterior técnico realizó 33,1 pases por encuentro (88,3% de éxito) y el 30,5% de ellos fueron en largo [los que pasan de 30 metros]. Con Setién, sin embargo, suma 48,2 pases de media (86,3% de éxito) y solo el 24,7% han sido en largo, aunque este porcentaje también lo condiciona la ausencia de un 9 como Luis Suárez, único en poder bajar y guardar esos pelotazos. Una premisa que Guardiola señaló hace unos meses en una entrevista a Catalunya Ràdio: “La evolución del fútbol pasa por que el portero intervenga en la fase inicial del juego. El técnico que tenga el coraje de hacer eso será el que ataque mejor los espacios cortos. Además, si el portero está involucrado, para más”. Setién, con Ter Stegen a su lado, pide la vez.
Bakero como precedente
La posesión ha sido el signo de identidad desde Cruyff. La diferencia ha estado en el punto de partida porque en el inicio del Dream Teamtodavía no se había implantado la norma de la cesión al portero y el señalado era Bakero, siempre dispuesto a juntar líneas con el pase atrás porque jugaba de espaldas a la portería rival y de cara a Zubizarreta. Y aunque será recordado como el héroe de Kaiserslautern, paso previo a Wembley 92, a veces se silbó a Bakero en el Camp Nou. Sucede que ahora se señala a Piqué y Umtiti cuando le entregan la pelota a Ter Stegen. “Es extraño porque todo el mundo decía que se había perdido el estilo”, intervienen desde el Barça. El problema está en la lentitud de la acción más que en el concepto.
Resulta que la salida desde la raíz le permite al equipo controlar el juego desde el inicio y aprovechar los espacios que deja el rival a su espalda para progresar si los jugadores son capaces de filtrar pases hacia delante. Pero cuando el rival aprieta hombre a hombre, la superioridad la tiene que dar el meta. Y cuando un rival le salta, hay que encontrar al jugador libre. En ese momento otros futbolistas se activan para ofrecerse y descargar sobre ese hombre, que tiene que recibir y conducir hacia delante para generar superioridades en otras zonas. “Ter Stegen es extraordinario para tomar estas decisiones”, conviene Setién, que también elogió la presión del Madrid.
“Quique tiene con Marc un punto de revolucionario porque nunca trabajó con un portero de tanto nivel con los pies”, apuntan desde el Barça. “Si no hubiera portería, parecería un central. El portero es a menudo el hombre libre; por eso es clave que sea bueno con los pies. Y si quieres ser fiel, hay que arriesgar”, dicen desde el Camp Nou. Condición que le gusta al alemán y exigencia que tendrá en Madrid. “Es un duelo especial, único, el más grande. Y ganando, tendremos en nuestras manos acabar primeros una vez más”, opina Ter Stegen. Y lanza su deseo: “Queremos mantener la posesión, ser mejor que el rival”. Y para eso, además de sus manos, necesitarán sus pies.
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